¿A DÓNDE VA LA CIENCIA, LA
TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN
EN COLOMBIA?
EL MALESTAR DE LOS CIENTÍFICOS
Colombia está en movimiento. Hay malestar e incertidumbre en progreso. La gente quiere nuevas palabras, nuevas ideas, nuevas caras y nuevas acciones. Así tenía que suceder algún día porque el desajuste institucional derivado de un largo conflicto y de un modelo de crecimiento que tiene fallas como tantas fallas tienen a veces el mercado y los estados.
Esta columna se motiva en la entrevista de la directora de
Colciencias, Paula Arias, en El Colombiano, y en la entrevista del ex rector de
la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, a Claudia Morales en Semana, sobre
la situación de la ciencia, la tecnología y la innovación, y su critica a las
opiniones de la funcionaria. Pero también en el malestar expresado en las redes por decisiones de múltiple tipo tomadas en los últimos años.
Mi percepción luego de leer las dos entrevistas, es que la ciencia y la tecnología (CyT) todavía anda como rueda suelta como
era el mundo de la investigación hace mucho tiempo, y es funcional con un modelo
de crecimiento que privilegia las fuentes externas de innovación y menosprecia
las fuentes internas, desconociendo fundamentos centrales de las “nuevas” teorías del desarrollo. El conocimiento es un factor endógeno, por lo tanto la educación es la base, la investigación el transmisor de ese factor en la economía en la sociedad y en el estado, y la cultura la fuente que da identidad a las transformaciones.
En consecuencia, Colombia tiene una idea de crecimiento de hace tiempo, como si aun fuera un país subdesarrollado. El estado trata a la gente con dádivas cuando ya no quiere dádivas, porque ahora quiere desarrollo, educación y salud de calidad, justicia, equidad, transparencia, participación, oportunidades de calidad (política industrial y de innovación) e instituciones inclusivas que le den una vida con altos estándares de bienestar. Es por eso el malestar.
En consecuencia, Colombia tiene una idea de crecimiento de hace tiempo, como si aun fuera un país subdesarrollado. El estado trata a la gente con dádivas cuando ya no quiere dádivas, porque ahora quiere desarrollo, educación y salud de calidad, justicia, equidad, transparencia, participación, oportunidades de calidad (política industrial y de innovación) e instituciones inclusivas que le den una vida con altos estándares de bienestar. Es por eso el malestar.
Así las cosas, el problema de fondo no es la ciencia y la
tecnología (CyT) y su mirada hacia dentro. El problema es que no tiene el espacio que debe tener en las políticas para conformar un sistema
general de desarrollo donde la investigación sea componente clave. Por esta
falla del mercado y del estado, es decir de los actores clave, la investigación
tiene escaso impacto hacia fuera de su sistema, y por eso son justas las criticas que le hacen, y es positivo que la comunidad de pesquisadores esté reflexionando y llamando la atención.
Cuando los investigadores de la diáspora dicen que una buena
investigación básica es la fuente de altos volúmenes de patentes, cabe reiterar que la investigación en los países avanzados y en los emergentes dinámicos
está articulada a potentes políticas de desarrollo de largo plazo y a acciones
estratégicas de los estados. Colombia no tiene ni unas ni otras. Va de paseo en el coche del crecimiento medio, mientras llega la paz.
Por supuesto que en esos países, al igual que en las artes,
la ciencia tiene grados de libertad para que emanen nuevos paradigmas que luego
cambiarán, para bien o para mal, la cultura, la economía, la
sociedad, la misma ciencia y la tecnología, pero también la innovación y la creatividad, así como a los
estados, la política y el mundo.
La ciencia y la tecnología en el mundo hace rato no
funciona como rueda suelta, porque ya nada funciona por fuera de sistemas
complejos de distinto tipo para distintas situaciones. Sistemas que además se
integran con otros conformando una densa urdimbre de megasistemas y redes.
Pero estos sistemas solo emergen, crean y articulan, si las
políticas emergen desde adentro y no desde recetas y modelos estándar externos. Los países que más avanzaron en los últimos 60 años, son los que emprendieron sendas heterodoxas.
Colombia aun está en la fase de un discurso parcial e
incipiente sobre el desarrollo, la ciencia, la cultura y la política. Se trata del discurso desde la ciencia para
poner a Colombia en una senda propia de pensamiento y de desarrollo, que ponga fin a comportamientos equivocados, insuficientes o inexistentes.
Retratos de problemas y dilemas de la ciencia y la tecnología
Basta leer las barbaridades del ICA y la actual crisis
campesina. Vendidos a Monsanto. Indigna dependencia. Indigno decreto 970. Indignante la existencia de medidas escondidas a expensas de productores nacionales, en contra de nuestro desarrollo, y en perjuicio del sentido ético
y moral de la investigación.
La baja productividad de la economía colombiana tiene
relación con la escasa actividad en ciencia y tecnología, y la escasa articulación con la
política de competitividad y de innovación, cuyo enfoque actual me parece que ya prescribió (Colombia ocupa el puesto 69 en la competitividad mundial). Así las cosas, ha llegado la hora de una política industrial y de
innovación de nueva generación. Muchos de los problemas estructurales en la economía y en la sociedad colombiana están sucediendo por la falta de esta política, que no solo es una política para las empresas, es ante todo una política estratégica para el desarrollo global de la nación.
Entonces, los
científicos no deben solo pedir una mejor política de CyT - lo cual es cierto,
correcto, inaplazable y necesario -, pero no será un buen ejercicio si no hay mejor modelo de
desarrollo y nuevo proyecto de sociedad para una mejor ciencia. Este es el
punto donde se encuentra Colombia y su protesta, y desde ahí debe partir la
construcción del futuro, de cara al postconflicto.
La comunidad científica debe romper el cascarón en que anda
metida, y Colombia salir de la píldora en la que está encapsulada. La ciencia es parte
de sistemas complejos que en Colombia no se abordan integralmente. De
seguir así, la ciencia cenicienta se demorará en ocupar el papel que debe tener en
el postconflicto y en los anhelos de convertir la nación en una economía
emergente inclusiva en la sociedad del conocimiento.
A los científicos aun les falta profundizar en el discurso para orientar a políticos,
tecnócratas, empresarios e involucrar a la sociedad en la ciencia en la tecnología y en la innovación, porque en últimas todo va
y viene desde el tejido social en sus múltiples expresiones y actividades. El cambio en la sociedad del conocimiento es desde el conocimiento.
Hago unas preguntas y usted lector o científico dé respuestas
para su reflexión:
¿Cuánto aporta la ciencia y la tecnología al crecimiento del
PIB de Colombia, y cuanto en las economías desarrolladas?. Si no se sabemos responder
esta pregunta, o si no se tienen estos datos, es como partir de un segundo piso sin haber construido el
primero.
Pero también pregunto por qué hay tantos grupos de
investigación y muchos de ellos fuera de operación en un sistema de pocos
recursos; por qué solo han sido posibles unos pocos spin off y unas contadas
empresas de tecnología (start ups) desde el sistema de investigación; por qué desde
la educación, desde las políticas de CyT y de competitividad no se ha podido
tumbar barreras para impulsar la propiedad intelectual en las universidades, en
las empresas, en el estado y en la sociedad, para que la innovación, la creatividad y el emprendimiento fluyan sin barreras; por qué no se ha logrado la descentralización hacia la autonomía de
la CyT en los territorios; por qué solo ha sido posible crear escasos e
incipientes hábitats de innovación: parques de CyT, ciudades innovadoras,
centros de emprendimiento y de innovación; por qué hay sectores clave de la
economía que no tienen centros de investigación; por qué la comunidad
científica no se ha expresado a favor de una política industrial y de innovación
moderna y en cambio se ha dejado seducir por las modas de la competitividad…..por
qué….por qué …por qué…siga usted.
Entonces, Colombia está en un circulo muerto - como la vaca
muerta del conflicto como dice el presidente Santos - donde todavía no se encuentran la
investigación, el desarrollo, la cultura y la sociedad.
Por supuesto que el sistema de investigación está
desacompasado. Sin embargo, antes en su pequeño mundo ahí iba, más o menos bien, ahora con lo de
las regalías, donde las criticas del ex rector Wasserman son ciertas, no se
sabe a dónde va. En la práctica - no en la retórica tecnocrática y en el power
point -, las regalías no hacen parte del sistema y de una idea clara desarrollo porque no hay una política nacional de desarrollo regional. Los fondos solo son instrumentos.
Resumiendo, hay fallas de coordinación derivadas de la ausencia de políticas para un país que pide nuevos rumbos.
Falla de las regalías de CyT
Cuando se diseñó el instrumento no hubo tiempo o se les
olvidó pensar o decidir en torno a cuatro aspectos fundamentales: cómo afectarían las regalías la política
y el sistema de ciencia, tecnología e innovación; como se reintegraría el
sistema de investigación con el de competitividad y de innovación; si el
centralismo y su deteriorada derivación, la descentralización, no se preguntaron si necesitaría
de nuevas autonomías y de nuevos arreglos institucionales en los territorios;
y en qué focos debía orientarse la aplicación de los recursos para que tengan
impacto, sobre todo porque son transitorios.
Y una omisión que alude a todos los fondos de regalías: la falta de una política de desarrollo regional que oriente las regalías, que siente bases estructurales para cuando estas se acaben o deriven en su rediseño en una nueva etapa de esos recursos a la luz del avance regional previsible a partir del 2020.
Por qué ocurrieron estas fallas. Por el inmediatismo político; porque no hay políticas de desarrollo de largo alcance que tengan a la innovación como factor determinante; o por qué de pronto no hay políticas de desarrollo, pues no hay un sistema de planeación para el desarrollo de largo tiro. Un juego de palabras en torno a un círculo vicioso que deriva en malestar.
Y una omisión que alude a todos los fondos de regalías: la falta de una política de desarrollo regional que oriente las regalías, que siente bases estructurales para cuando estas se acaben o deriven en su rediseño en una nueva etapa de esos recursos a la luz del avance regional previsible a partir del 2020.
Por qué ocurrieron estas fallas. Por el inmediatismo político; porque no hay políticas de desarrollo de largo alcance que tengan a la innovación como factor determinante; o por qué de pronto no hay políticas de desarrollo, pues no hay un sistema de planeación para el desarrollo de largo tiro. Un juego de palabras en torno a un círculo vicioso que deriva en malestar.
Por el lado del sistema de CyT, los investigadores cometieron
el error de reestructurar a Colciencias para que continuara como una
institución enana y centralizada. Algunos pedíamos Ministerio para hacer una
ciencia grande que tenga una institucionalidad grande para un país grande, diverso aunque abrumadoramente desigual.
En Colombia está la CyT centralizada, cuando
debe ser descentralizada, porque el conocimiento es un factor propio
o endógeno (cultural) que emana desde factores materiales e inmateriales locales. Desde
hace un siglo está explicado, se llama desarrollo endógeno - no le de más
vueltas -, remozado en este siglo con las nuevas fuerzas del desarrollo.
Pero el asunto no es solo la reducción del presupuesto de
Colciencias para sus funciones fundacionales, entre ellas el apoyo a la
investigación básica y su complemento con las regalías. El problema es que las
regalías de CyT no calzan con otras políticas, o porque estas no existen o porque
son regulares o porque tienen el vacío de la investigación, o porque la
investigación aun no cabe con claridad en la cabeza de tecnócratas, políticos y
empresarios.
Entonces, lo fundamental no es si la directora de Colciencias
tiene o no doctorado. Colciencias ha tenido director@s con doctorado. Han hecho
lo que han podido, pero su tarea ha sido inconclusa, esforzada y limitada, con aciertos y errores
propios de un país con dependencia intelectual, científica y tecnológica, que
es en esencia el problema de la ciencia, del crecimiento y del desarrollo de
Colombia. Por eso está anclada en un rezagado puesto 69 de la competitividad
mundial después de 23 años de apertura.
Cuando el conocimiento y la creatividad se piense en términos
de interdependencia, otro país será Colombia para sus campesinos y ciudadanos, y otra nación será para el mundo. Dejará de
ser patio trasero. Lo que sucedió con el decreto 970 del ICA es un comportamiento
de patio trasero.
No trato de defender la gestión de la Directora Arias. No tengo comunicación con ella desde antes de ser
subdirectora, entonces carezco de información desde la fuente. Trato de hacer una
severa reflexión para coger la ciencia y la tecnología de los cachos como de
los cachos hay que coger las políticas y problemas estructurales que ahora vive
Colombia, como le dijo el gobernador Fajardo al Presidente Santos hace pocos
días.
Recomendación
Parte de la decantación de la transición a una sociedad en
paz, emergente y de calidad, pasa por la investigación. Esto implica usar las
mejores capacidades. Para ello, recomiendo un programa estratégico que dé
respuestas a una afirmación: A DÓNDE VA COLOMBIA ®. Y esas capacidades están en
los grupos A1 y A de Colciencias. La estrategia consiste en que sigan haciendo
trabajos de consultoría de calidad, pero que también tengan líneas de
investigación en los nuevos retos de la sociedad, con financiación expedita y
continua para que sea claro A DÓNDE VA LA CIENCIA®. A donde va Colombia va su
ciencia, a donde va su ciencia va Colombia.
Se trata de pensar la nueva sociedad desde el conocimiento y la investigación,
entendiendo, interpretando y estimulando la critica, la creatividad, el
pensamiento, la interdependencia, y el cambio inteligente sin violencia para crear su propio paradigma.
Reflexión final
A lo largo de mi vida he
trabajado con jóvenes profesionales e investigadores sumamente inteligentes y creativos. Los he
visto soñar en inmensos proyectos, aprender lo que nunca aprendieron en las
universidades pero también aplicar lo que aprendieron. Sin embargo, he
visto sufrir en silencio su decepción por la frustración que traen las malas
decisiones de técnicos y políticos que abortan proyectos de ensueño.
El llamado es que Colombia
no puede desperdiciar ese capital irreemplazable e inimitable, porque al final
unos cogen el pasaporte y otros se van a la vida normal a trabajar, cobrar, consumir, crecer, reproducirse, acumular y conformarse.
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