DONALD TRUMP, EL MUNDO Y
COLOMBIA
También se puede leer en www.confidencialcolombia.com
Estamos viviendo un periodo
de estrés sistémico porque todo está fallando: el
capitalismo neoliberal, el calentamiento global, la inequidad mundial, las
instituciones internacionales, los sistemas políticos clientelistas y abusivos,
la ética y los valores destruidos por una pandemia de corrupción, medios que
manipulan y deciden, y religiones que transitan entre templos y edificios donde
gobiernan pueblos infelices en medio de violencias interminables.
En este contexto llega Trump
con muchos anuncios y grandes incertidumbres pues se supone que trae una agenda
que pondrá patas arriba el des-orden global, donde si bien los Estados Unidos
continúa siendo la primera potencia mundial, también hay una potencia
tecnológica y económica europea liderada por Alemania, una potencia militar
como la Rusia de Putin, otra potencia militar, tecnológica y económica como
China, y potencias tecnológicas como Japón, por lo cual el mapa global no tiene
un imperio, tiene varios.
Gobierno
de empresarios y de ultraderecha
Los conceptos de democracia,
gobierno, partidos políticos, economía de mercado y sociedad líquida, empezaron
a volar en pedazos en el 2016, y continuará en el 2017. El Brexit, el NO en
Colombia y en Italia, el inmoral impeachment a Dilma, el desmadre político de una
España que se gobierna mejor sin gobierno, la anarquía venezolana, el genocidio
sin salida de Siria, y la elección de Trump ante el error de la maquinaria
demócrata de no elegir a Sanders y por tanto culpable de todo desastre que
ocurra por decisión del comerciante presidente.
Nadie cree en nada ni en nadie.
Las sociedades hacen lo que les da la gana y deciden como les da la gana,
hastiadas de los políticos, de las democracias representativas y de todo lo
que se identifique como clase dirigente.
Trump es producto de este
malestar. Extravagante empresario de hoteles y casinos, ultraconservador, con
un gabinete de extrema derecha y de multimillonarios. Será un gobierno de
empresarios de un neoliberalismo que agoniza, pero no de empresarios innovadores
como Bill Gates, que sugiere para el mundo un socialismo inédito.
Todo es apasionante a la vez
que preocupante porque el mundo se reinventará en medio de inimaginables tensiones
y eventos desconcertantes que también veremos en estos años, incluida una
posible tercera guerra mundial. Mientras tanto ¿qué le pasará a Colombia con
Trump?
Fin
de la guerra
La ultraderecha que ni sueñe
con que Trump armará nuevamente la guerra feudal de Colombia, que ungirá a Uribe
y sus serviles como el gran aliado cuando Cortes Internacionales lo rondan, y
porque el sector privado ya suscribió la paz y el mundo también.
Para el hegemón, Colombia es
“necesaria” para “estabilizar” una región salida de madre: Maduro y el régimen
chavista, el caos centroamericano, el muro con México, revisar el TLC de Norteamérica
y atender la encrucijada de Brasil. Demasiadas tareas para pensar que la FARC y
el ELN son el problema de América, y que un caudillo acosado y decadente sería
el abanderado.
Revolución
tecnológica y el TLC
La nueva revolución tecnológica
se pensó para producir con más eficiencia y calidad con el fin de enfrentar los menores
costos de producción de las economías emergentes, sobre todo de China. Por eso,
relocalizar enormes plantas industriales de sectores de alta tecnología
asentadas en México y en otras economías emergentes dinámicas, es parte de las nuevas
políticas industriales y de innovación de Alemania y los Estados Unidos, y también
de Japón, China, Corea, por tanto, fin del libre comercio como fuerza de la
globalización neoliberal.
Colombia nada importante
tiene para conversar en estos nuevos paradigmas y por tanto nada le sucederá a su
TLC con Estados Unidos porque la estructura industrial de Colombia está desmantelada.
La economía de las franquicias se tomó los negocios, los emprendimientos, la
innovación, la producción, las facultades de economía, de administración y de
ingeniería, las políticas de Estado, y es funcional a construir hoteles, casinos,
centros comerciales. La ensambladora de Chevrolet se asimila a una vieja pyme, para
pensar que su operación se relocalizará. Ya no quedan plantas industriales para
cerrar en Macondo y abrir en California. La tecnología del sector de servicios
todo se importa, la agricultura y la minería también.
Colombia seguirá formando
recursos humanos que después se van a los países avanzados, el que queda es funcional
a una economía efímera: dependiente de importaciones de tecnología, exportadora
de materias primas sin valor agregado, socialmente inequitativa e inculta,
política e institucionalmente precaria, y culturalmente atravesada por la ilegalidad,
la corrupción y el corto plazo. El perfecto patio trasero de una economía de renta
baja - así la clase media siga creciendo -, porque la informalidad primará
mientras Colombia no adelante en el posconflicto un proyecto nacional de
desarrollo sostenible para una transformación productiva con base en ciencia, tecnología,
innovación, educación, emprendimiento y autonomía regional.
La dirigencia de ésta nación
deber pedirle a Trump acordar su reindustrialización, tal como aconteció
con el Plan Marshall para la reindustrialización de Europa y de Asia luego de
la segunda guerra mundial. Estados Unidos apoyó e impulsó políticas
industriales en esos continentes, pero las vetó en América Latina. Además, porque esta guerra también es culpa de ellos, y muchos muertos, desaparecidos y desplazados son de su responsabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario