OBJECIONES A LA MISIÓN DE 42 SABIOS
DE COLOMBIA
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Foto: Gabriele Siegrist |
Con los seis articulitos a la ley estatuaría de la
Justicia Especial de Paz (JEP), que golpean al acuerdo de diciembre del 2017 y
la posibilidad de cimentar una paz para siempre en Colombia, el presidente
Duque puso de moda las objeciones. La diferencia con esta columna está en que
el presidente hace objeciones a la paz, y aquí hacemos objeciones a favor de la
misión para mejores resultados.
Comienzo diciendo que no tengo ninguna objeción a las
personas escogidas, incluso, veo bien la presencia de científicos extranjeros
de alto nivel mundial, aunque en unos campos de pronto no sean los más acertados
según el enfoque de estas líneas. Así las cosas, a pesar de tener todos los reconocimientos en su país y en el espacio de la Unión Europea,
la coordinación general de la misión no debería estar en cabeza de una
científica extranjera, la señora Cristina Garmendía, de nacionalidad española,
sino en cabeza de una persona nacida en Colombia. Veamos un ejemplo, y podrían
ser muchos más. Brasil hizo una misión sobre la política de innovación, donde
los dos directores fueron pesquisadores brasileros de la Universidad de
Campinas, y la prestigiosa economista italiana, Mariana Mazzucato, fungió como
asesora principal. Preferiría ver a la señora Garmendia en ese mismo rol, seguro
de que se sentiría más cómoda, reconocida y aportaría más, a no ser que quiera remediar
lo que no trajo la conquista: la falta de ciencia
y tecnología (CyT) que el imperio español en ese entonces no tenía.
Esto no es asunto de forma, es de fondo, pues la CyT y la innovación, es un factor
estratégico nacional, aún más en un continente donde hay una superpotencia y
los demás países son patio trasero[1], que en términos de
investigación científica significa una investigación subordinada y menor, lo
cual se refleja en la baja inversión que hace Colombia en investigación, el
bajo número de patentes y en todos los demás indicadores del mundo de la
investigación y de la innovación, lo cual constituye una barrera estructural a
un crecimiento alto de la economía y de la productividad, porque no puede hacer
el mejor y más rápido proceso de aprendizaje a partir de la construcción de
potentes capacidades de investigación,
desarrollo e innovación (I+D+i), y su articulación con centros de
investigación y redes internacionales en áreas del conocimiento estratégicas.
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Cristina Garmendía |
Tengo igualmente objeciones al área de ciencias sociales.
Me parece que ahí están las grandes preguntas para esta misión, porque todo
empieza con la investigación sobre las demencias del colombiano, dada su
incapacidad para superar el libro de la guerra perpetua y otras anomalías que
neutralizan y rebasan todo lo bueno y el potencial reprimido que tiene como ser
humano. El triunfo del NO al acuerdo de paz en el plebiscito de octubre de 2017,
es inexplicable en una sociedad. Denota un severo problema cognitivo que tendrá
consecuencias perversas para el futuro del país, porque podría precipitar un
tercer ciclo de conflicto que ya se insinúa, cuando no se ha cerrado el
segundo, tal como aconteció con el inicio del segundo cuando no se había
cerrado el primero.
Esta manera de convivir con una violencia pavorosa, que
además evade porque la desconoce, minimiza y quiere esconder para refundar la
nación y reescribir la historia, amerita más ciencia que las demás áreas
científicas, porque se trata del centro de una sociedad, sus anomalías
culturales, el cerebro de sus ciudadanos con su manera de pensar y de situarse
ante la vida, el desarrollo y el mundo, porque su violencia además está relacionada
con una economía ilegal, igualmente destructiva en vidas y en naturaleza, a su
vez, todo lo anterior vinculado a una cultura de corrupción ilimitada y en
crecimiento. Entonces, Colombia es una especie de sistema político
descerebrado, con un sistema social fallido asociado a un sistema económico
fallido, con un sistema de CyT descohesionado y enano, y todo configura unas
instituciones gelatinosas. Si esta misión aborda lo social desde su cruda
realidad y no desde la negación y la "prudencia", hará una gran contribución, de lo contrario, no será una misión de científicos, sino de expertos calificados.
Las violencias que no se van tienen un centro de
gravitación y de alimentación en la concepción feudalista por el uso y
propiedad de la tierra, derivando en una economía extractivista que solapó la
industrialización, la truncó y la terminó casi que destruyendo. Colombia no
supo, en medio de una interminable guerra por el suelo y no por la inteligencia,
transformar y profundizar el desarrollo industrial, como centro del desarrollo
productivo urbano y sin el cual no puede haber ni agricultura, ni minería, ni
servicios de vanguardia. Es decir, la sociedad urbana tampoco logró blindarse
del extractivismo depredador y de pavor.
De esta manera, el reto de los investigadores sociales de
la misión, también es monumental en la parte de la investigación en torno a la economía
del futuro, porque se necesitan enfoques heterodoxos, creativos, novedosos y
rigurosos, ya que el modelo económico hay que reestructurarlo, no solo por
factores endógenos, sino porque en el mundo hace agua cada vez por más lados.
El ciclo largo del neoliberalismo ha terminado. Duró 50
años, entre 1962 y el 2012. Colombia no desarrolló una industria farmacéutica, ni
aeronáutica, ni espacial, ni de movilidad (solo ensambladoras), ni de energía,
ni de ingeniería avanzada, ni de bienes de capital, y el gran fracaso, nada con
la industria electrónica que es la base de la actual revolución 4.0 y de las
tecnologías ecológicas, todo, porque la apertura de la economía se hizo para
liberar importaciones de tecnología y no para desarrollar la producción, la
innovación y las industrias intensivas en conocimiento. Es decir, industrias
inteligentes o avanzadas como se conocen en estos días, muy poco, a pesar de
que dominan el comercio mundial desde el año 1990. Por todos estos rezagos, la
ganadería es extensiva, los cultivos también, el café se siembra y se cosecha
con la mano, los sistemas de transporte son atrasados y contaminantes, y los
servicios dependen 100% de tecnología ajena. A pesar de todo, en salud, materiales,
agricultura y en algunas actividades de la industria metalmecánica, de defensa
y de aplicaciones de software, está lo mejor que hace Colombia. Hubiera sido
bueno ver en la misión un militar para mirar el papel de las fuerzas de defensa
en el desarrollo de la CyT en un periodo de construcción de la paz.
Otro tema que deben abordar los científicos sociales de la
misión, es sobre la geopolítica mundial y las relaciones internacionales. La lectura que hoy hace Colombia del entorno global y de la integración
regional, es corta. Hace pocos años tenía muy buenas capacidades en el tema, ahora
parece que todas hubieran desaparecido o escondido, sobre todo cuando Estados Unidos ya no es el dominador
absoluto del planeta, de la política, de la economía, de la tecnología y de las
guerras. El mundo de hoy es multipolar y será cada vez más porque hay una ola
de países emergentes que vienen empujando sin pedir permiso, mientras Colombia
todo lo hace según lo que diga la Casa Blanca, el Pentágono,...... Es decir, no lee el mundo, solo
lee un pedazo de el.
La tercera y última objeción tiene que ver con la
ausencia de las empresas que hacen I+D+i en Colombia. Esta omisión me parece
asombrosa. Es un sinsentido científico contra la evidencia y la teoría, y contra
la retórica de las relaciones universidad – empresa – estado. Un país que está
sobre saturado de una agitación superficial por la innovación y el emprendimiento,
no puede hablar de ciencia y tecnología para el desarrollo de la economía y de
la sociedad, sin incluir en el debate a las empresas que
han logrado superar el bloqueo mental de la ciencia ajena, y que en los
últimos años se han dado cuenta que hacer investigación es un buen negocio y un
desafío emocionante saber que es posible desarrollar conocimiento para mejorar
y diversificar sus negocios e inversiones, y contribuir al desarrollo de la
economía y de la innovación. En Colombia hay grandes empresas que hacen I+D+i, es decir, hacen
ciencia, tecnología e innovación (CTI). Entonces, buena ciencia básica, buena
ciencia social, necesita de una buena ciencia para desarrollar un sistema
productivo sostenible y avanzado.
Las dos primeras objeciones a la misión, de pronto ya no
tienen solución, aunque es posible hacer ajustes de forma y porque además plantean
desafíos intelectuales para sus miembros. Sin embargo, la tercera objeción se
debe y se puede incluir, aunque saldrán a decir que hay sabios que sí saben qué
hacer con las empresas, y que atenderán el asunto, lo cual no es suficiente. Se
requiere de un trabajo específico, que converse con algunos miembros de la
misión, y elaborar un texto para que la misión lo incluya en su producto final,
y se discuta a su interior. Además, es un asunto de coherencia con el discurso
del plan nacional de desarrollo sobre la productividad para impulsar las
industrias 4.0, las manufacturas avanzadas, las agrotech, las energías
alternativas, los sistemas de movilidad, el emprendimiento, y con los objetivos
de elevar la inversión en CTI a más del 1% del PIB, ante todo en un contexto de los ODS 2030, y de una visión más lejana al 2050, porque son al menos 30 años los que necesita Colombia recorrer para ser un país emergente inteligente, menos inequitativo y más avanzado, porque llegar a los niveles de Corea, si hace las cosas mucho mejor, le tomará 50 años porque el lastre de atraso es aun muy grande y porque está entrampado en sus fallas.
Los efectos de derrame en la economía (spillovers
positivos) que resultan de la integración entre producción e investigación,
solo es posible por la mayor cantidad y calidad de investigación con las
empresas y desde las empresas con las universidades y el estado, para ver si
salimos de la estupidez de la balacera, del corto plazo, de la impunidad, del
extractivismo feudalista y narcotraficante, y de tanta ilegalidad que tiene
atravesada las instituciones.
Esta misión es muy importante para Colombia, en una ruta de largo plazo, más allá del gobierno de turno que la impulsa.
[1] incluso el Brasil de Bolsonaro que fue a
regalar su país a Trump sin ninguna compensación tecnológica por el alquiler de
la base aeroespacial de Alcantara.
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