LAS INDUSTRIAS, EL FUTURO DEL MUNDO ¿Y DE COLOMBIA?
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foto: Gabriele Siegrist |
Excelentes presentaciones de
otros países y algunas de Colombia, como las de Miguel Cortez, Presidente del
Grupo Bolívar, y la de McKinsey. Sin embargo, me referiré primero a una
intervención que me pareció iluminadora, la del señor Haisong Tang de China, nación
que será la primera superpotencia en pocos años.
Dijo “que el mundo del futuro no son las empresas de software, si mañana
desaparece Google, no pasa nada, la reemplaza el buscador de Microsoft”. Sin
embargo, si cierran las industrias de hardware, por ejemplo, las fabricantes de
superconductores, desaparece la actual economía, y si cierran dos o tres de las
más grandes, la economía global entra en crisis. Esto no sucederá, pero muestra
que las apuestas estratégicas de Colombia deben estar en las industrias de
hardware, así se hayan destruido gran parte del tejido industrial desde el año
1991, a pesar de todas las evidencias de que el corazón del desarrollo es la
industria. En Alemania, Corea, Taiwan, representa más del 25% del PIB, en
Colombia el 11%.
Tang terminó diciendo que el
futuro nuestro está en un mix entre industrias de baja, media y alta
tecnología, y en agricultura, y así queda implícito el avance en los servicios
de alto valor agregado, los cuales emergen y proyectan desde el desarrollo
industrial. Y sugirió que la educación debería centrarse en ingenierías y ciencias,
y todo como parte de una visión de largo plazo con sólidos arreglos
institucionales. Esto también lo hemos registrado algunos en Colombia, en
columnas de opinión y en estudios, como el que hice hace pocos meses para ACIEM,
sobre el futuro de la electrónica en el mundo.
Entonces, éste país no solo debe desarrollar aplicaciones de software, debe ante todo, y dada su matriz productiva, hacer una apuesta aún más grande que la economía naranja, en las industrias de hardware: electrónica, energías alternativas, materiales, industrias y servicios del sistema de movilidad, industrias bio, aeronáutico y naval, en consecuencia, en las industrias 4.0. Así como hay oportunidades para desarrollar aplicaciones hay espacio en las industrias de servicios electrónicos, porque el hardware necesita software y el software necesita hardware.
Entonces, éste país no solo debe desarrollar aplicaciones de software, debe ante todo, y dada su matriz productiva, hacer una apuesta aún más grande que la economía naranja, en las industrias de hardware: electrónica, energías alternativas, materiales, industrias y servicios del sistema de movilidad, industrias bio, aeronáutico y naval, en consecuencia, en las industrias 4.0. Así como hay oportunidades para desarrollar aplicaciones hay espacio en las industrias de servicios electrónicos, porque el hardware necesita software y el software necesita hardware.
Los vehículos autónomos son
electrónica. Mobileye, nació como una start up en Israel hace 19 años, y la compró
hace pocos años Intel (hardware) en USD15 mil millones. Es una EMS mundial,
como lo mostró Mar lyora Gottileb, en otra presentación relevante, pues mostró lo
que hacen en el mundo, Colombia y lo que harán en el futuro, y esto es
electrónica, es industria, es hardware. El estudio de ACIEM dedica una sección
a las industrias de servicios electrónicos, porque las empresas de servicios en
electrónica, son empresas industriales.
Respecto a la agricultura como
uno de los sectores estratégicos al 2050, será posible si ocurre una
reestructuración absoluta del sector, pues si bien se reconoce su importancia, es
el culpable de todas las grandes violencias, injusticias e inequidades de
Colombia, y de los rezagos estructurales que sufre éste país desde siempre. El
sector agrícola no alcanza el 7% del PIB, aunque se lo reivindica como un
sector del futuro por razones de seguridad alimentaria, pero todos los días se
lo destruye por malas tecnologías, el abuso y mal uso del agua, la ilegalidad
que deforesta y quita vidas, y por malas prácticas éticas, jurídicas,
tributarias, prediales, económicas e ideológicas, que lo atraviesan. A pesar de
ello, existen a lo largo y ancho del país experiencias asociadas a pequeños
territorios con buenas prácticas y modelos admirables de organización
productiva colectiva. Transformar las empresas agrícolas en agrotechs, sobre
todo pequeñas y medianas, es también industria, es hardware, es electrónica.
En cuanto a emprendimiento, magníficas
reflexiones de Laura González Estefani y de Rosa Jiménez-Cano de la firma The
Venture City. Como emprendedor, las buenas ideas para que se conviertan en
start ups necesitan de financiación, sea del emprendedor vía recursos propios,
familiares, amigos, o por capital semilla, público o privado, para la incubación.
Emprendimientos sin plata son papeles que se rompen y desaparecen. No hay emprendimiento
sin capital semilla, propio y de ángeles inversionistas, para que la etapa de
incubación transite con menor riesgo, hasta llegar a la fase de aceleración donde
fondos más grandes llegan a consolidar el emprendimiento. Lo que si es cierto,
es que de acuerdo al tipo de iniciativa, esta requiere de más o de menos
dinero, y las que son de mayor complejidad tecnológica, requieren aún más de
ese recurso inicial y de más tiempo, para ir más allá del Power Point y del
Excel. Pero no se puede caer en la trampa de que todos los emprendimientos se
hacen con un peso y en seis meses. Una start up disruptiva de hardware, jamás.
Una de software, tampoco.
Además, todo emprendimiento
necesita de una hoja de ruta estructurada, a través de un plan de negocios o
esquema similar, y fuertes datos, para que los ángeles inversionistas o los
fondos de capital de riesgo tengan fundamentos para tomar decisiones. Sin
embargo, los modelos que existen son varios, se pueden mezclar, se pueden
simplificar, hacerlos más rápidos, pero no se pueden obviar. Y lo que está en
la cabeza del emprendedor siempre hay que validarlo antes de soltarlo al
mercado. Los que niegan la importancia de estas herramientas están equivocados
y hacen daño.
Sin embargo, las empresas basadas
en aplicaciones tienen un periodo de puesta a punto más temprana, por eso
también requiere de menos capital de arranque y porque además el instrumento
tecnológico (un computador) es menos
costoso que el de una empresa de hardware. De esa manera consigue más pronto
despegar, sus crecimientos son muy altos y rápidos durante un tiempo determinado
y por tanto los retornos prontos y la rentabilidad elevada, no obstante, muchas
caen después como coco.
Entonces, hay quienes reniegan de
los planes de negocios, de los datos fuertes, que descargan en el emprendedor
los costos de partida, y forman clubes de inversionistas que los ponga a ganar
después del almuerzo. Este tipo de mentalidades en vez de hacer bien al mundo
del emprendimiento, lo distorsiona y atrofia, porque niega las condiciones,
verdades e importancia de otros emprendimientos, que al final del día son los
que verdaderamente transforman las economías y las sociedades. Una start up
disruptiva o de alto impacto basada en hardware, incluidas las 4.0, no se hace sin ángel inversionista, en seis
meses y sin plan de negocios, sin política pública y sin agentes del mercado
potentes, capaces, visionarios y responsables.
Así las cosas, Colombia, debe recomponer
sus ideas, teorías, enfoques y políticas, y darse cuenta que el mundo del
futuro es el hardware. En otras palabras, la sociedad del mañana es la nueva sociedad
industrial de la inteligencia, y las políticas de desarrollo productivo, de
ciencia y tecnología, y de emprendimiento, y la gestión gremial, no están
dirigidas hacia allá. Se necesitan focos estratégicos, instrumentos
diferenciados, recursos abundantes, estado emprendedor del tipo de Mazzucato,
potentes ecosistemas de innovación, en otras palabras, mejores políticas
públicas y de los privados, y de nuevos arreglos institucionales para un nuevo
desarrollo para el bien común.
Ojalá Bictia no caiga en la
trampa de dejar a un lado la incubación para centrarse únicamente
en la aceleración, es decir en el negocio final y no en la construcción del emprendimiento.
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