jueves, 2 de julio de 2015

COLOMBIA ¿UNA ECONOMÍA UNA SOCIEDAD DEL FUTURO? 

          
Han pasado 25 años desde cuando Colombia abrazó el modelo de apertura de laconomía. Hoy es un país que si bien ha crecido sostenidamente a un promedio medio y ha mejorado algunos indicadores sociales que lo han sustraído del club de naciones subdesarrolladas, su estructura productiva, aparentemente más moderna (más servicios y más industria que agricultura y más servicios que industria), no es una economía emergente dinámica, por el contrario, es cada vez más rezagada porque ahora exporta menos productos agropecuarios pero exporta más productos de minería sin valor agregado, y también porque exporta escasos bienes industriales pero importa cada vez más bienes industriales.   

Colombia se aferró con dogmatismo al pensamiento ricardiano de la especialización de las ventajas comparativas, mediante el cual un país se debe especializar donde tiene ventajas y en donde no las tiene, debe importar.  Eso dijo Ricardo hace dos siglos, y Colombia se esposó a esa idea para agradecer su papel en la faz de la tierra como productor de bienes primarios, importando pero no desarrollando tecnología y en consecuencia tampoco desarrollando los encadenamientos productivos para esos sectores primarios, que son encadenamientos con la industria y los servicios, pero también con la educación y con la ciencia y la tecnología, porque no se pueden sembrar ni cosechar maquinaria, equipos, ni servicios de investigación, distribución y comercialización. Esas son ventajas inteligentes pues emanan del conocimiento humano.

Colombia abrazó de manera simplificada ese pensamiento, el cual fue actualizado por la escuela de Chicago, irrigado al mundo desde los años 1970 y profundizado desde la caída del muro de Berlín. Sin embargo, al tener limitadas capacidades en recursos humanos y en investigación para sus ventajas naturales, simplificó y limitó sus potencialidades de desarrollo. y cuando el espíritu ricardiano quedó superado por los desarrollos posteriores de la sociedad industrial dado el surgimiento de la sociedad del conocimiento, Colombia intentó ingresar a la economía de la sociedad industrial, algo logró, pero llegó la apertura y se volvió a Ricardo en plena sociedad mundial de la innovación, del conocimiento, de la creatividad, de la diversificación, de los nuevos sectores industriales y de servicios, de nuevos desarrollos basados en I+D+i, y de procesos y sistemas productivos y de innovación más amplios y abiertos. Retraso intelectual.

Cambió el paradigma tecnológico y cambió el paradigma teórico, pero Colombia no cambió de paradigma e ignoró las nuevas teorías del desarrollo. Hoy se vive y se muere por la tierra, pero a sangre y fuego, y hoy la economía y su aparato productivo es más atrasado que hace 26 años, porque destruyó algo que los países avanzados y las nuevas economías emergentes no han hecho: DESTRUIR su sistema industrial, pivote e integrador de un sistema más amplio y complejo articulado con servicios y productos básicos.

Dado este contexto, Colombia no ha logrado aplicar a sus políticas los nuevos enfoques del desarrollo, por lo tanto, no es enfoque principal en las escuelas de economía (sobre todo las universidades privadas), la formación y la investigación sistemática del desarrollo científico y tecnológico y del cambio estructural en el crecimiento, en el desarrollo, en la competitividad, en la productividad, y en el bienestar de sus habitantes. En otras palabras, se ha pasado muy por encima sobre el papel de la tecnología desde Adam Smith y Marx, pasando por Schumpeter y sus herederos neochumpeterianos, y por corrientes derivadas o complementarias: crecimiento endógeno, evolucionistas y l@s recientes vertientes de la economía de la innovación.  Ahí está parte del problema: no hay recurso humano especializado y por tanto no hay masa crítica suficiente para impulsar el cambio estructural de la economía, porque no hay interés en la clase política, ni en los empresarios, ni decisión en la academia, de esa manera, lo que se tiene son versiones actualizadas de una economía de mercado retrasada, con un crecimiento medio equilibrado que solo aplaude el FMI.                 

Lo que exporta un país refleja el modelo de crecimiento

Las políticas de desarrollo productivo y de innovación de un país se reflejan en el tamaño y composición de su oferta para el mercado internacional y en lo que importa para su sistema productivo y el mercado interno. La muestra de países del cuadro 1 evidencia los rezagos de Colombia para comprender e insertarse en el sistema internacional global que surgió después de la segunda guerra mundial.

Las exportaciones de Colombia son muy inferiores a las economías comparables latinoamericanas y muy distantes de las economías más avanzadas de la muestra, pues es el último de los países considerados, consecuencia de unas políticas de competitividad y de un sistema de innovación insuficientes que no pueden emerger por el rezago productivo y la precariedad de las políticas.  

En la medida que el nuevo desarrollo científico y tecnológico emergió, también emergieron nuevos sectores productivos, conocidos como bienes ALTEC. Su dinamismo empezó en los años 1980, una mayor aceleración se dio en los años 1990, y su consolidación se logró en lo que va corrido del siglo XXI. Nuevamente Colombia se comporta como una economía retrasada, como si estuviera por allá en los años 1980 para países distintos a Alemania y Estados Unidos. Cuadro 2.

Ahora bien, en aquellos sectores (Medialtec) donde están los bienes de capital, plásticos avanzados, material de transporte, excepto aeronáutico y espacial, productos químicos, entre otros, los cuales aun constituyen la mayor porción de la torta del comercio internacional mundial, no hay modificaciones, y siempre Colombia pegado al plano horizontal del eje de coordenadas.  Sin embargo, los Media Altec y los Altec tienen dos condiciones adicionales: una, que entre ellos hay una interrelación productiva y en innovación, sostenida; y dos, producen tecnologías y bienes intermedios para los sectores de menor contenido tecnológico. Entonces, desarrollar sectores sofisticados es una condición del cambio estructural para un crecimiento más alto, sostenido y sostenible con sus consiguientes efectos sociales y culturales positivos, y por tanto corazón de una política de desarrollo productivo y para la construcción de sistemas nacionales y regionales de innovación.

Si es escasa la producción de bienes sofisticados, es posible que haya una baja inserción en bienes de menor complejidad tecnológica (cuadros 4 y 5) por la relación con sectores de mayor sofisticación (Altec y Medialtec). En otras palabras, en la medida que hay producción en sectores sofisticados, en economías de crecimiento medio también hay una creciente inserción en bienes menos complejos. Sin embargo, en estos sectores, en la medida que las economías sofistican su producción e incrementan su PIB, van desplazando o cerrando sectores en los cuales no pueden ser competitivos, o simplemente no ingresan a ellos. Muchos países asiáticos pasaron de sectores primarios a sectores intensivos en tecnología: Corea, Taiwan y Singapur, son ejemplo de ello.  Sin embargo, Colombia pasó de la dependencia de los productos agrícolas a los mineros, y cuando había ingresado en la industria, paró en seco la industrialización, y retrasó indefinidamente su desarrollo.



Un mayor desarrollo industrial también se refleja en un mayor desarrollo de los sectores de servicios, sobre todo de alta complejidad.De esta manera, el comportamiento en servicios está relacionado con el desarrollo en los sectores industriales, y por eso Colombia también se constata como la economía más rezagada de la muestra, según el cuadro 6.

Adicionalmente, un desempeño exportador sin dinamismo en el monto de las facturas de los distintos tipos de bienes, es aún más difícil de soportar si lo poco que exporta no hace parte de los sectores más dinámicos, sino en aquellos donde las tendencias de crecimiento son menores o incluso en actividades que han logrado su plena madurez y sostienen una tendencia a decrecer, como se observa en el cuadro 7.

Las exportaciones industriales de Colombia están en las tres grandes agrupaciones sectoriales de menor crecimiento o crecimiento cercano a cero. Por lo tanto, su economía se basa en sectores con rendimientos decrecientes, y esto afecta la tasa de crecimiento de la economía en el corto y en el largo plazo,  la competitividad y la productividad general de la economía y de las exportaciones es baja, igualmente afecta negativamente la calidad de la educación y la calidad y cantidad de investigación, el emprendimiento sofisticado es escaso, la innovación radical no aflora, y la tasa de generación de empleo calificado y formal, es precaria.  De esta manera, su tejido productivo se centra en aquellas actividades que logran sobrevivir con base en el mercado interno, dependen de las importaciones y de la adquisición de franquicias de bienes y servicios en su mayoría de bajo valor agregado, por lo tanto, el comercio se convierte en actividad estratégica y la mayoría de la población vive del intercambio de bienes importados, legal o ilegalmente. Con todo esto, las brechas sociales se amplían, la inequidad no cede, el medio ambiente se destruye, la informalidad se toma el espacio público, el transporte público y los garajes, todos estos retrasos arrojan un ingreso per cápita menor y por tanto un crecimiento menor de la economía, respecto a otras comparables en el mundo. En otras palabras, es una economía y un sistema del conocimiento con sesgo a las actividades franquiciadoras y no de la propiedad intelectual: es el nuevo subdesarrollo en la sociedad del conocimiento.  


Evidencia suramericana: Brasil vs Colombia

La economía brasilera es la séptima del mundo pero sus exportaciones ocupan el lugar 26 en el mundo, la economía colombiana es la número 36 pero sus exportaciones ocupan el lugar 56. Entonces, la comparación de Colombia con el gigante latinoamericano no es respecto a una nación caracterizada por un cambio estructural intenso que se traduzca en un gran dinamismo exportador, como las economías más avanzadas y las emergentes más dinámicas. Adicionalmente, Brasil aún se caracteriza por ser exportador de bienes básicos, aunque las exportaciones del conjunto de bienes industriales (manufacturados y semi manufacturados), son superiores a las de bienes básicos (59% de la canasta exportadora), comportamiento inverso en Colombia, donde los productos semi manufacturados y manufacturados representan el 33%.

Así mismo, la tasa de crecimiento promedio de las exportaciones industriales ubica a Colombia en el puesto 83 en el periodo 1962 a 2013, y Brasil en el 72. Y dentro de la canasta industrial, Colombia ocupa el lugar 61 en las exportaciones de alta tecnología (ALTEC), con una participación del 3.13% en el total de exportaciones industriales del país para el periodo 1988 – 2013, mientras Brasil está en el escalafón 49 con una representación del 12% en las exportaciones industriales nacionales. Considerando la última década, Colombia descendió al lugar 73 en el mundo, aunque su participación subió al 5% promedio en las exportaciones industriales nacionales. Sin embargo, Brasil escaló al puesto 33. En dinero contante y sonante estos porcentajes dicen lo siguiente: en 11 años Colombia exportó US$7.951 millones en bienes de alta tecnología, mientras Brasil US$139 mil millones en el mismo periodo. Es decir, los ALTEC que exporta Brasil en 8 meses es lo que exportó Colombia en una década.  Este dato es una de las magnitudes de su retraso.

El cuadro 9 registra la evolución general del comercio internacional de los dos países, y se constata que en la medida que va transcurriendo el siglo XXI, el comercio de Brasil es mucho más dinámico, por el contrario, parecería que Colombia vive un letargo estructural, y el crecimiento medio sostenido de su economía depende de su mercado interno y de las importaciones.



Estos datos reflejan a su vez que no hay cambio estructural en la economía colombiana, lo cual se evidencia por la manera como han crecido las importaciones industriales, configurando un abrumador déficit comercial en bienes con creciente contenido tecnológico.

Entre 2000 y 2013, el déficit comercial acumulado del sector industrial es de 204 mil millones. Mientras tanto, el de Brasil es de US$337 mil millones para el mismo periodo. La diferencia está en que Brasil importó 4.5 veces más que Colombia, y exportó 8.5 veces más bienes industriales. La balanza comercial de Brasil en bienes industriales es deficitaria en un 23% mientras la de Colombia es de 130% (exportó US$158 mil millones e importó US$362 mil millones) en el periodo analizado, convirtiéndose en importador neto de bienes tecnológicos, en consecuencia, toda voluntad política para configurar una política de cambio estructural y de configurar un sistema de innovación robusto, va en contravía de las tendencias de la estrategia de inserción internacional y de su modelo económico. Una globalización desde afuera hacia adentro y no desde adentro hacia afuera. Es una estrategia unidireccional y no bidireccional de inserción. Se importan bienes inteligentes y se exportan bienes brutos.

Este panorama refleja los efectos de los TLC con economías más avanzadas. Escasas exportaciones con contenido tecnológico, muchas importaciones de alto contenido tecnológico, por lo tanto imposibilidad o dificultad real de hacer cambio estructural positivo desde la producción, las exportaciones, la educación, la ciencia y la tecnología, y el desarrollo regional. Cambio estructural con base en importaciones, no es cambio estructural, cambio estructural a punta de franquicias no está en ningún libro, es destrucción perversa no destrucción creativa, en el mejor de los casos, estancamiento estructural. De esta manera, la estructura de las políticas para el cambio estructural, deber ser algo parecido al siguiente mapa conceptual, pero jamás la política macroeconómica en el centro del esquema. 


Colombia ¿sociedad del futuro?

Resumiendo, Colombia se comporta cada vez más como un segundo Panamá, con una diferencia: ese país se organizó como un paraíso comercial y fiscal mientras Colombia no lo ha hecho abiertamente.  Colombia avanza hacia una sociedad de comerciantes pero no a una sociedad inteligente, dinámica, prospera, productiva, desarrollada e infinitamente menos desigual. Las pocas universidades de investigación, los pocos grupos de investigación de excelencia, las escasas empresas realmente innovadoras por sus capacidades en I+D+i y en innovación abierta, las ciudades innovadoras que sobran en los dedos de una mano, los pocos expertos y tecnócratas lucidos, y con un solo político de alcance presidencial que realmente piensa en la sociedad del conocimiento, no alcanzan a solapar los síntomas cada vez más acentuados de una economía retrasada, que se volverá una sociedad retrasada si se comete la estupidez de abortar las negociaciones de paz en La Habana.

Colombia y sus regiones deben complementar los análisis de coyuntura de "cómo vamos" (porque se sabe que como vamos vamos mal), con ejercicios y procesos de construcción del futuro, es decir, "A dónde vamos" pero "A dónde vamos" en lo económico, productivo, educación, ciencia y tecnología, desarrollo de ciudades y regiones, medio ambiente, infraestructura, y sobre todo "A dónde vamos" como Estado, como cultura, como nación. Pero también "A dónde vamos" con ese individualismo, egoísmo, adanamismo y mesianismo (rezagos de una sociedad y de una cultura feudal) que destruyen nuevas construcciones colectivas y participativas, y limitan las oportunidades individuales y colectivas.


Por eso ejercicios como el de Escenarios Bogotá 2025, y el de Especialización Estratégica Inteligente para Bogotá Cundinamarca, que impulsan la Cámara de Comercio de Bogotá y otras instituciones de Bogotá y del Departamento de Cundinamarca, el Anillo de la Innovación en Bogotá, la Región de Innovación en la Sabana Centro de Bogotá Cundinamarca, entre otros, son nuevos hechos para pensar y construir nuevas sociedades. Ejercicios sincronizados de ese tipo deben multiplicarse en la geografía nacional, y sobre todo, el gobierno nacional debe hacer uno de Especialización Estratégica Inteligente para Colombia, porque la suma de las visiones regionales no logran la visión nacional, y porque la paz y el posconflicto deben ser la oportunidad para pensar y crear una nueva nación, porque la guerra es el pasado y la paz el futuro.   



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