CONOCIMIENTO CRECIMIENTO
Y CALENTAMIENTO GLOBAL
Mirada desde América Latina
Nunca dejarán de ser
suficientes, porque son insuficientes, las reflexiones, estudios,
investigaciones, evidencias, apuestas políticas, movilización ciudadana, voces
de organizaciones independientes y de organismos internacionales, sobre el tipo
de crecimiento que en el mundo gobierna los valores económicos, la cultura, el conocimiento, y los
medios, y que un día no lejano harán de este mundo un lugar imposible para la
vida, la convivencia, el bienestar y los valores fundamentales, porque la
sociedad global persiste en hacer del crecimiento del PIB, a través del consumismo ilimitado, su símbolo de “libertad,
democracia y bienestar”.
Han transcurrido cuarenta
años y algo más desde el famoso informe de los “Límites del crecimiento” del Club de Roma, y en términos reales, a
pesar de la magnitud de la información producida, y de ingentes esfuerzos por
formar conciencia en la necesidad de proteger el medio ambiente y de revisar el tipo de crecimiento que sería razonablemente aceptable, las batallas
iniciales se han perdido.
La naturaleza se muere pero
aun resiste
Si fuera por los resultados
que arrojan los estudios, el mundo ya habría sufrido un deterioro tan evidente
que la humanidad como un todo estaría reunida para cambiar el orden de las
cosas. Habría brotes revolucionarios por todo el
globo. Políticos, tecnócratas, empresarios, expertos, sindicalistas, organismos de distinto
tipo, universidades y medios, estarían contra la pared, y la sociedad pidiendo
justicia por no haber hecho lo que debían haber hecho cuando aún había tiempo.
Pero también los textos de las teorías del crecimiento harían parte de hogueras que calentaría las heladas noches o para cocinar algo de comer.
El cambio global por la via
del calentamiento ya llegó. Lo estamos viviendo. En un país como Colombia ya no
se sabe cuándo empieza el verano y cuando el invierno. Los inviernos en el
mundo son más severos y las sequías en África eternas. El polo norte se
descongela mientras el polo sur se enfría más.
Las pesquisas más serias dicen
que lo que se está haciendo en materia de regulación y de optimización
tecnológica, solo sirve para desacelerar la tasa de residuos tóxicos que van a
la atmósfera a calentar el medio ambiente, pero no a reducir el calentamiento
global y las causas que lo generan. Entonces, la humanidad se encamina a perder
la batalla final, porque cree que ha ganado las batallas previas contra los “pesimistas y exagerados”, porque
todavía no se ha visto una gran catástrofe natural como el descongelamiento
acelerado del polo norte que acabaría con pequeñas, medianas y grandes ciudades
ubicadas en las orillas de los dos grandes océanos.
Ese tipo de imágenes
apocalípticas que predecían hasta hace poco los “pesimistas y exagerados”, no van a ocurrir, porque el
calentamiento es evidente pero es gradual, porque debajo de los enormes
glaciares no hay un fuego que los esté derritiendo a gran velocidad. Lentamente se descongela el
polo norte, entonces, no habrá ciudades que desaparezcan arrasadas por gigantescas olas producidas por océanos cuyo nivel de agua subiría muchos metros entrado a las plataformas continentales decenas de
kilómetros.
Los nevados y otras fuentes
de agua dulce se están agotando pero aun producen el agua requerida, entonces, la sociedad aun no toma conciencia
de la catástrofe que este lento deterioro esconde. Sin embargo, en Colombia el
50% de los nevados que había hace 50 años, ya no existen.
La naturaleza se agota poco
a poco, pero, como organismo vivo, se adapta a vivir en difíciles condiciones
hasta el día que en que ya no aguante más y el mundo colapse.
Los abanderados del
desarrollo sostenible, los verdes, los del decrecimiento o los del crecimiento
cero, han sido “derrotados” por los “optimistas y tecnófobos” defensores del
crecimiento a ultranza, y por los miles de millones de habitantes sumergidos en
el credo del consumismo ilimitado, animados por la propaganda a través de los medios, que no dicen muchas verdades.
Al final, todos los discursos son funcionales con el crecimiento y el consumismo sin fin que dispara los indicadores de la economía. Unos más moderados otros más arrogantes, pero todos apuestan por el crecimiento del PIB. El ciudadano es un simple PIB per cápita.
Al final, todos los discursos son funcionales con el crecimiento y el consumismo sin fin que dispara los indicadores de la economía. Unos más moderados otros más arrogantes, pero todos apuestan por el crecimiento del PIB. El ciudadano es un simple PIB per cápita.
Entonces, dónde se debe
situar adicionalmente el debate: en la
cultura del crecimiento del consumismo ilimitado que se ha consolidado en
las últimas tres décadas, puesto que
la amenaza ambiental no es escuchada con atención y preocupación suficiente por quienes tiene el poder del mundo.
De la sociedad de bienes
materiales a la sociedad de los bienes inmateriales
Es increíble que las nuevas
grandes catedrales de la sociedad actual sean los centros comerciales. En tono
a ellos gira la vida de las ciudades. Ir a ellos es el programa preferido de familias,
parejas, personas solas, de jóvenes, mayores y viejos.
A nivel tan bajo de una sociedad
sin ideas nos ha conducido los valores del consumismo ilimitado como un fin de la
sociedad, que es su propia subvaloración de su condición humana y de su inteligencia. Detrás de esto, los medios y
las empresas de publicidad, los diseñadores e innovadores que mejoran la forma
de los productos y sus empaques, los ingenieros y diseñadores que crean
productos desechables, los CEO que crean nuevas estrategias para atraer masas
de consumidores, economistas que modelan el crecimiento, y tecnócratas
fungiendo como reguladores del mercado del consumo ilimitado, son los “genios” de la
sociedad del crecimiento. Y por supuesto, las universidades “formando deformados funcionales” a la
fe del consumismo y al credo del crecimiento per se.
Hasta hace 30 años el mundo
no era así. Y en las próximas décadas tampoco tiene porque ser así.
Desafortunadamente,
no son los grandes centros de las artes, de la cultura, de la ciencia, de la
educación, del esparcimiento, del emprendimiento, de las nuevas industrias, es
decir, de la producción de los bienes intangibles, las nuevas catedrales del
siglo XXI.
Es por ahí por donde se debe
profundizar la discusión. Entre una economía por un consumo frugal donde
un nuevo tipo de bienes sea el centro del interés de la ciudadanía y la
consiguiente construcción de nuevos valores económicos, pero también sociales,
culturales y políticos.
Hace pocos días, en Bogotá,
acompañé a una amiga a un centro comercial y entramos a un almacén de objetos decorativos, juguetería, lencería, electrodomésticos, y otros más. La mayoría made in China, la mayoría inútiles, feos y
desechables, pero es lo que el mundo le pide a los chinos que produzca para sostener el crecimiento que “salve” el comercio y la economía mundial.
Incluso, se ha escuchado a políticos,
organismos internacionales, y economistas de todos los lados del globo, regañar a China por no adoptar X o Y medida para sostener un crecimiento anual
del 9 o 10%, bajo el peregrino argumento de que la economía necesita que los chinos compren y produzcan
para salvar el “mundo feliz” del
crecimiento del hiperconsumo de objetos innecesarios.
Un nuevo tipo de sociedad se
debe pensar para que sea posible crear una nueva economía. No debe ser un trabajo solo desde la economía como una ciencia
independiente sino como parte de un esfuerzo de pensamiento interdisciplinario
y multidimensional. John Stuart Mill, hace más de dos siglos, hablaba de los
riesgos de una economía sostenida en el crecimiento a todo precio.
El capitalismo y el socialismo
tal como han sido aplicados, no sirven para frenar el sostenido y
acelerado deterioro ambiental y la idea del crecimiento infinito e indefinido
de la sociedad de consumo.
Es hora de pensar en las
generaciones del futuro, en dejar una idea de sociedad distinta a la de hoy y a
las del pasado, una sociedad más inteligente, más fundamental, más creativa, espiritualmente
más profunda (no más religiosa), que le dé un mejor uso a la ciencia y a la
tecnología y una nueva orientación a la educación, al emprendimiento y al desarrollo productivo.
Una sociedad con menos
propaganda, sin especuladores y sin corrupción, con menos objetos inútiles que
le quitan segundo a segundo un vaso de agua a la tierra y a la vida, porque no
puede ser el sentido principal de la existencia ponerse al frente de alguien y
mirar qué marca de zapatos, de reloj, de jeans, de corbata o de cartera lleva
puesto, ni qué modelo de carro, de cámara fotográfica y que juegue plano tiene. El sentido de la equidad, del bienestar y de
la felicidad, es decir de los valores económicos, sociales y culturales, no se puede medir por el acceso a bienes de
consumo, muchos innecesarios.
Si el mundo asume la crisis,
la transición y la incertidumbre actual bajo nuevas categorías, aun será
posible salvar la tierra y a las generaciones que la habitarán. Alemania es tal
vez la potencia con más conciencia del problema ambiental que vivimos y de los
riesgos de seguir por dónde vamos. Su
sistema de producción no es igual al modelo de producción de objetos inútiles y
ya desechables antes de comprarlos. Los modelos de crecimiento de Estados
Unidos, el cual ha seguido el mundo, y el nuevo de China, que es una variación
del modelo gringo, no son los modelos para un planeta y una sociedad en riesgo
general.
La sociedad mundial debe
moverse para que las artes, el conocimiento, la investigación y las potencialidades de los
maravillosos avances de la ciencia y de la tecnología, sirvan para mucho más
que la sociedad de consumo y del crecimiento que ahora tenemos. La inteligencia y la imaginación
nunca han tenido tantas oportunidades como ahora para pensar, crear y vivir en
un mundo diferente. El problema está
en la economía, en las demás ciencias sociales, en el urbanismo y en la política, que no saben
qué hacer con la educación, con la ciencia, la tecnología y la innovación, pero
también con la libertad, la democracia, los territorios y la ideología.
Colombia, una esquina de las Américas, es el típico modelo de crecimiento que no debe ser. Cinco de las cuatro locomotoras del actual plan de desarrollo, corresponden a sectores de la sociedad industrial y una de ellas es enemiga absoluta de una sociedad sostenible: la minería de enclave. Y la que resta, la locomotora de innovación, la del futuro, aun no prende motores, porque aún no se sabe cómo debería ser. Mientras tanto, las artes, la cultura, la educación, la salud, las ciudades del futuro, la política de desarrollo productivo para una sociedad ambientalmente posible, la autonomía regional, no están en el frente de la agenda. Además, la larga guerra que aún vive, es por el mal e indebido uso de los recursos naturales y su mala distribución.
Colombia, una esquina de las Américas, es el típico modelo de crecimiento que no debe ser. Cinco de las cuatro locomotoras del actual plan de desarrollo, corresponden a sectores de la sociedad industrial y una de ellas es enemiga absoluta de una sociedad sostenible: la minería de enclave. Y la que resta, la locomotora de innovación, la del futuro, aun no prende motores, porque aún no se sabe cómo debería ser. Mientras tanto, las artes, la cultura, la educación, la salud, las ciudades del futuro, la política de desarrollo productivo para una sociedad ambientalmente posible, la autonomía regional, no están en el frente de la agenda. Además, la larga guerra que aún vive, es por el mal e indebido uso de los recursos naturales y su mala distribución.
Los medios: compromiso
con el crecimiento y compromiso con el futuro de la humanidad
Los medios no son neutrales
al debate. Todo lo contrario, son corresponsables de la inercia que dificulta pensar los cambios. En Colombia, el largo conflicto, la corrupción, la
delincuencia común, domina las noticias, y relega u omite otros hechos más
amables y esperanzadores. Una anécdota. Hace dos o tres meses, en una misma
semana, tres connotados científicos colombianos recibieron importantes reconocimientos
internacionales. Pues bien, ninguno de los noticieros de televisión más
importantes registraron la noticia. Ni los programas de debate, tampoco los
abordaron. Así ocurre con muchos más casos de hechos más amables e importantes que la
violencia cotidiana de todo tipo.
Cuando sobrevienen
escándalos en torno a licencias o problemas ambientales, al final la mayoría de
medios terminan haciendo eco a los intereses económicos en detrimento de las
comunidades y del medio ambiente, porque el “crecimiento
no se puede frenar”.
Pero lo grave es que esos
noticieros y esos programas de opinión, y esos medios, no tienen espacios
deliberados y permanentes para los desarrollos de la inteligencia y de la imaginación,
que permitan pensar un mundo futuro diferente al mundo presente. La razón, el
estado y los medios obedecen al poder de la sociedad de consumo: las empresas.
Preguntas
¿Cómo la política debe
recobrar el poder para gobernar para la gente y para la naturaleza y no para el
interés de unos pocos?
¿Las grandes corporaciones
nacionales y transnacionales son las que deben continuar ostentando y decidiendo
el futuro del mundo?
¿Qué nuevos espacios de
estudio y de investigación se deben crear para pensar y crear un nuevo
conocimiento para una nueva sociedad y un crecimiento con otras categorías?
¿Qué tipo de sociedad debe
ser América Latina? Una más del crecimiento conocido? O ¿la primera sociedad de
un nuevo mundo?
¿Qué preguntas nuevas debemos hacernos sobre el crecimiento sin límites de la población?
¿Qué preguntas nuevas debemos hacernos sobre el crecimiento sin límites de la población?
Y los medios qué? solo por el crecimiento y el consumismo o también por el calentamiento, la creatividad, el conocimiento y las ciudades
No es este un discurso contra nadie. Es un discurso dirigido a construir un nuevo paradigma, donde políticos, empresarios, investigadores, pensadores, medios, artistas, y otros actores sociales, con conciencia de la necesidad de revisar el paradigma del "crecimiento insostenible", se unan a pensar una alternativa para la humanidad. El siguiente mapa conceptual es una aproximación a la idea de los fundamentos del crecimiento futuro.
No es este un discurso contra nadie. Es un discurso dirigido a construir un nuevo paradigma, donde políticos, empresarios, investigadores, pensadores, medios, artistas, y otros actores sociales, con conciencia de la necesidad de revisar el paradigma del "crecimiento insostenible", se unan a pensar una alternativa para la humanidad. El siguiente mapa conceptual es una aproximación a la idea de los fundamentos del crecimiento futuro.
La tarea de tod@s en el siglo XXI
La idea básica es más o menos sencilla. Una vez que la sociedad mundial tome conciencia de la necesidad de cambiar el modelo de crecimiento y de consumo ilimitados, debe decir qué tipo de bienes son necesarios y cuáles innecesarios.
Las sumas y las restas deben dar un nivel de crecimiento y de consumo que conduzca a una idea de bienestar y a unos valores humanos esenciales, superiores al crecimiento del PIB y al consumismo sin límites, que PARE la destrucción del medio ambiente.

Logrado lo anterior, deberá iniciar una senda que reequilibre la naturaleza y elimine asimetrías extremas de múltiple espectro que han desequilibrado el medio ambiente, dividido el mundo entre países avanzados y países atrasados, unos con instituciones inclusivas (los países más desarrollados son los que más inciden en el cambio cambio climático) y otros con instituciones extractivas (las naciones que por su bajo nivel de desarrollo menos inciden en el cambio climático), lo cual es una contradicción del modelo de crecimiento y de consumo ilimitados. Por estas razones el nivel de desarrollo ya no se deberá medir en el futuro por el crecimiento del PIB y del consumo sin fin.
Pero ese acuerdo global derivará en decisiones y en sistemas complejos inéditos para nuevos modelos de sociedades locales, nacionales y globales más autónomas, interdependientes y con valores más esenciales.
Imágenes para un mundo mejor
![]() |
fotografía bajada de internet |
![]() |

Catherine Beckmann. Fotografía de Facebook
![]() |
Santiago Calatrava. Imagen bajada de internet
|
![]() |
Maestro Gustavo Dudamel. Fotografía bajada de internet |
Antonín Dvorak: “From the New World”.
P.D.: Este texto se motivó en la muy honrosa y amable invitación de la Deutsche Welle a participar en su Forum Mundial 2013. Siempre, mil gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario