LA PRODUCTIVIDAD EN EL PLAN DE DESARROLLO ¿UNA CONFUSIÓN NARANJA?
Una versión semejante está publicada en www.razonpublica.org.co
El plan se soporta en más de veinte pactos: tres estructurales:
legalidad, emprendimiento y equidad; once transversales de distintos sectores,
y ocho regionales. Esta columna aborda el
pacto del emprendimiento y de la productividad.
Vacíos conceptuales generan
desorden conceptual
El gran problema estructural de
la economía colombiana no es el déficit fiscal, ni la tasa de cambio, ni la inflación,
ni las monumentales anomalías tributarias, es la tasa negativa de contribución
de la productividad al crecimiento del PIB. Es decir, la productividad es tan
baja que le resta puntos al PIB y por ello registra un constante crecimiento
mediocre.
Entonces, la contribución al
crecimiento viene del capital humano y del capital físico, pero no de la
productividad, es decir, no de lo que produce, cómo produce, bajo qué factores fundamentales
produce, y para que nuevos mercados produce. Si esto no está claro y en el
frente de una estrategia del estado por la productividad, es imposible
imprimirle velocidad a la transformación
de la estructura productiva con nuevas actividades (sin destruir las que ahora
son las más competitivas), lo cual requiere de una acción combinada y
simultánea entre transformación productiva, educación, fuerte actividad en
ciencia, tecnología e innovación, infraestructura, mejores capacidades
empresariales y gerenciales en torno a la I+D+i y la propiedad intelectual, dinamismo
emprendedor en proyectos disruptivos y de alto impacto con altos rendimientos crecientes con efectos
difundidos en la economía, y en la transformación de la canasta exportadora.
Sin embargo, para Duque la
equidad es igual a emprendimiento más legalidad, lo cual es insuficiente,
porque la productividad es igual a transformación productiva + conocimiento +
emprendimiento + legalidad + sistema de movilidad + desarrollo regional, y esta
ecuación es la que despeja el camino a la equidad, porque la economía recibe más
recursos para más y mejores inversiones y el estado puede elevar y distribuir
mejor sus ingresos para mayores coberturas, más eficiencia y calidad en los
servicios que presta.
Si el plan de desarrollo
convierte la productividad en un pacto nacional a través de las políticas de
desarrollo productivo, de ciencia tecnología e innovación (CTI), y de
emprendimiento, más educación, movilidad y sostenibilidad, lograría una estructura
más organizada, coherente y creativa del plan para impulsar la productividad y
lograr la convergencia de los actores para una mejor coordinación al interior
de los sistemas de productividad y de innovación, de la nación y de las
regiones. De esta manera será posible incidir positivamente en la equidad y en
la legalidad, está última entendida como grandes arreglos institucionales para
recomponer la descompuesta y desarticulada institucionalidad de estos días.
Cómo superar el problema conceptual
El Plan se la pasa hablando de la
productividad pero tiene desordenada la estructura. Con timidez se menciona la
política de desarrollo productivo (PDP) y es por eso que no se la ve por ningún
lado. Si es la que viene del gobierno anterior, esa es una política sin
ambición, que no tiene focos estratégicos como lo han señalado y sugerido
expertos de otros países y como algunos de acá no dejamos de insistir.
Entonces, hay un voluntarismo por la productividad porque la política de
desarrollo productivo es como un fantasma, por lo cual la buena idea de
focalizar las acciones del Programa de Transformación Productiva, de Innpulsa y
de Procolombia, surge desprovista de una potente política marco. Es como tener
aeropuertos sin torre de control. Aviones en tierra.
Mejorar la productividad con esos
vacíos conceptuales y de enfoque, hace que en el plan de desarrollo, la
agricultura y la agroindustria anden colgadas del emprendimiento, las naranjas
digitales por otro lado, la sostenibilidad donde están las energías, más allá,
y a las industrias 4.0 las mandaron a ciencia y tecnología para crear centros
de investigación en cada una de las diez áreas 4.0, sin antes diseñar una plan
estratégico 4.0 como el que tiene todos los países avanzados y los emergentes
inteligentes.
Sin embargo, lo más grave que
tiene el plan, es que del resto de las industrias distintas a las 4.0 no se dice nada y por tanto tampoco de
servicios de alta complejidad, cuando la industria y los servicios fueron la
razón por la cual emergieron las industrias 4.0 en Alemania, y luego en Estados
Unidos, después en China y ahora en todo el mundo. Es un hueco conceptual tan
grande como el hueco fiscal que se inventaron Carrasquilla y los caprichos del
gabinete de Duque.
Así, todo se reduce a la economía digital, a la agricultura,
la agroindustria y la minería, lo cual está bien, pero desaparecen las
industrias avanzadas y los servicios de alta complejidad. Es decir, como si
pensaran en una economía de commodities digitales adornados de naranjas
culturales y creativas, desconociendo que el futuro del mundo son las industrias
relacionadas con hardware: electrónica, bienes de capital de nueva generación,
energías alternativas, aeroespacial, industrias del sistema de movilidad,
nuevos materiales,…
En el plan se critica a
Colciencias por no disponer de una política con áreas estratégicas para evitar
la dispersión y el mejor uso de recursos escasos para investigación. Esta es
otra equivocación de aproximación, porque no puede haber ciencia dirigida sin
producción dirigida. Si las dos tienen focos dirigidos, las dos conversan, se
articulan, cooperan y avanzan, y de la mano se llevan al emprendimiento,
mejoran la educación, impulsan el desarrollo regional, hace posible la
coordinación entre actores, aumenta la productividad y el PIB.
El pacto por el emprendimiento anuncia
una política nacional de emprendimiento, pero aún no señala programas
específicos ni metas para emprendimientos (start ups) disruptivos de alto
impacto, y otros de menor complejidad. Escribí una columna en http://www.confidencialcolombia.com/
y en mi blog http://www.jaimeacostapuertas.blogspot.com/,
donde digo que es posible un programa de 20-30 emprendimientos disruptivos en
cuatro años; de 70 – 80 emprendimientos de alto impacto, y que ambos programas requieren
250 mil millones. Entonces, Colombia tendría las 100 empresas o start ups del
futuro, más todas las que surjan de emprendimientos menos sofisticados, y el
agregado de los emprendimientos sociales. También puede haber un programa de
agrotechs y de pymes innovadoras, con lo cual este gobierno dejaría buenas
bases para reestructurar la economía al año 2050.
Las metas en emprendimiento son:
fortalecer siete incubadoras de empresas, y seis aceleradoras de empresas, pero
ningún parque tecnológico, ningún distrito digital, de la innovación, de las
industrias de alta tecnología, de las 4.0 y de servicios de alta complejidad.
Es decir, siete incubadoras para 32 departamentos, seis aceleradoras para 32
departamentos, y fondos de ángeles y de capital de riesgo para esas pocas
incubadoras y aceleradoras. ¿Para los demás territorios qué? Con estos escasos
ambientes para el emprendimiento, que por definición los coworking no resuelven, es imposible
mejorar sustancialmente los pobres indicadores que en emprendimiento el mismo
Plan señala: “..del 53 % de colombianos
que en 2016 afirmó tener la intención de emprender, solo el 16 % lo hizo en
realidad. Únicamente el 8 % de los colombianos hace inversiones que se pueden
clasificar como emprendimientos. De este grupo, el 80 % aporta menos de cinco
millones de pesos a una buena idea de negocio de un familiar, amigo o
desconocido. La tasa de supervivencia de los emprendimientos es baja, pues sólo
6 de cada 100 emprendedores logran establecer un emprendimiento que sobreviva
más de 3.5 años. Los esfuerzos para promover el emprendimiento han padecido de
duplicidad de esfuerzos, baja asignación de presupuesto, y descoordinación
(Banco Mundial, 2015)”.
En Brasil, las 350 incubadoras
están en todos los estados, todas están incorporando la aceleración. El centro,
base, espíritu y razón de ser del emprendimiento, es la incubación. Si esta se
desconoce o soslaya, como en Colombia, los emprendimientos que llegan para
aceleración son menos y no tan buenos. La tasa de muerte de los emprendimientos
en Colombia es muy alta por problemas estructurales en la base teórica y de
esta manera en el diseño y aplicación de una correcta política de
emprendimiento. Además, porque las políticas complementarias (PDP y de CTI) son
blandas o no existen, porque se ha privilegiado la competitividad a la
productividad, el instrumento al concepto.
Así las cosas, el portafolio de acciones
e instrumentos que se presentan en el pacto del emprendimiento son instrumentos
de una política de desarrollo productivo, que al quedar al abrigo del
emprendimiento, que solo es un componente clave de esa política y por tanto de
la productividad, los limita en alcance e impacto. En consecuencia, la política
madre para elevar la productividad es la PDP, y en el Plan no tiene espacio
claro, tal vez esperando el informe final de la OCDE.
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