Ciencia, tecnología y economía de la innovación


INTRODUCCIÓN

Contacto: jacostapuertas@gamil.com


Parque Explora. Medellín


El desarrollo es un círculo virtuoso de factores y no solo de uno. El puente entre educación y desarrollo es la innovación vía la investigación científica y tecnológica, pero ésta no puede ser la mejor si la educación no es de calidad y si el desarrollo productivo no avanza a sectores y áreas de alta tecnología ambientalmente amigables.

Los países que invierten menos del 0.50% del PIB en ciencia y tecnología (Colombia), la investigación poco aporta al crecimiento y al desarrollo. En la medida que esa inversión crece con pertinencia y sostenidamente, aporta al crecimiento y al desarrollo porque se difunde en la sociedad. Por eso las economías emergentes intentan llegar lo más rápido posible a tasas superiores del 1% del PIB, y situarse posteriormente arriba del 2%.

El conocimiento, via educación de calidad y fuerte actividad en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) a través de alianzas universidad – empresa - estado, es la principal fuente de crecimiento, productividad, competitividad, innovación y equidad.

Esta página es un espacio para publicar, conversar y construir información sobre los puentes e intersecciones entre educación, investigación, innovación, desarrollo productivo y sociedad. Los discursos sectoriales ya no son los más preeminentes. Es la relación entre factores y sectores la que fertiliza a cada uno. Esta página es para debatir y conocer casos de investigación de gran porte tecnológico y de gran impacto en la economía, la sociedad y el estado; la construcción de instituciones de CTeI en los territorios; y mostrar aspectos novedosos de politicas, estrategias y programas de CTeI.


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BIENVENIDOS A LEER NUESTRA OPINIÓN
ESPERAMOS LA SUYA



POR FIN 

COLOMBIA TENDRÁ MINISTERIO DE 

CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN (I)

Esta columna también está publicada en la sección de opinión de www.confidencialcolombia.com

foto: Gabriele Siegrist
En Colombia, la investigación científica y el desarrollo tecnológico (CyT) siempre han deambulado de un lado a otro. Poco sirvió tener a Colciencias adscrita al Ministerio de Educación, a Planeación Nacional, y a la Casa de Nariño. La razón es sencilla, en la buena y correcta teoría la investigación y el desarrollo (I+D) son determinantes en la productividad y por ende en la competitividad, por tanto, es un componente clave en la explicación del crecimiento si la inversión en CyT es alta, inteligente, creciente y sostenida. En consecuencia, la investigación no podía ser un apéndice de ningún sector. Por eso desde finales del siglo pasado algunos insistíamos en la necesidad de crear el Ministerio.

Sin embargo, fue la misma comunidad científica, en su mayoría, la que decía que un ministerio sería para crear burocracia, y que lo importante era la voluntad política para que le dieran más recursos. Nunca Colciencias tuvo recursos suficientes y sostenidos, salvo los momentos en que recibió apoyo del BID, para que Colombia tuviera una ciencia fuerte, con una organización institucional vigorosa y descentralizada que evitara la proliferación de pequeños sistemas sectoriales de investigación. Es decir, siempre se ha tenido una ciencia pobre y fraccionada. Sume al error estratégico y a la ingenuidad de los investigadores, la deficiencia mental de los políticos, y el encantamiento de los empresarios por la tecnología extranjera y los subsidios, y su poco entusiasmo y esfuerzo para generar capacidades y ventajas de conocimiento propias. Equivocados estaban los de bata blanca, porque Colciencias también terminó al servicio del clientelismo, y por sus magros presupuestos, afortunadamente no fue botín para la corrupción.     

Ya se tiene Ministerio ¿ahora qué?

Primero, un buen arranque depende de la consistencia del Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022, en materia de políticas, estrategias y programas para elevar la productividad y desatar el emprendimiento. Es decir, depende de los focos estratégicos sectoriales de la política de desarrollo productivo en el orden nacional (no solo regional), y de las áreas tecnológicas igualmente estratégicas de la política de CyT, para que suceda una verdadera interrelación entre producción e investigación, y de esa manera generar condiciones para impulsar el emprendimiento de alto impacto y disruptivo.

Se debe corregir en la versión final del plan estos temas, porque solo con naranjas digitales e industrias 4.0, sin decir en qué tipo de sectores y aéreas tecnológicas van a tener mayor impacto, es un error, porque las 4.0 emergieron para consolidar y proyectar las industrias y los servicios avanzados. En otras palabras, se tiene que evitar que las 4.0 se conviertan en industrias de aire. Para ello, las políticas de desarrollo productivo, de CyT, de educación y de emprendimiento, deben reposicionar y relanzar la industria y en particular la electrónica porque esta es la base de las 4.0. En otras palabras, el futuro es más hardware que software.

Segundo, se debe fortalecer la investigación básica en todos los campos para que pueda existir buena innovación en todos ellos. Sin embargo, la investigación básica en ciencias sociales es clave por varias razones, aunque las principales son dos:

una, dar un revolcón a la formación y a la investigación en economía para pasar de las teorías del crecimiento a las teorías del desarrollo. Hay un sesgo perverso, mediante el cual, la economía de la innovación está relegada a cualquier rincón, cuando es el fundamento de las acciones para explicar y elevar la productividad. Este problema es mayor en las universidades privadas, aunque en las públicas de alto nivel, con una visión más amplia, esa mayor riqueza intelectual desaparece cuando los egresados entran al mundo laboral. La baja productividad y las fallas estructurales en las políticas, es consecuencia de deficiencias en el aprendizaje para la construcción de teorías del desarrollo cuyo fin sea un crecimiento alto y sostenido de la productividad con efectos positivos en la equidad, en la sostenibilidad, en la autonomía regional, y en la construcción de instituciones;

y dos, en otras áreas de las ciencias sociales también se necesita de un esfuerzo sostenido en investigación básica, para construir los marcos institucionales y jurídicos propios, y así dar explicaciones y respuestas inéditas al desmadre cognitivo de una sociedad corta de objetivos, y en gran parte, violenta, inequitativa, discriminadora y corrupta. La debacle del sistema de justicia pasa por una mala copia de escuelas de otros paises. Por eso todas las interpretaciones caben para que los bandidos siempre ganen. Es un problema no resuelto desde la investigación para la construcción de instituciones.  El espantoso caso con el fiscal general, es producto de estas deficiencias.  En el mundo, todo el pensamiento y el desarrollo de los países avanzados y del planeta, emerge de la investigación básica, o si no ¿de dónde salen los premios Nobel?

Tercero, un fuerte impulso a la investigación básica en las ciencias y las ingenierías para que suceda un verdadero desarrollo tecnológico. Para que sea posible, se necesitan focos estratégicos en las políticas de desarrollo productivo y de CyT.  A partir de una correcta y potente relación entre ciencia y tecnología, resulta una buena innovación y un mayor potencial de emprendimientos innovadores y disruptivos. Es el ambiente donde surgen fuertes relaciones entre universidad – empresa – estado - sociedad.  Entonces, tanta agitación y proselitismo fanático que se constata con la innovación, desconoce que esta surge de un buen desarrollo de la ciencia, de la tecnología y de la innovación (CTI). Es la verdadera I+D+i de la CTI.

Cuarto, con unas potentes bases conceptuales y de política como las esbozadas, crear los Consejos Nacionales y Regionales de Productividad y de Innovación, que reemplace los de competitividad y de CyT. Esto significa pasar a segundo plano la competitividad, que poco dejó en 30 años de agitación compulsiva y de innumerables recursos invertidos. Se requiere acabar con la fallida y simplificada relación con la investigación, pues esta se la redujo a la innovación (i minúscula) con poca I+D. Mucha pendejada se ha escuchado con la sobreventa de la competitividad  y de la innovación, pues se hizo daño al concepto robusto de la I+D+i, y de paso al emprendimiento de alto impacto, a la posibilidad de crear parques tecnológicos, y ciudades del conocimiento y de la innovación.

Quinto, si se logra un marco más potente y correcto entre las políticas, y se fortalece la investigación, será posible atraer plantas de producción y centros de I+D+i de otros países. Ahora se constata es la presencia de multinacionales con oficinas de comercialización y distribución, y cero unidades de generación de conocimiento. Su presencia corresponde más a franquicias y ventas, que a desarrollo, producción, investigación, innovación y emprendimiento, que contribuya a incrementar las exportaciones de alta tecnología para abatir la dependencia de las exportaciones minero energéticas.

Sexto, ordenados los jugadores y sus posiciones, será posible la otra obsesión imposible: la coordinación institucional, la cual sin objetivos grandes y complejos, por culpa de las políticas transversales donde todos los actores y sectores están en la misma cama, es imposible. Son los focos estratégicos los que permiten la coordinación y la construcción de sistemas.   

Séptimo, ordenada la cabeza y la casa, se necesitan más recursos públicos y privados en CyT, y estos resultarán si entre estado, empresas, universidades y sociedad, existe sinergia en procesos y en políticas de largo plazo. Con políticas tan blandas como las que tiene Colombia, es imposible el largo plazo, suscitar el entusiasmo de los capitales para hacer y participar en las redes de una ciencia, de una producción, de una planeación, y de una sociedad inteligente.

Entonces, esperar buenas cosas del PND, porque bastante se ha dicho y escrito, para que la tecnocracia hagan una buena y correcta versión final del plan de desarrollo, para que éste país construya paz y desarrollo.



La siguiente columna: los distritos de la innovación de Bogotá (II)     

LA CRISIS DE LA CIENCIA Y EL ATRASO DE COLOMBIA

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Foto: Gabriele Siegrist
En el último siglo la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), se convirtió en la expresión más importante en el crecimiento de la productividad total de los factores, y por tanto en el desarrollo económico y social.

Mientras en todos los países avanzados y en todas las economías emergentes tienen a la ciencia, al desarrollo tecnológico y a la innovación, entre las políticas estratégicas del Estado, en Colombia es el sector más rezagado dentro de la organización del estado, sin plata y centralizado, dos razones por las cuales no puede haber buena y abundante investigación, y mejor educación.

Un feudalismo depredador e inhumano, una industrialización con atrasos acumulados, y unas instituciones políticas que han suscitado una cultura de corrupción, clientelismo, ilegalidad e informalidad, pasan por encima de la educación y de la ciencia.

Todas las modas y precariedades conceptuales han transitado por los escritorios de la Casa de Nariño, del Ministerio de Hacienda, de Planeación Nacional, de Colciencias, de los gremios, de los partidos tradicionales, y copado los currículos.

Un día se dice sí a la investigación básica, al otro día no; en la mañana se dice sí a la investigación en ciencias sociales y en la tarde que no, y así esta nación ha caído en la superficialidad de creer que todo se soluciona con la investigación aplicada, como si las bases fundamentales del conocimiento llegaran del cielo. Por esto y más, no existe en Colombia una idea propia de la ciencia y de la innovación que necesita para transitar de la violencia y el atraso, al bienestar y a los sueños.

La inestabilidad en la dirección de Colciencias es producto de las equivocaciones de la misma comunidad científica y del gobierno de Uribe, cuando no se creó el ministerio de ciencia y tecnología. Por eso, hoy, un clientelista, con asiento en la oficina de al lado del presidente de la república, pone y tumba directores de Colciencias, del SENA y quién sabe dónde más, y reparte mermelada a diestra y siniestra. La degradación institucional explica estos abusos.

Poco honroso haber sido director o directora de Colciencias en estos ocho años, porque fueron simples idiotas útiles, donde sus buenas intenciones fueron a la papelera antes que sirvieran de algo.

Mientras la comunidad científica no vaya acompañada de las grandes empresas que hacen I+D+i, no será bien atendida en la Casa de Nariño ni en el Congreso, estará expuesta al clientelismo y a la corrupción política como ocurrió en algunos departamentos con los recursos de las regalías para ciencia y tecnología.

La ciencia aislada que entrega resultados para que el mercado escoja, dejó de existir el día que terminó la segunda guerra mundial. Esa es la magnitud de nuestro atraso: setenta años de barbarie, setenta años con gotas de ciencia.

En los países de la vanguardia, a los investigadores más brillantes los retienen y se les provee de condiciones y de libertad, si se enmarcan en los objetivos de un proyecto de nación. A recursos escasos, objetivos claros.

Colombia necesita hacer buena investigación básica amparada en una potente infraestructura de investigación pública para hacer lo que los privados nunca harán. Estados Unidos, Alemania, Japón, Corea, Brasil, y cincuenta estados más, así lo hacen, entonces, dejar de pensar que todo lo hace el mercado.

Colombia requiere una potente investigación social, porque los pavorosos años de violencia multicausal aun no tienen explicación suficiente, los desarreglos institucionales parecen no tener arreglo, y nuestra dependencia intelectual en tantos frentes, tampoco, y así es difícil crear un proyecto distinto de sociedad.

Las islas de artistas, escritores, científicos, pensadores, educadores, tecnócratas, empresarios, emprendedores y deportistas, con resultados extraordinarios, solo mitigan la tristeza de tanto atraso, violencia, injusticia e inequidad. Por eso la diáspora de científicos crece, porque acá tienen pocas oportunidades.

Colombia necesita una potente investigación aplicada sustentada en la noción de I+D+i. La i minúscula que significa innovación, será siempre una tenue i minúscula si no está amparada en la fuerza de la investigación básica, y de una política de desarrollo productivo que tenga una agenda estratégica para desarrollar alta tecnología, en sectores como: aeronáutico, salud, medicamentos, electrónica, defensa, agricultura, materiales y energía, donde tenemos desarrollos importantes que en algunas actividades se expresan en patentes y en la expansión de los negocios, aunque tienen pendiente generar nuevas empresas innovadoras para que el emprendimiento positivo sea otra nueva cultura que ponga fin a la epidemia tropical de la enfermedad holandesa de los commodities minero energéticos de los gobiernos de Uribe y de Santos. 

La sinergia entre investigación en áreas estratégicas relacionadas con sectores productivos estratégicos, conduce a una ciencia y tecnología de frontera, a innovaciones disruptivas, a emprendimientos sofisticados, y a una cultura de la productividad.

De esta manera será posible llevar la inversión en ciencia y tecnología al 1% del PIB, para dar el salto a una ciencia grande. Toma años si las políticas de estado son buenas, y nunca se logra si son malas, como malas son las que tenemos, tan malas que no se tiene una política de ciencia, tecnología e innovación.

Por ahora, la única propuesta programática que conduce a una senda segura basada en el conocimiento, es la de la Coalición Colombia.  El esquema del plan de gobierno con el cual Sergio Fajardo termina su libro: El Poder de la Decencia, integra la educación, la ciencia y la tecnología, el emprendimiento y la cultura, para un desarrollo regional sostenible, que convergen en una política de transformación productiva para generar empleo y nuevas oportunidades, abatir la inequidad y las múltiples informalidades, por el expediente de la productividad, la reconciliación  y la convivencia.

Próxima columna: la política de desarrollo productivo y sectores de alta tecnología



¿ A DÓNDE VA LA TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN EN COLOMBIA?

EL MALESTAR DE LOS CIENTÍFICOS

Colombia está en movimiento. Hay malestar e incertidumbre en progreso. La gente quiere nuevas palabras, nuevas ideas, nuevas caras y nuevas acciones. Así tenía que suceder algún día porque el desajuste institucional derivado de un largo conflicto y de un modelo de crecimiento que tiene fallas como tantas fallas tienen a veces el mercado y los Estados.

Esta columna se motiva en la entrevista de la directora de Colciencias, Paula Arias, en El Colombiano, y en la entrevista del ex rector de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, a Claudia Morales en Semana, sobre la situación de la ciencia, la tecnología y la innovación, y su critica a las opiniones de la funcionaria. Pero también en el malestar expresado en las redes por decisiones de múltiple tipo tomadas en los últimos años.

Mi percepción luego de leer las dos entrevistas, es que la ciencia y la tecnología (CyT) todavía anda como rueda suelta como era el mundo de la investigación hace mucho tiempo, y es funcional con un modelo de crecimiento que privilegia las fuentes externas de innovación y menosprecia las fuentes internas, desconociendo fundamentos centrales de las “nuevas” teorías del desarrollo. El conocimiento es un factor endógeno, por lo tanto la educación es la base, la investigación el transmisor de ese factor en la economía en la sociedad y en el estado, y la cultura la fuente que da identidad a las transformaciones.

En consecuencia, Colombia tiene una idea de crecimiento de hace tiempo, como si aun fuera un país subdesarrollado. El estado trata a la gente con dádivas cuando ya no quiere dádivas, porque ahora quiere desarrollo, educación y salud de calidad, justicia, equidad, transparencia, participación, oportunidades de calidad (política industrial y de innovación) e instituciones inclusivas que le den una vida con altos estándares de bienestar. Es por eso el malestar.

Así las cosas, el problema de fondo no es la ciencia y la tecnología (CyT) y su mirada hacia dentro. El problema es que no tiene el espacio que debe tener en las políticas para conformar un sistema general de desarrollo donde la investigación sea componente clave. Por esta falla del mercado y del estado, es decir de los actores clave, la investigación tiene escaso impacto hacia fuera de su sistema, y por eso son justas las criticas que le hacen, y es positivo que la comunidad de pesquisadores esté reflexionando y llamando la atención.

Cuando los investigadores de la diáspora dicen que una buena investigación básica es la fuente de altos volúmenes de patentes, cabe reiterar que la investigación en los países avanzados y en los emergentes dinámicos está articulada a potentes políticas de desarrollo de largo plazo y a acciones estratégicas de los estados. Colombia no tiene ni unas ni otras. Va de paseo en el coche del crecimiento medio, mientras llega la paz.

Por supuesto que en esos países, al igual que en las artes, la ciencia tiene grados de libertad para que emanen nuevos paradigmas que luego cambiarán, para bien o para mal, la cultura, la economía, la sociedad, la misma ciencia y la tecnología, pero también la innovación y la creatividad, así como a los estados, la política y el mundo.

La ciencia y la tecnología en el mundo hace rato no funciona como rueda suelta, porque ya nada funciona por fuera de sistemas complejos de distinto tipo para distintas situaciones. Sistemas que además se integran con otros conformando una densa urdimbre de megasistemas y redes.

Pero estos sistemas solo emergen, crean y articulan, si las políticas emergen desde adentro y no desde recetas y modelos estándar externos. Los países que más avanzaron en los últimos 60 años, son los que emprendieron sendas heterodoxas.

Colombia aun está en la fase de un discurso parcial e incipiente sobre el desarrollo, la ciencia, la cultura y la política. Se trata del discurso desde la ciencia para poner a Colombia en una senda propia de pensamiento y de desarrollo, que ponga fin a comportamientos equivocados, insuficientes o inexistentes.

Retratos de problemas y dilemas de la ciencia y la tecnología

Basta leer las barbaridades del ICA y la actual crisis campesina. Vendidos a Monsanto. Indigna dependencia. Indigno decreto 970. Indignante la existencia de medidas escondidas a expensas de productores nacionales, en contra de nuestro desarrollo, y en perjuicio del sentido ético y moral de la investigación.

La baja productividad de la economía colombiana tiene relación con la escasa actividad en ciencia y tecnología, y la escasa articulación con la política de competitividad y de innovación, cuyo enfoque actual me parece que ya prescribió (Colombia ocupa el puesto 69 en la competitividad mundial). Así las cosas, ha llegado la hora de una política industrial y de innovación de nueva generación. Muchos de los problemas estructurales en la economía y en la sociedad colombiana están sucediendo por la falta de esta política, que no solo es una política para las empresas, es ante todo una política estratégica para el desarrollo global de la nación. 

Entonces,  los científicos no deben solo pedir una mejor política de CyT - lo cual es cierto, correcto, inaplazable y necesario -, pero no será un buen ejercicio si no hay mejor modelo de desarrollo y nuevo proyecto de sociedad para una mejor ciencia. Este es el punto donde se encuentra Colombia y su protesta, y desde ahí debe partir la construcción del futuro, de cara al postconflicto.

La comunidad científica debe romper el cascarón en que anda metida, y Colombia salir de la píldora en la que está encapsulada. La ciencia es parte de sistemas complejos que en Colombia no se abordan integralmente. De seguir así, la ciencia cenicienta se demorará en ocupar el papel que debe tener en el postconflicto y en los anhelos de convertir la nación en una economía emergente inclusiva en la sociedad del conocimiento.

A los científicos aun les falta profundizar en el discurso para orientar a políticos, tecnócratas, empresarios e involucrar a la sociedad en la ciencia en la tecnología y en la innovación, porque en últimas todo va y viene desde el tejido social en sus múltiples expresiones y actividades. El cambio en la sociedad del conocimiento es desde el conocimiento.

Hago unas preguntas y usted lector o científico dé respuestas para su reflexión:

¿Cuánto aporta la ciencia y la tecnología al crecimiento del PIB de Colombia, y cuanto en las economías desarrolladas?. Si no se sabemos responder esta pregunta, o si no se tienen estos datos, es como partir de un segundo piso sin haber construido el primero.

Pero también pregunto por qué hay tantos grupos de investigación y muchos de ellos fuera de operación en un sistema de pocos recursos; por qué solo han sido posibles unos pocos spin off y unas contadas empresas de tecnología (start ups) desde el sistema de investigación; por qué desde la educación, desde las políticas de CyT y de competitividad no se ha podido tumbar barreras para impulsar la propiedad intelectual en las universidades, en las empresas, en el estado y en la sociedad, para que la innovación, la creatividad y el emprendimiento fluyan sin barreras; por qué no se ha logrado la descentralización hacia la autonomía de la CyT en los territorios; por qué solo ha sido posible crear escasos e incipientes hábitats de innovación: parques de CyT, ciudades innovadoras, centros de emprendimiento y de innovación; por qué hay sectores clave de la economía que no tienen centros de investigación; por qué la comunidad científica no se ha expresado a favor de una política industrial y de innovación moderna y en cambio se ha dejado seducir por las modas de la competitividad…..por qué….por qué …por qué…siga usted.

Entonces, Colombia está en un circulo muerto - como la vaca muerta del conflicto como dice el presidente Santos - donde todavía no se encuentran la investigación, el desarrollo, la cultura y la sociedad.

Por supuesto que el sistema de investigación está desacompasado. Sin embargo, antes en su pequeño mundo ahí iba, más o menos bien, ahora con lo de las regalías, donde las criticas del ex rector Wasserman son ciertas, no se sabe a dónde va. En la práctica - no en la retórica tecnocrática y en el power point -, las regalías no hacen parte del sistema y de una idea clara desarrollo porque no hay una política nacional de desarrollo regional. Los fondos solo son instrumentos.

Resumiendo, hay fallas de coordinación derivadas de la ausencia de políticas para un país que pide nuevos rumbos.

Falla de las regalías de CyT

Cuando se diseñó el instrumento no hubo tiempo o se les olvidó pensar o decidir en torno a cuatro aspectos fundamentales: cómo afectarían las regalías la política y el sistema de ciencia, tecnología e innovación; como se reintegraría el sistema de investigación con el de competitividad y de innovación; si el centralismo y su deteriorada derivación, la descentralización, no se preguntaron si necesitaría de nuevas autonomías y de nuevos arreglos institucionales en los territorios; y en qué focos debía orientarse la aplicación de los recursos para que tengan impacto, sobre todo porque son transitorios. 

Y una omisión que alude a todos los fondos de regalías: la falta de una política de desarrollo regional que oriente las regalías, que siente bases estructurales para cuando estas se acaben o deriven en su rediseño en una nueva etapa de esos recursos a la luz del avance regional previsible a partir del 2020.

Por qué ocurrieron estas fallas. Por el inmediatismo político; porque no hay políticas de desarrollo de largo alcance que tengan a la innovación como factor determinante; o por qué de pronto no hay políticas de desarrollo, pues no hay un sistema de planeación para el desarrollo de largo tiro. Un juego de palabras en torno a un círculo vicioso que deriva en malestar.

Por el lado del sistema de CyT, los investigadores cometieron el error de reestructurar a Colciencias para que continuara como una institución enana y centralizada. Algunos pedíamos Ministerio para hacer una ciencia grande que tenga una institucionalidad grande para un país grande, diverso aunque abrumadoramente desigual.

En Colombia está la CyT centralizada, cuando debe ser descentralizada, porque el conocimiento es un factor propio o endógeno (cultural) que emana desde factores materiales e inmateriales locales. Desde hace un siglo está explicado, se llama desarrollo endógeno - no le de más vueltas -, remozado en este siglo con las nuevas fuerzas del desarrollo.

Pero el asunto no es solo la reducción del presupuesto de Colciencias para sus funciones fundacionales, entre ellas el apoyo a la investigación básica y su complemento con las regalías. El problema es que las regalías de CyT no calzan con otras políticas, o porque estas no existen o porque son regulares o porque tienen el vacío de la investigación, o porque la investigación aun no cabe con claridad en la cabeza de tecnócratas, políticos y empresarios.    

Entonces, lo fundamental no es si la directora de Colciencias tiene o no doctorado. Colciencias ha tenido director@s con doctorado. Han hecho lo que han podido, pero su tarea ha sido inconclusa, esforzada y limitada, con aciertos y errores propios de un país con dependencia intelectual, científica y tecnológica, que es en esencia el problema de la ciencia, del crecimiento y del desarrollo de Colombia. Por eso está anclada en un rezagado puesto 69 de la competitividad mundial después de 23 años de apertura.

Cuando el conocimiento y la creatividad se piense en términos de interdependencia, otro país será Colombia para sus campesinos y ciudadanos, y otra nación será para el mundo. Dejará de ser patio trasero. Lo que sucedió con el decreto 970 del ICA es un comportamiento de patio trasero.

No trato de defender la gestión de la Directora Arias. No tengo comunicación con ella desde antes de ser subdirectora, entonces carezco de información desde la fuente. Trato de hacer una severa reflexión para coger la ciencia y la tecnología de los cachos como de los cachos hay que coger las políticas y problemas estructurales que ahora vive Colombia, como le dijo el gobernador Fajardo al Presidente Santos hace pocos días.     

Recomendación

Parte de la decantación de la transición a una sociedad en paz, emergente y de calidad, pasa por la investigación. Esto implica usar las mejores capacidades. Para ello, recomiendo un programa estratégico que dé respuestas a una afirmación: A DÓNDE VA COLOMBIA ®. Y esas capacidades están en los grupos A1 y A de Colciencias. La estrategia consiste en que sigan haciendo trabajos de consultoría de calidad, pero que sobretodo tengan líneas de investigación en los nuevos retos de la sociedad, con financiación expedita y continua para que sea claro A DÓNDE VA LA CIENCIA®. A donde va Colombia va su ciencia, a donde va su ciencia va Colombia.

Se trata de pensar la nueva sociedad desde el conocimiento y la investigación, entendiendo, interpretando y estimulando la critica, la creatividad, el pensamiento, la interdependencia, y el cambio inteligente sin violencia para crear su propio paradigma.

Reflexión final

A lo largo de mi vida he trabajado con jóvenes profesionales e investigadores sumamente inteligentes y creativos. Los he visto soñar en inmensos proyectos, aprender lo que nunca aprendieron en las universidades pero también aplicar lo que aprendieron. Sin embargo, he visto sufrir en silencio su decepción por la frustración que traen las malas decisiones de técnicos y políticos que abortan proyectos de ensueño.

El llamado es que Colombia no puede desperdiciar ese capital irreemplazable e inimitable, porque al final unos cogen el pasaporte y otros se van a la vida normal a trabajar, cobrar, consumir, crecer, reproducirse, acumular y conformarse.


CULTURAS QUE NO INNOVAN: 

CASO COLOMBIA


Las evidencias más importantes que la teoría


Un amigo tiene Parkinson, pero de la nube de las redes sociales le llegaron los datos de un grupo de investigadores colombianos que descubrieron un dispositivo microelectrónico que lleva impulsos al cerebro donde activa las células adormecidas con lo cual mejora la capacidad motriz del enfermo. Ver www.brainmee.com

Ese grupo de pesquisadores obtuvo la PATENTE MUNDIAL, trabajan triangulando en tres países: Alemania, España y Colombia. La investigación fundamental la hicieron en Barcelona y en una ciudad germana. Sin embargo, como el invento viene de colombianos, el paciente, ciudadano colombiano, tiene resistencia a adquirirlo.

Como este hay más casos, y es una de las razones por las cuales grandes inteligencias innovadoras emigran a países más avanzados a trabajar en universidades, centros de investigación y en empresas del conocimiento. A continuación algunas imágenes de infraestructuras de investigación y de innovación en economías emergentes, que hace pocos años tenían situaciones de desarrollo similares a Colombia, pero que en pocas décadas la dejaron atrás.

Parque Tecnológico Universidad Federal de Río de Janeiro

Centro de investigación en Taiwán

Centro de investigación en España

Las causas de que exista una diáspora de colombian@s calificados son múltiples, entre otras, la falta de una política de desarrollo productivo y de innovación (política industrial moderna), baja inversión en ciencia y tecnología, y una educación con problemas de calidad y pertinencia, que es la base de una mejor y más grande capacidad de investigación y de transformación de la estructura productiva y de incentivo al emprendimiento. Por esto y más, Colombia no ha podido crear una cultura de la creatividad de la innovación y del conocimiento en la sociedad.

Dr. Rodolfo LLinas.
El atraso y el rezago son asuntos mentales y no culturales que se traducen en dependencia científica y tecnológica, que a su vez deriva en una sociedad con una idea restringida de identidad porque le cuesta interiorizar factores claves del desarrollo como valores de su personalidad y de su idea propia de nación y del mundo.

La identidad de una nación la conforma la música, la literatura, la comida, las artes plásticas, el deporte y las artesanías, pero también el conocimiento, la creatividad y la innovación inédita para todas las expresiones, necesidades y potencialidades de su cultural, sociedad, economía y geografía, para generarlas, compartirlas y enriquecerlas con el resto del mundo. 

Caterine Ibarguen.
Campeona mundial  y sub campeona olímpica

Carnaval de Pasto de Blancos y Negros
Patrimonio cultura de la humanidad
Fotografía María Alejandra Puertas G.

Las fuentes endógenas de innovación siempre se fertilizan con fuentes exógenas en una sociedad global. Se trata de atraer inversión que venga a hacer investigación en nuestros países. 

Laboratorio de investigaciones de SAP en TECNOSINOS.
Sao Leopoldo, Brasil
Por las dificultades para entender el crecimiento y el desarrollo de manera correcta, Colombia sigue empleando la violencia, incrementando el clientelismo y la corrupción, copiando lo que inventan otros, pagando a terceros para que traigan el milagro que nunca llega, y fomentando la cultura de los subsidios para contrarrestar rezagos eternos en productividad y competitividad.

El conocimiento, a partir de la generación de capacidades endógenas de innovación, es el factor más importante en el incremento de la productividad de las empresas, de la sociedad y del estado; en la transformación productiva de la economía; y en el desarrollo de las artes, del diseño, del emprendimiento, de las ciudades y de las regiones, y de la construcción de instituciones inclusivas e innovadoras.


Evento de Ruta N en Medellín

He llegado a la conclusión que un país en desarrollo con crecimiento sostenido mediocre (Colombia), tiene un comportamiento de decrecimiento porque sus capacidades endógenas de conocimiento, creatividad y de innovación no crecen y al no crecer y no aplicarlos adecuadamente para elevar la productividad, su economía decrece, porque las economías que le dan importancia a la educación, a la ciencia y a la tecnología, incrementan sostenidamente la productividad y mantiene altos niveles de competitividad y de bienestar.

De esta manera, las brechas aumentan y al aumentar estas es como si se decreciera, porque los índices más robustos de la productividad, de la competitividad y de la transformación productiva, son cercanos a cero o negativos, mientras los de otros países son positivos y crecen sostenidamente.  

Este juego de palabras, lo que intenta indicar es que el crecimiento y el desarrollo es mucho más que el crecimiento promedio del PIB. Es un asunto de barreras culturales para liberar la imaginación y la innovación. Si las ideas crecen crece la economía si las ideas no crecen crece el PIB pero no la inteligencia y un auténtico bienestar en un ambiente de desarrollo.

Para bajar de la nube muestro una caricatura de nuestro rezago. Un grupo de investigación clasificado por Colciencias como A1 (el nivel más alto), en Brasil sería un grupo A o B pero no un A1, en Corea o en Israel sería un grupo B o C, y en Alemania, Estados Unidos, Japón, un grupo C o D.

Por qué este simil. Porque Colombia invierte en investigación y desarrollo solo el 0.18 del PIB, mientras Brasil 1.30%, Corea 3%, Israel 4%, y las potencias industriales por encima del 2.5% del PIB. Estos datos deben servir para entender la escala real de nuestras ajustadas capacidades en investigación y sobre todo para entender la baja productividad y su tasa de crecimiento cercano a cero.

Y por qué estos países invierten tanto en investigación. Porque tienen políticas de desarrollo productivo en sectores de alta tecnología para la transformación permanente de su economía. Las asimetrías no son gratuitas, son actitudes culturales y políticas ante el desarrollo. Hace dos días en Brasil se puso en marcha una gran iniciativa nacional de nanotecnologías, con recursos aproximados a los US$ 400 millones, es decir, equivalentes a un año de las regalías de CyT en Colombia. 

Por eso inquieta la situación de la ciencia y la tecnología en el país; que la locomotora de la innovación no arranque; que las regalías aun estén en fase de ajustes en la reglamentación para poder girar los dineros de los proyectos aprobados; que Colciencias no se hubiera reestructurado para atender un salto de calidad, de cobertura y descentralización, y convertirlo en Ministerio; que solo un Departamento tenga Secretaría de Ciencia y Tecnología e innovación; que Bogotá no tenga política de ciencia y tecnología y no haya podido desarrollar ningún hábitat de innovación como lo viene haciendo Medellín; que haya un enjambre de felices consultores extranjeros llevándose miles de millones de pesos por asesorar en la construcción de sueños que no se harán realidad porque el asunto es de políticas y no de instrumentos, es de economía política y no de recetas milagrosas para salvar barreras mentales;  y que la reforma a la educación superior no esté centrada en superar los muros para dar un salto de cualidad y de construcción de identidad creativa, como el caso de los cuellos de botella en propiedad intelectual para que investigadores de las universidades puedan formar e investigar pero también emprender negocios de tecnología.   

Los efectos de los recursos de las regalías se verán a mediano y largo plazo, porque incluso los impactos por apoyo a proyectos e instituciones existentes, generarán resultados en pocos años y no de manera inmediata. Así son ciertos ciclos del desarrollo, sobre todo los relacionados con el conocimiento, excepto las efímeras innovaciones incrementales que son innovaciones elementales. Pero los efectos positivos reales están en las políticas de desarrollo productivo, de innovación, CyT, emprendimiento, desarrollo regional. Si estas no cambian, esa plata en gran medida se perderá.

Por lo dicho, el problema de la investigación y de la innovación en Colombia no se arregla con una nueva comisión de sabios, se arregla con voluntad política al más alto nivel para dar un salto de calidad y de largo plazo en las políticas para elevar la productividad total de los factores, el bienestar de la sociedad y la calidad del Estado. Esto se hace creando conocimiento e innovación y no importando conocimiento sin tiempo ni espacios de aprendizaje. 

Los estudios sobre del desarrollo reciente de la humanidad muestran una y otra vez que el avance de las culturas obedece a esfuerzos sostenidos de largo alcance, priorizando el aprendizaje antes que la copia, el desarrollo productivo antes que la maquila, los bienes complejos antes que los bienes sencillos, los sistemas antes que los sectores, el trabajo colectivo antes que el individual, o lo individual interactuando en la construcción de capacidades sistémicas que es la característica de los paradigmas de todo tipo en la sociedad actual. 

Las dificultades de articulación y de coordinación en las políticas e instrumentos que denotan las políticas de Colombia, es producto del estancamiento en el modelo de planeación (léase DNP) que sigue montado en la vieja idea de sectores y no de enfoques sectoriales e intersectoriales sistémicos. 

El DNP del expresidente LLeras Restrepo era el DNP para dar el salto hace más de 40 años, pero ese modelo de la planeación ya no es funcional para dar el salto en los siguientes 40 años. Todo cambia nada se sostiene. Eso es innovación.

Así mismo, en un país feudalista en el siglo XXI, que se resume en una idea de hacienda nacional, el Ministerio de Hacienda no puede llamarse así. Debería ser el Ministerio de Finanzas u otro nombre que refleje una economía urbana y moderna, para dejar atrás la concepción de administrador de los recursos de la hacienda motivo de los 520.000 muertos de la violencia de los últimos 67 años. Eso también se llama innovación para un país que deberá ser otro con la paz.

En síntesis, los modelos de crecimiento, en la teoría y en la práctica, como se han entendido y aplicado en Colombia, denotan enormes debilidades que explican un rezago relativo consolidado. La diversidad y la complejidad de Colombia necesita formas heterodoxas de actuación de los actores.

Innovación y paz

Detrás de la guerra hay un feudalismo del siglo XIX enquistado en el siglo XXI, que ha derivado en instituciones extractivas, inequitativas y poco innovadoras, basta mirar el episodio insólito de la captura tramposa de tierras baldías por grandes capitales, o la venta de activos  públicos estratégicos cuya plata se esfumó y nadie la vio.

La guerra también ha creado una cultura del ya y del ahora, con la cual no es posible crear conocimiento e innovación, por eso la paz debe llegar para pensar en la necesidad y en el desafío convocante de imaginar y construir un mañana con nuevos valores y con una nueva economía que sea más rentable que la infame economía de guerra que tanta infamia y tanto atraso esconde.

Acción de gracias por los muertos de la guerra. Obra de la artista colombiana Doris Salcedo. Bogotá 2007 

La violencia de Colombia, que tiene aburrida a la comunidad internacional y a la inmensa mayoría colombianos, no es más que por la lucha y defensa de una precaria idea de sociedad a través de una porción de la dirigencia que sigue con la cabeza en el pasado, y con un sistema político desbarajustado que tiene cabeza para todo menos para el desarrollo del país y el fortalecimiento de la democracia.

Fotografía bajada de internet

Esperanzas: salto al futuro

Una sociedad tranquila y estabilizada del tamaño geográfico y poblacional de Colombia, con grandes desigualdades pero al mismo tiempo con rica biodiversidad, espectacular lugar geoestratégico, y gente inteligente, la paz se constata como el camino para despejar la duda de si es posible construir un futuro distinto al pasado y al presente, de la mano de la educación, de la ciencia y la tecnología, de la autonomía de las regiones, del medio ambiente, de las artes, del deporte, y de la transformación productiva para desarrollar nuevos bienes y servicios y así crear una cultura de la confianza en sus capacidades para imaginar e innovar.

Caterine Ibaguen de Colombia. Campeona Mundial - Sub campeona olímpica. Fotografía baja de internet. Caracol.com


Plan de Renovación del CAN en Bogotá. La ciudad del futuro. Tendrá un Nodo del Conocimiento para educación e investigación. En la imagen corresponde a los bloques delanteros del costado derecho 




LOCOMOTORA DE LA 

INNOVACIÓN EN PODER DE LOS 

VERDES (I)


Colciencias se convirtió en parte de la repartición política de la Unidad Nacional. Ahora la ciencia y la tecnología está en manos de una fracción de los que quedan de la Ola Verde, y de aquí en adelante la investigación se repartirá de la misma manera como el resto de partidos se distribuyen otros sectores y sus instituciones. En tres años, Colciencias ha tenido cuatro directores.

La ley de regalías hizo visible al organismo rector de la CyT+i, pero no porque la investigación haya dado un salto cualitativo en la cosmovisión de la dirigencia de éste país, sino porque es la instancia técnica de los billonarios recursos de la ley de regalías para ciencia y tecnología. Una reflexión complementaria es la nota: Regalías de ciencia tecnología e innovación un fondo sin políticas.
  
Lo recién dicho es un problema, pero sería menos grave si Colombia tuviera una política de investigación articulada a una nueva política de desarrollo productivo; a una educación avanzada para la autonomía intelectual y el pleno desarrollo del conocimiento y de la creatividad; a una salud fundamentada en servicios y en investigación de excelencia y de alta complejidad respaldada por una rama de industrias del conocimiento relacionadas con medicamentos, insumos, equipos e instrumental científico que contribuyan a la transformación productiva y a la diversificación de las exportaciones de bienes y servicios de alto valor agregado; desarrollo adicional de capacidades nacionales de I+D+i en infraestructura y en energías alternativas, pero también en innovación social, en la innovación del estado y la innovación en la política; así como investigar para crear las ciudades del futuro y la autonomía regional, el uso equilibrado del medio ambiente, encontrar nuevas ideas y modelos para el futuro del crecimiento, de la sociedad y de los medios; el rol de las personas en un escenario de jubilación que llegará a los 70 años en poco tiempo acompañada de una longevidad donde cada vez más veremos personas pasando de los 90 años; y el avance pleno de las artes y de la cultura y con ellas las oportunidades que abren las industrias creativas y culturales.

En otras palabras, Colombia necesita una investigación con nuevos y más amplios campos de actuación para que pueda transitar de una senda de crecimiento extractivo y excluyente a un camino de desarrollo inclusivo con innovación. Para ello, la ciencia, la tecnología y la innovación, se deben blindar de la politización y de una investigación millonaria pero marginal e insuficientemente pertinente para una nación que tiene el gigantesco desafió de salir de una perversa premodernidad, acabar de entender que la modernidad le pasa por el frente, y que la posmodernidad será su futuro como cultura y como sociedad cuando las armas sean piezas para fundición, y la violencia y la banalidad no sature los medios.  


Pero aun no es así, la verdad es que la investigación tiene efecto residual en el progreso general del país, simplemente porque es pequeña, pequeña por los escasos recursos que ha tenido y pequeña porque no cabe más grande en la cabeza de nuestra dirigencia. Por eso, con diplomacia y contundencia, en la evaluación de la OCDE, Colombia fue rajada hace pocas semanas en el tema de CyT.

Alcanzamos a soñar quienes sabemos de la importancia del conocimiento y de la investigación en el progreso de las culturas, que a través de la locomotora de innovación la investigación había por fin ganado espacio en las políticas de Estado y en la sociedad, para las presentes y futuras generaciones. 


Dr. Rodolfo LLinas. Descubrió droga contra el Alzhéimer

El futuro, los niños.
Juan José Acosta C.


Fue una vana ilusión. El presidente no ha liderado esta locomotora, ni le ha dado la importancia que debe tener cuando es transversal a las demás locomotoras y a toda la economía. Parece que en el gobierno no hay gente convencida de la importancia de este factor en el desarrollo, o no dispone de una tecnocracia suficientemente idónea para ubicar a la CyT+i con claridad y decisión  en las políticas público privadas.

Los cambios en el sector de ciencia y tecnología, y los inconvenientes que tiene, no escapan al espíritu del modelo de desarrollo y al papel marginal de la investigación en las políticas, que se refleja en la baja posición de Colombia en mediciones sobre desarrollo, competitividad, conocimiento e innovación.

El país invierte, antes de las regalías, el 0.18% del PIB en investigación. Con los nuevos recursos y el prometido aumento del presupuesto de Colciencias, se llegaría al 0.50% del PIB en 2014. La tasa de producción de patentes está muy por debajo del promedio de América Latina, que a su vez la región está lejos del promedio de países asiáticos y no se diga de las naciones más avanzadas de occidente. Esta es una medida del rezago de Colombia.

Cuando un país invierte menos del 0.50% en CyT, la investigación no tiene efecto difundido en el crecimiento, en el desarrollo y en el cambio cultural. Este se empieza a obtener cuando se alcanza el 1% del PIB, y se consolida cuando se alcanza el 2% y va más allá.

Si Colombia llega en tres años al 0.50% del producto, los mayores recursos tendrán efectos reducidos en el crecimiento, en el desarrollo y en la transformación cultural, si estos no se invierten con foco estratégico como parte de una estrategia de alcanzar el 1% en 2018 y superar el 2% del PIB en 2026. Esos focos se obtendrían de un gran proyecto de cambio de largo plazo, que Colombia tampoco tiene.

Dónde están los problemas

Primero, en los sistemas de CyT y de competitividad e innovación. Están desarticulados, con eslabones sueltos, algunos débiles y otros faltan. Se requiere armonizar y profundizar las políticas de ambos sistemas para disponer de un marco adecuado de instrumentos y de reformas que mejore su funcionalidad y articulación. Esto toma tiempo, requiere de liderazgo presidencial y de consistentes y novedosas políticas que permita un avance general de la sociedad, de la economía, de las regiones y del estado en la conformación de instituciones inclusivas e innovadoras.


Segundo, en su institucionalidad. La investigación necesita un Ministerio de CyT+i. Si la investigación es el puente entre educación y las políticas del desarrollo económico, debe tener el mismo nivel de importancia para tener igual nivel de interlocución. Colciencias, como Departamento Administrativo, no es la fórmula, quedó mal hecha la nueva ley en este sentido, y en eso se equivocó la comunidad científica con el supuesto argumento de blindar a la ciencia de prácticas indeseables del sistema político y burocrático.

Región Central, Sopo Cundinamarca. 
Fotografía de Jaime Acosta
Tercero, en su estructura centralizada. Si la CyT no tiene autonomía en las regiones, no tiene posibilidades de convertirse en un factor endógeno de desarrollo. Cundinamarca creo la Secretaría de ciencia, tecnología e innovación, primer departamento en hacerlo; y Medellín ha estructurado un ecosistema de innovación que ha emergido desde su cultura. 

Pero son acciones individuales y no como parte de una estrategia nacional para darle a los territorios grados de libertad para desatar sus potencialidades endógenas de innovación.


Cuarto, en la proliferación de miles de grupos de investigación. Estos compiten por pírricos recursos, es decir, por la distribución de la pobreza en investigación. Pero hay una falla sistémica del mercado y de debilidad reguladora del Estado: existen demasiadas universidades, las cuales deben acreditar programas para que sean reconocidas, y de esta manera proliferan centros y grupo de investigación, la mayoría pequeños y muchos efímeros, porque la prioridad está en conseguir recursos y acreditación antes que calidad en la formación y excelencia en investigación.

Colombia, en proporción a su número de habitantes es el país de Iberoamérica que más universidades tiene, según las primeras 1000 instituciones del ranking de universidades iberoamericanas 2012. La proliferación de pequeñas universidades privadas ha convertido la educación superior en un “negocio” y no en un servicio de calidad.

La reforma de educación superior está empantanada por equivocaciones en la formulación y por falta de liderazgo, que le ha dado oxigeno a movimientos como la MANE (movimiento amplio nacional estudiantil). 

Marcha de la MANE en Bogotá
El conjunto del sistema de educación superior no es bueno, así tenga Colombia tres universidades entre las 20 mejores de América Latina, y dos entre las primeras 400 del mundo, pero sin reconocimiento en áreas de ingeniería y en ciencias naturales.

Proyecto Parque de CyT Universidad Nacional en Bogotá

Universidad de los Andes


SIU. Universidad de Antioquia

Quinto, en la competencia por recursos en el mercado de las consultorías. No se deslindan recursos humanos para consultoría y recursos humanos para investigación, y cuales son los puentes entre esos mundos. Si bien se ha elevado el nivel de vida de profesores e investigadores, y las universidades se han acercado a distintas realidades del país, también es cierto que al no disponer de estructuras independientes e interdependientes entre consultoría e investigación, la calidad de la investigación y de la educación se afectan, y también la calidad de los estudios por la cantidad de proyectos que manejan profesores e investigadores.

Hay una competencia frenética por recursos con pérdida del espíritu crítico y de avances en la construcción de conocimiento propio que se sume al saber universal. Es decir, pasar de una ciencia dependiente a una ciencia interdependiente. Es hora de revisar esa estructura originada en otra equivocación del Consenso de Washington: hacer autosuficientes las universidades a cualquier precio. En últimas es un problema sistémico que involucra educación superior, CyT+i, fallas del mercado, y débil intervención del Estado.

Sexto, en la concentración de relaciones de Colciencias con las universidades. La actividad académica y su relación con la sociedad se hace con el viejo y hace rato superado modelo lineal de educación superior o modo 1 de universidad, mediante el cual la universidad forma recursos humanos y hace investigación que entrega al mercado. Entonces, Colciencias es el reducto de centros y grupos de investigación de la vieja manera de hacer investigación.

En consecuencia, la actividad científica no está relacionada con modelos avanzados de universidad de investigación y de innovación (modo 2 de universidad) mediante los cuales se genera una relación virtuosa y permanente entre formación, investigación y sociedad que origina modelos originales de Universidad - Empresa - Estado - Sociedad, a través de los cuales el conocimiento se convierte en nuevos bienes y servicios que se desarrollan con las empresas para transformar el sistema productivo, y también nuevas soluciones para necesidades de la sociedad, de las artes y la cultura, y del Estado.




Cuando es así, se potencia el emprendimiento, la creatividad y la innovación a través de distintos tipos de hábitats de innovación: ciudades y polos de innovación, parques científicos y tecnológicos, parques de innovación social, parques de la creatividad, parques de las ciencias sociales, livinglabs,  el nacimiento de empresas innovadoras y el desarrollo de pymes innovadoras, la propiedad intelectual, y los ecosistemas de producción, innovación y emprendimiento.


Séptimo, en la conformación de los sectores de talla mundial y sus efectos en la CyT. Los recursos de los ministerios para investigación son escasos. Correcto sería que Ecopetrol tenga una plataforma de investigación y desarrollo como la que tiene Petrobras para el complejo petroquímico – energético brasilero. Algo igual se debió pensar hace 20 o 30 años para la minería y así superar el modelo de enclave que deja recursos pero no progreso. De igual manera, una estrategia nacional de sectores de bienes de capital y de bienes intermedios de nueva generación que frenen la desindustrialización y reindustrialicen Colombia. Así mismo, investigación relacionada con la construcción de infraestructura, sector aeronáutico, marítimo y naval, de nuevas energías, pero también de las industrias culturales y creativas, y el deporte.  
Andrés Orozco Estrada. Fotografía bajada de internet 
Carnaval de Pasto. Fotografía de María Alejandra Puertas G. 


Ciclistas de Colombia vuelven a triunfar en Europa

Estos solo son referencias de otro tipo de desarrollos promisorios que llevarían a la producción y a la CyT+i a niveles superiores de transformación y diversificación, pero, estos sectores mencionados no hacen parte de los sectores de talla mundial, y por tanto de la política de competitividad y de innovación. Entonces, no avanza la investigación en áreas estratégicas y no avanza la transformación de la economía y no avanza la sociedad ni el estado a nuevos niveles y visiones del futuro.

Octavo, en la ley de regalías que separa investigación básica de investigación aplicada. La investigación básica es la plataforma para que la investigación aplicada sea de calidad y fluya a la economía a la sociedad y al Estado. Por eso, pensar que Colciencias debe concentrarse en fomentar la investigación básica, y las regalías para investigación aplicada, es una división conceptual incorrecta, que además abre espacio a la clientelización del conocimiento por los riesgos de intervención de la mala política en la distribución de los recursos de las regalías en algunos territorios, así Colciencias haga el mejor trabajo técnico. La relación virtuosa entre investigación básica e investigación aplicada requiere una fina labor de coordinación, conceptualización e institucionalización.

Resumiendo, el sistema de ciencia, tecnología e innovación está abandonado al baloto de las regalías, está desacompasado y desarticulado, que es distinto a mostrarlo conceptualmente configurado. Algo parecido ocurre con el sistema de Competitividad e Innovación y su articulación con el anterior. Así las cosas, la complejidad sistémica entre educación, CyT, desarrollo productivo y necesidades estratégicas del Estado, están igualmente desacompasadas, medianamente articuladas y con eslabones faltantes.

Por lo dicho y mucho más, es difícil sostener, fortalecer e impulsar las universidades de investigación y de innovación; tener áreas del conocimiento estratégicas en donde concentrar la formación de PHD; desarrollar nuevos sectores y actividades de alto valor agregado; sentar las bases para impulsar el emprendimiento de gran impacto; incrementar y diversificar exportaciones distintas a commodities y a manufacturas tradicionales; desarrollar más plataformas productivas e innovadoras semejantes a la que está construyendo Medellín, o a los proyectos frustrados de Innobo (Acosta J, 2010) y de Ciudad Salud Región en Bogotá (Acosta J, 2012); y construir instituciones y políticas a partir de nuestras características como sociedad.


Ciudad Salud Región. Bogotá. Un proyecto de cluster con servicios de excelencia, 
investigación, arte y cultura en torno a la vida, renovación urbana, vivienda,
y emprendimiento en salud de alta complejidad.

A Santos le vendieron los asesores de su primera campaña la idea de la innovación porque Sergio Fajardo había llevado a los Verdes un potente sistema de políticas de CyT+i, educación, desarrollo productivo, medio ambiente y desarrollo regional con equidad. Entonces, al no haber emergido como consecuencia de una racional argumentación, es decir, desde la convicción, la construcción y el compromiso, son las razones por las cuales la locomotora de innovación no ha madurado y sigue verde biche.

Carnaval de Pasto. Fotografía de María Alejandra Puertas G


REGALÍAS DE CIENCIA  

TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN DE 

COLOMBIA UN FONDO SIN 

POLÍTICAS (II)

También publicado en www.confidencialcolombia.com
jacostapuertas@gmail.com  @acostajaime


Según datos que publican los medios este fondo para investigación registra bajos niveles de asignación en sus dos primeros años. Dicen que la culpa es de las regiones porque no presentan un suficiente número de proyectos y que además en su mayoría no son de calidad y de baja cuantía. Pero esta no es la causa, hay razones estructurales. Veamos algunas.


14 fallas estructurales

Primera: falta calidad y/o coherencia en las políticas. Los fondos solo son un instrumento de políticas y estrategias de desarrollo. Son un medio no un fin. Entonces, si estos no son producto de políticas de estado, los fondos no tienen suficiente demanda porque la oferta de políticas no es buena o porque no están diseñadas para dar el mejor uso a recursos de este tipo.

Segunda: falta coordinación en las políticas. El fondo se creó sin diseñar al mismo tiempo una nueva política de ciencia, tecnología e innovación.

Tercera: falta de coherencia en las políticas. El fondo fue pensado para estimular la investigación aplicada, entonces, debe tener respaldo en una potente política de investigación básica. Sin embargo, no llegaron recursos adicionales prometidos a Colciencias para fortalecer este componente. 

Cuarta: rezago de la estructura productiva. La política de competitividad y de innovación y la mayoría de sus sectores de talla mundial no están estructurados para ser innovadores y transformadores, porque son maquiladores o porque pertenecen a nichos muy especializados de bajo valor agregado, por lo tanto su productividad no está fundamentada en proyectos de investigación y desarrollo y en innovaciones más profundas que las efímeras innovaciones incrementales. Así, este fondo para la innovación no tiene el respaldo de una política de desarrollo productivo y de innovación. 


Las fábricas del futuro. Samsung en California.
Ruta N en Medellín en esta senda

Centro de I+D de industrias TIC. Bajada de internet
Quinta: sector industrial  preocupado en temas distintos a la innovación. La desindustrialización de Colombia es evidente, en consecuencia, las empresas y los sectores piensan en tres cosas: cómo sobrevivir cuando los TLC las están borrando del mapa; como emigrar a importadoras y por tanto convertirse en comercializadoras; y como desplazarse a una nueva actividad donde hay mejores oportunidades y menos complicaciones (turismo, especulación, servicios de baja o mediana complejidad), en ninguna de estas situaciones se demandan recursos para investigación. 

Sexta: rezago de la transformación productiva en una economía abierta. La política de competitividad y de innovación no tiene una estrategia en sectores de alta tecnología y en sectores difusores de conocimiento en la economía y en la sociedad como son los bienes de capital y los bienes intermedios de penúltima y de última generación. Colombia es un importador neto de tecnología, factor que se profundizó con la apertura, por lo tanto le resta espacios a potencialidades adicionales de innovación. Dos ejemplos.

Brasil produce bienes y servicios de toda la cadena de valor de la caficultura. Colombia no. 

Colombia ofrece turismo de salud importando toda la tecnología. Brasil tiene turismo de salud y al mismo tiempo desarrolla el sector de industrias de tecnología para el sector.

Séptima: precaria autonomía de las regiones para desatar capacidades de innovación endógena. Medellín, la excepción.  La descentralización en ciencia y tecnología prácticamente no existe. Está centralizada en Colciencias que es además una institución pequeña porque la investigación es poco importante para la sociedad colombiana. Por lo tanto, en la mayoría de regiones no hay institucionalidad para impulsar el desarrollo de capacidades endógenas de innovación, que den el mejor uso a este nuevo fondo. Los consejos regionales de competitividad y de innovación, y los Codecyti, son insuficientes. Parecen mensajeros del centralismo. 

EPM. Medellín. Apoya la CyT
Octava: el fondo debió ejecutarse de menos a más recursos para tener tiempo de adaptarse al bom de ingresos. Se diseñó para distribuir desde un principio importantes sumas sin una planeación gradual que permitiera adaptar un sector con escasos recursos que de la noche a la mañana vio como se multiplicaron por 3 o por 4 sus ingresos. Entonces, nadie estaba preparado para esa avalancha de riqueza: ni los centros de investigación, ni las universidades, ni las empresas, ni las municipalidades, ni las gobernaciones, ni Colciencias, ni el DNP, ni los ministerios, ni la descentralización, nadie es nadie. Así las cosas, no se puede presionar por más y más grandes proyectos cuando no hay condiciones estructurales porque se corre el riesgo de despilfarrar recursos que son temporales, tal como ocurrió con parte de los fondos BID a finales de los años 1990. 

Novena: improvisación. La ley que da origen a estos fondos tiene fallas de reglamentación que ha desencadenado discusiones, aspiraciones y ambiciones confusas, originando problemas para ejecutar recursos de proyectos aprobados. 

Décima: metodológica. Como principal criterio metodológico para distribuir los recursos de los fondos se usaron indicadores sociales con la idea de cerrar brechas entre regiones. Buena intención, válido en otro tipo de fondos, pero no para el de CyT+i. Debió crearse un componente compuesto más robusto y pertinente en torno al desarrollo endógeno. 

Décima primera: problema de gradualidad en la planeación y de fundamentación teórica para entender este fondo como parte de la construcción de modelos de desarrollo endógeno.  Relacionado con el anterior punto, hay territorios que tendrán importantes recursos pero con capacidades en ciencia y tecnología exiguas y con condiciones productivas primarias, que no tienen como absorber desde un principio una importante cantidad de recursos para investigación. Había que ir de menos a más. En cambio, hay territorios con mayores capacidades que podrían obtener más recursos para fortalecerse porque sus capacidades son muy inferiores a escala comparativa internacional. Había que ir de más a menos a la par que se fortalecían las políticas de CyT+i en los territorios más avanzados. El estado de Sao Paulo invierte cerca del 2% de su PIB y los de Mina Gerais, Rio Grande do Sul, y Rio de Janeiro pasan del 1%.  

PT Sao José dos Campos. estado de Sao Paulo.


Décima segunda: incontrolable creación de universidades privadas y de grupos de investigación. Hay que hacer una profunda revisión de las causas y de su solución para frenar el vertiginoso proceso de crear grupos de investigación y su rápida transformación en grupos inactivos. Este problema está atado a fallas en el sistema de educación superior. 

Décima tercera: falta de visión para grandes ideas grandes proyectos.  Hábitats de innovación complejos no tienen espacio en estas regalías, caso de Innobo, Ciudad Salud Región, o el PCT de la UNAL en Bogotá, o el desarrollo de una Ciudad de la Ciencia para la Renovación del CAN que incluiría instituciones públicas + vivienda + investigación y emprendimiento. En este fondo solo hay recursos para iniciativas menores, y cuando las iniciativas son grandes, solo hay recursos para financiar estudios de factibilidad. Para Bogotá los recursos de este fondo son pocos a lo cual se suma que la ciudad recién está definiendo una política de CyT con pocos recursos asignados y cuando la política regional de competitividad de Bogotá - Cundinamarca necesita una urgente reestructuración.


Proyecto PCT Universidad Nacional en Bogotá
Proyectos como los mencionados son similares al desarrollo de la Ciudad del Conocimiento que Correa construye cerca de Quito con una inversión de US$ 600 millones en su primera etapa y la cual estará lista en el primer semestre de 2014. 

Pero también parecidos los proyectos de Bogotá, son el Distrito Tecnológico de Medellín en la zona donde se han creado en los últimos años toda una infraestructura de educación, investigación, emprendimiento, arte, cultura científica y de la biodiversidad. Así mismo al Parque Tecnológico del Caribe en Barranquilla, y en menor escala acorde al tamaño de la ciudad, y el proyecto de la Universidad Tecnológica de Pereira, entre otros.

Décima cuarta: una cultura con visión sectorial y no sistémica. Así como hay problemas de coordinación y de información en las políticas de competitividad y de innovación y en el sistema nacional de CyT+i, hay problemas de información  (tema crítico en esta y en otras políticas) y de coordinación en torno a este fondo. Un tema de investigación científica sería sobre fallas de información, de coordinación y de construcción de instituciones inclusivas.

Hay más fallas pero dejemos así.

Improvisación programática

Santos armó su campaña presidencial en menos de tres meses cuando la corte constitucional le cerró el paso a la segunda reelección de Uribe.

De esa manera la idea de estos fondos para el desarrollo regional fueron retomados del programa de los Verdes que a su vez los recibieron de Sergio Fajardo cuando su movimiento se sumó para formar la Ola Verde. 

El proyecto de Compromiso Ciudadano por Colombia, era así. Se diseñó una política de Desarrollo Regional que tendría un gran fondo, el Fonder (fondo para el de desarrollo regional) que a su vez tenía tres fondos: uno para el desarrollo productivo y la innovación, otro para cerrar brechas sociales, y otro para el medio ambiente. Qué hizo el equipo de Santos, tomaron la idea de los Fondos pero no la idea más importante: diseñar la política de desarrollo regional. ¡Error!.

Además, la política de desarrollo regional y el Fonder estaban articulados a las políticas de educación, de ciencia y tecnología, emprendimiento, y de desarrollo productivo, tecnológico y de comercio internacional. Entonces, había una visión sistémica del desarrollo hacia una sociedad inclusiva y sostenible, con lo cual se le daría el mejor uso a los fondos regionales.

Ninguno de los Verdes que hacen parte del gobierno Santos participaron en el diseño del sistema de políticas que había pensado Fajardo. La política va por un lado y la dimensión técnica de la política por otro.

Lo bueno y lo qué se debe hacer

La existencia de este fondo y de los otros dos para el desarrollo y la integración regional, a pesar de problemas por corregir, es un hecho muy pero muy positivo porque se están usando los beneficios de la explotación minera en desarrollo. Pero, se debe entender que estos procesos tienen dinámicas de prueba y error.

Igualmente positiva la instancia de coordinación técnica de Colciencias, mediante la cual se están corrigiendo en las evaluaciones problemas de estructuración de los proyectos. Sin embargo, hay que hacer ajustes institucionales para una coordinación técnica de gran envergadura, y hacer mejoras sostenidas en el sistema de evaluación y monitoreo. Si el sistema de evaluación se sigue perfeccionando y ese implementa uno de monitoreo experto, el fondo será cada vez más importante.

Es urgente por su gran importancia y relacionado con la falla 13, que se disponga de la política nacional de parques científicos y tecnológicos, que alude a grandes proyectos de innovación y emprendimiento como los arriba mencionados. El fondeo de esos mega proyectos debe pensarse en esa política. Si Colombia genera condiciones para que hábitats de innovación complejos logren emerger, el país estaría dando un salto cualitativo al desarrollo. De lo contrario seguirá con pequeños proyectos y con la idea de investigación y desarrollo de siempre.

Hay proyectos importantes que de pronto jamás se hubieran pensado o quien sabe cuándo. Esto es magnífico. En estas circunstancias, el gran desafío que tiene no solo Paula Arias, la nueva directora de Colciencias, sino el gobierno en general, es pensar una estrategia de desarrollo en torno a una nueva política de ciencia, tecnología e innovación, el mejor uso y coordinación de todos sus recursos y fondos, y su coordinación con otras políticas, incluso y a pesar de las fallas arriba anotadas, hay espacio para una mejor orientación de este fondo.

Los problemas no solo deben buscarse en Colciencias, el problema incluso es mayor por fuera de la institución: existe una falla cognitiva en actores claves de la sociedad colombiana que sería un buen tema de investigación para entender qué ideas pasan por sus cabezas. Por ejemplo, el trato político dado a la ciencia y la tecnología con el sucesivo cambio de directores en Colciencias y la manera como salió el efímero director Fonseca, no solo es el trato a una persona es ante todo la deferencia que se debe tener con un sector estratégico para el desarrollo del país, que se había pronunciado hace un año con sendas cartas al Presidente.

Haberle puesto color político a la elección de los directores de Colciencias, es un retroceso. De ahora en adelante los científicos deben recomendarlos los parlamentarios. Inaudito, vergonzoso y humillante porque es entregarle la ciencia a la politiquería.

Al mandatario de los colombian@s en sus viajes por el mundo le han mostrado una y mil veces la importancia de la investigación en el desarrollo y por lo tanto el buen trato que debe tener. Debe atenderla con respeto y dignidad porque un grupo importante de grandes inteligencias colombianas están haciendo investigación de punta en el país y en el exterior, que serán aun más útiles cuando amanezca la paz.


CIDEIM. Cali.
Todo lo que tiene que ver con las artes, la cultura, el conocimiento y la investigación, merece la más alta consideración de los gobernantes, porque ahí están las fuentes de identidad y la idea de desarrollo de una sociedad. 

Biblioteca Virgilio Barco. Fotografía bajada de internet
Carnaval de Pasto. Patrimonio cultural de la humanidad.
Fotografía de María Alejandra Puertas G
La competencia por la tierra ha sumido a Colombia en 67 años de barbarie
y la competencia urbana por bienes públicos está derivando en violencia urbana

Los dirigentes colombianos deben entender que en materia de conocimiento e investigación es más importante escuchar a los científicos que a los políticos, más bien éstos deben escuchar a aquellos para convertir en buenas leyes y en buenas políticas sus recomendaciones.

Como soy de la teoría de Santos por la paz y Santos porque no hay más, y ahora que empezó el trabajo para diseñar la estrategia política y programática de su segundo mandato, es de esperar que haga un rediseño de las locomotoras y en esa tarea perfeccionar la aplicación de este fondo y de toda la locomotora de innovación que no prendió motores en su primer gobierno. 


Una persona que piensa en la paz debe pensar

en el desarrollo


Presidente, la locomotora de innovación no arranca y se vino el TLC

La realidad

Pocos saben que el ministerio de educación ha distribuido cerca de 9 millones de libros en estudiantes de bajos ingresos. Un estudio reciente efectuado en Inglaterra, muestra que la inversión de 1 peso en libros tiene un efecto 25 veces superior a la inversión de 1 peso en infraestructura. Por supuesto, cuando los rezagos son tan grandes en infraestructura como en lo social, en ambos sectores se debe invertir.


Por eso una política de educación centrada en la calidad, en la gratuidad de los primeros 11 años de educación, el mayor acceso a la educación pública para la gente de menores ingresos, así como evitar la deserción, es útil si la economía genera nuevas oportunidades y si hay un salto definitivo en la cantidad y calidad de la investigación científica.


El desarrollo es un círculo virtuoso de factores y no solo de uno de ellos. El puente entre educación y desarrollo, es la innovación vía la investigación, pero esta no puede ser la mejor, si la educación no es de calidad, y si el desarrollo productivo no avanza a sectores y áreas de alta tecnología.


De esta manera, mi constatación empírica indica que los países que invierten menos del 0.50% del PIB en ciencia y tecnología (Colombia, incluidas las regalías), la investigación poco aporta al crecimiento y al desarrollo.


Ante este panorama, y cuando hay mucha información sobre las locomotoras de minería, infraestructura, agricultura y vivienda (primer cambio en la estrategia para remontar la favorabilidad), me quiero centrar en la de innovación.


Esta es la locomotora novedosa para construir una sociedad y una economía del futuro, pero no arranca porque no se constata efecto positivo de haber convertido a Colciencias en departamento administrativo, porque además los criterios técnicos para distribuir los recursos de las regalías para ciencia y tecnología (CyT), son incorrectos ya que las necesidades básicas insatisfechas no es el indicador para impulsar la investigación y reducir brechas en conocimiento entre territorios, y por que la política industrial o de competitividad, es tímida para avanzar en sectores de alta tecnología ¿Un efecto del fenómeno TLC? o ¿falta de habilidad estratégica para dar el salto?.


Entonces, qué hacer con esta locomotora, cuando Colombia se sembró y no avanza del puesto 69 en la clasificación del foro económico mundial, pero también ocupa el puesto 69 en industrias competitivas según informe de la ONUDI entre 118 países, y el puesto 55 en el índice de innovación entre menos de 100 economías.


Hay que moderar el entusiasmo de que Colombia está de moda. No está de moda, es interesante en minería y pare de contar. Basta mirar las cifras de inversión extranjera: 80% minería de enclave. Colombia estará de moda cuando la política industrial y de innovación ponga por delante de los beneficios tributarios los factores de localización determinados por esta política y por las de educación, investigación y desarrollo regional.


La política industrial y la innovación es el motor de una senda de largo plazo para conducir a la nación a transformar la estructura productiva, aprovechar oportunidades pero también mitigar efectos negativos de los TLC por las asimetrías existentes respecto a economías más competitivas e innovadoras.



El conocimiento, via educación de calidad y fuerte actividad en CyTI a través de alianzas universidad - empresa - estado, es la principal fuente de crecimiento, productividad, competitividad, innovación y equidad. Colombia quiere ser un país emergente, miembro de la OCDE, y codearse con los mayores, sin desarrollar su inteligencia, creatividad y capacidad emprendedora. Curioso modelo.


La innovación es transversal a las locomotoras. Por lo tanto se debe estructurar una estrategia de innovación que las impulse. Pero no basta con enunciados en la política de CyTI, ni decir que se abren convocatorias para actividades de las locomotoras, y que se van a crear centros de investigación en algunas de ellas.

Tampoco es suficiente expresar que la educación será para la innovación, que los sectores de talla mundial tendrán respaldo en la política de innovación, que se promoverá el emprendimiento innovador, y se impulsarán los consejos regionales de innovación para gastarse el 10 % de las regalías.


La propuesta


La innovación requiere una acción política liderada por el presidente de la república que integre educación, investigación, emprendimiento, regiones y política industrial; y una acción técnica más creativa, sistémica y comprometida con factores de crecimiento de largo plazo.


Algunos dijimos que convertir a Colciencias en Departamento administrativo, no resolvía la jerarquía que debe tener la CyTI en la estructura del estado. Dicho y hecho. Colciencias sigue siendo reducida, y se quedó así porque el anterior gobierno no podía crear una nueva institución pues había fusionado otras, cuando lo que se trataba era de transformar una institución en otra, y no de crear una nueva.


Pero también es cierto que las mismas universidades, centros de investigación y las empresas, pensaron que debería permanecer pequeña para evitar su politización. Al final, el 10% de las regalías para CyTI, tal como están ejecutándose, quedó más en manos de los políticos que de los investigadores.

Sergio Fajardo proponía crear el ministerio de CyTI para que la investigación tuviera un lugar más estratégico en la estructura del estado. Y también hablaba de descentralizar la institucionalidad correspondiente. Los defensores de una Colciencias mínima decían que la cultura no había ganado mucho con la creación del ministerio. Por supuesto que todo depende de la importancia que se le otorgue al tema.


La cultura, la educación, la ciencia y tecnología, son el corazón del desarrollo y de la identidad de una sociedad, y a los dirigentes corresponde darles la importancia que deben tener.


Pero la política que más jalona la innovación es la política industrial o de competitividad. Esta política viene sin mayores cambios del gobierno anterior, y es indispensable y urgente mejorar su concepción y arquitectura. Para ello debe haber una revisión en la priorización de la tarea del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Poner por delante la transformación productiva, y luego los TLC, porque estos son un medio y no un fin. Los TLC por si solos no generan la diversificación y el salto a nuevas actividades económicas. Por el contrario, si la política industrial y de innovación no son estratégicas, los TLC se convierten en enemigos y no en una oportunidad para el desarrollo productivo y la creación de capacidades endógenas de innovación.


La transformación productiva necesita una gran estrategia que impulse la innovación. No puede circunscribirse a un programa del ministerio. Con la innovación, debe ser una gran política de estado. En los últimos 30 años los principales países emergentes desarrollaron condiciones que los llevaron a altas y sostenidas tasas de crecimiento antes de abrirse al libre comercio.


En el alto gobierno hay muchas personas expertas en libre comercio pero deben tener un mayor espíritu por la política industrial y de innovación. Según Dani Rodrik (2011), profesor de Harvard, y con el cual coinciden premios nobel como Krugman, Stigliz, North, y más pensadores del nuevo desarrollo: " si bien es cierto que ningún país se ha desarrollado con éxito dándole la espalda al comercio internacional y a los flujos de capital de largo plazo, es igualmente cierto que ningún país se ha desarrollado con simplemente abrirse al comercio exterior y a la inversión extranjera". Desafortunadamente Colombia solo le está apostando a los últimos dos factores.


En la sociedad del conocimiento, una precondición para que la inversión extranjera acceda a beneficios tributarios, es hacer investigación y desarrollo en colaboración con agentes locales de innovación. No basta invertir y generar empleo, se requiere que también genere conocimiento. Si se hace una evaluación del componente de CyTI del régimen de zonas francas, seguro que sale mal calificado, y por tanto hay que corregirlo.


Además, la revisión de la locomotora de innovación y de la política industrial, conlleva ajustes en la política de educación. La relación mercado y calidad de la educación no ha sido afortunada en Colombia. Se abrieron muchas universidades, la mayoría de garaje, todas malas que no resolvieron el problema de cobertura, deserción y menos de calidad. Ecuador acaba de cerrar 15 universidades por mala calidad. En Colombia no se conocen antecedente de este tipo, por el contrario, en los últimos 20 años se aceleró el proceso de crear más y más sin garantía de calidad.


El resultado a nivel mundial y latinoamericano lo dice todo: en el Cybermetrics 2012, entre las 100 mejores universidades de América Latina, Brasil tiene 45, México 17, Argentina 12, Chile 9 y Colombia 6. Y a nivel mundial, entre las primeras 500, Brasil tiene 12, México, Argentina y Chile 2, y Colombia 1.


En el ARWU 2012, entre las primeras 500, Brasil tiene 5, México 2, Argentina y Chile 1, Colombia ninguna, aunque 3 entre las 1000.


Esta es otra razón adicional para insistir que los criterios de las regalías en CyTI, se deben revisar para ayudar a revertir el rezago de nuestras universidades.


La reforma a la educación debe permitir cerrar universidades de garaje, especializar otras de menor tamaño con problemas de calidad para mejorarlas, las de formación técnica y tecnológica, fortalecer las universidades de investigación (con baja inversión nacional en CyTI una universidad de investigación (pública o privada - no es sostenible), y sobre todo consolidar la universidad pública: más cupos en las existentes y más universidades.


La política industrial y de innovación articulada a la de desarrollo regional, a partir de iniciativas locales, debe impulsar los parques tecnológicos y también los territorios y los ecosistemas de innovación - como lo está haciendo Medellín -, porque estas son las plataformas desde las cuales se proyecta la transformación productiva, la CyTI, el emprendimiento innovador, y las exportaciones de alto valor agregado. En el plan de desarrollo de Bogotá, Ciudad Salud Región, Innobo, y otros desarrollos clave en CyTI, hacen parte de la agenda de gobierno al 2015. Pero el apoyo a este tipo de nuevos desarrollos de la nueva economía, no está resuelto en las políticas nacionales.


Autor: Jaime Acosta Puertas.
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Fue importante haber acabado Colombia es Pasión: la nueva marca deben hacerlo creativos colombianos. Igualmente loable la acción de Bancoldex con Innpulsa: parece que por fin se tendrá una mejor idea para impulsar el emprendimiento innovador. No obstante, poco podrá lograr si no tiene el mejor marco en las política industrial, de CyTI, educación y desarrollo regional.

A pesar de la crítica a los criterios y mecanismos de aplicación del 10% de las regalías a CyTI, esos recursos pueden ser clave para desarrollar instituciones y conocimiento local. La gobernación de Cundinamarca ha creado la Secretaría de CyTI. Sin embargo, el 10% no es suficiente. El presupuesto de Colciencias debe ser más robusto para complementar acciones de las regiones.


La competitividad de Colombia tiene una rara singularidad: un sector productivo que no hace investigación y desarrollo, por lo tanto su productividad depende de la importación de tecnología y no de una estrategia que incluya el desarrollo de bienes de capital y de insumos en algunas áreas, y de actividades de investigación y desarrollo. La teoría y la evidencia global indican que la innovación se logra cuando se integran capacidades propias y ajenas, y cuando la economía desarrolla actividades productivas difusoras de tecnología en la sociedad. Por esta deficiencia, aunque no es la única, el Banco de la República, continúa comprando cada día US$ 40 millones para frenar la revaluación. Hasta ahora ha fracasado.


Los desafíos que he propuesto, implica una tarea silenciosa y pronta de revisión y formulación, algunos cambios en su conducción poniendo al frente personas de la más alta calidad, visión y experiencia, entre otras acciones que sería largo citar en este texto.


La experiencia y la esperanza


Señor presidente, los líderes que han llevado a sus naciones al desarrollo impulsaron la innovación como expresión de su cultura y de confianza en sus capacidades, y como un gesto de amor por su nación.


Dilma Rousseff, pretende un salto extraordinario en el desarrollo productivo y social de Brasil con educación, ciencia y tecnología: 20.000 doctores por año. Obama, en los días de la crisis del 2008, relanza la estrategia de desarrollo de sectores clave, con un renovado esfuerzo en ciencia, tecnología y educación. Ben Gurión y Shimón Peres basaron el desarrollo de Israel en la educación y en la ciencia y la tecnología, y pasaron de la economía agrícola a las industrias de tecnología. La reciente senda de China se proyectó hace 40 años con sustento en una visionaria política de educación y de ciencia y tecnología al año 2050. Lagos y Bachelet consolidaron una nueva política de competitividad y de innovación para Chile, entre cuyos atractivos está la atracción de centros de investigación internacionales.


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