jueves, 5 de septiembre de 2013


¿A DÓNDE VA LA CIENCIA, LA 

TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN 

EN COLOMBIA?


EL MALESTAR DE LOS CIENTÍFICOS

 

Colombia está en movimiento. Hay malestar e incertidumbre en progreso. La gente quiere nuevas palabras, nuevas ideas, nuevas caras y nuevas acciones. Así tenía que suceder algún día porque el desajuste institucional derivado de un largo conflicto y de un modelo de crecimiento que tiene fallas como tantas fallas tienen a veces el mercado y los estados.


Esta columna se motiva en la entrevista de la directora de Colciencias, Paula Arias, en El Colombiano, y en la entrevista del ex rector de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, a Claudia Morales en Semana, sobre la situación de la ciencia, la tecnología y la innovación, y su critica a las opiniones de la funcionaria. Pero también en el malestar expresado en las redes por decisiones de múltiple tipo tomadas en los últimos años.

Mi percepción luego de leer las dos entrevistas, es que la ciencia y la tecnología (CyT) todavía anda como rueda suelta como era el mundo de la investigación hace mucho tiempo, y es funcional con un modelo de crecimiento que privilegia las fuentes externas de innovación y menosprecia las fuentes internas, desconociendo fundamentos centrales de las “nuevas” teorías del desarrollo. El conocimiento es un factor endógeno, por lo tanto la educación es la base, la investigación el transmisor de ese factor en la economía en la sociedad y en el estado, y la cultura la fuente que da identidad a las transformaciones.

En consecuencia, Colombia tiene una idea de crecimiento de hace tiempo, como si aun fuera un país subdesarrollado. El estado trata a la gente con dádivas cuando ya no quiere dádivas, porque ahora quiere desarrollo, educación y salud de calidad, justicia, equidad, transparencia, participación, oportunidades de calidad (política industrial y de innovación) e instituciones inclusivas que le den una vida con altos estándares de bienestar. Es por eso el malestar.

Así las cosas, el problema de fondo no es la ciencia y la tecnología (CyT) y su mirada hacia dentro. El problema es que no tiene el espacio que debe tener en las políticas para conformar un sistema general de desarrollo donde la investigación sea componente clave. Por esta falla del mercado y del estado, es decir de los actores clave, la investigación tiene escaso impacto hacia fuera de su sistema, y por eso son justas las criticas que le hacen, y es positivo que la comunidad de pesquisadores esté reflexionando y llamando la atención.

Cuando los investigadores de la diáspora dicen que una buena investigación básica es la fuente de altos volúmenes de patentes, cabe reiterar que la investigación en los países avanzados y en los emergentes dinámicos está articulada a potentes políticas de desarrollo de largo plazo y a acciones estratégicas de los estados. Colombia no tiene ni unas ni otras. Va de paseo en el coche del crecimiento medio, mientras llega la paz.

Por supuesto que en esos países, al igual que en las artes, la ciencia tiene grados de libertad para que emanen nuevos paradigmas que luego cambiarán, para bien o para mal, la cultura, la economía, la sociedad, la misma ciencia y la tecnología, pero también la innovación y la creatividad, así como a los estados, la política y el mundo.

La ciencia y la tecnología en el mundo hace rato no funciona como rueda suelta, porque ya nada funciona por fuera de sistemas complejos de distinto tipo para distintas situaciones. Sistemas que además se integran con otros conformando una densa urdimbre de megasistemas y redes.

Pero estos sistemas solo emergen, crean y articulan, si las políticas emergen desde adentro y no desde recetas y modelos estándar externos. Los países que más avanzaron en los últimos 60 años, son los que emprendieron sendas heterodoxas.

Colombia aun está en la fase de un discurso parcial e incipiente sobre el desarrollo, la ciencia, la cultura y la política. Se trata del discurso desde la ciencia para poner a Colombia en una senda propia de pensamiento y de desarrollo, que ponga fin a comportamientos equivocados, insuficientes o inexistentes.

Retratos de problemas y dilemas de la ciencia y la tecnología

Basta leer las barbaridades del ICA y la actual crisis campesina. Vendidos a Monsanto. Indigna dependencia. Indigno decreto 970. Indignante la existencia de medidas escondidas a expensas de productores nacionales, en contra de nuestro desarrollo, y en perjuicio del sentido ético y moral de la investigación.

La baja productividad de la economía colombiana tiene relación con la escasa actividad en ciencia y tecnología, y la escasa articulación con la política de competitividad y de innovación, cuyo enfoque actual me parece que ya prescribió (Colombia ocupa el puesto 69 en la competitividad mundial). Así las cosas, ha llegado la hora de una política industrial y de innovación de nueva generación. Muchos de los problemas estructurales en la economía y en la sociedad colombiana están sucediendo por la falta de esta política, que no solo es una política para las empresas, es ante todo una política estratégica para el desarrollo global de la nación. 

Entonces,  los científicos no deben solo pedir una mejor política de CyT - lo cual es cierto, correcto, inaplazable y necesario -, pero no será un buen ejercicio si no hay mejor modelo de desarrollo y nuevo proyecto de sociedad para una mejor ciencia. Este es el punto donde se encuentra Colombia y su protesta, y desde ahí debe partir la construcción del futuro, de cara al postconflicto.

La comunidad científica debe romper el cascarón en que anda metida, y Colombia salir de la píldora en la que está encapsulada. La ciencia es parte de sistemas complejos que en Colombia no se abordan integralmente. De seguir así, la ciencia cenicienta se demorará en ocupar el papel que debe tener en el postconflicto y en los anhelos de convertir la nación en una economía emergente inclusiva en la sociedad del conocimiento.

A los científicos aun les falta profundizar en el discurso para orientar a políticos, tecnócratas, empresarios e involucrar a la sociedad en la ciencia en la tecnología y en la innovación, porque en últimas todo va y viene desde el tejido social en sus múltiples expresiones y actividades. El cambio en la sociedad del conocimiento es desde el conocimiento.

Hago unas preguntas y usted lector o científico dé respuestas para su reflexión:

¿Cuánto aporta la ciencia y la tecnología al crecimiento del PIB de Colombia, y cuanto en las economías desarrolladas?. Si no se sabemos responder esta pregunta, o si no se tienen estos datos, es como partir de un segundo piso sin haber construido el primero.

Pero también pregunto por qué hay tantos grupos de investigación y muchos de ellos fuera de operación en un sistema de pocos recursos; por qué solo han sido posibles unos pocos spin off y unas contadas empresas de tecnología (start ups) desde el sistema de investigación; por qué desde la educación, desde las políticas de CyT y de competitividad no se ha podido tumbar barreras para impulsar la propiedad intelectual en las universidades, en las empresas, en el estado y en la sociedad, para que la innovación, la creatividad y el emprendimiento fluyan sin barreras; por qué no se ha logrado la descentralización hacia la autonomía de la CyT en los territorios; por qué solo ha sido posible crear escasos e incipientes hábitats de innovación: parques de CyT, ciudades innovadoras, centros de emprendimiento y de innovación; por qué hay sectores clave de la economía que no tienen centros de investigación; por qué la comunidad científica no se ha expresado a favor de una política industrial y de innovación moderna y en cambio se ha dejado seducir por las modas de la competitividad…..por qué….por qué …por qué…siga usted.

Entonces, Colombia está en un circulo muerto - como la vaca muerta del conflicto como dice el presidente Santos - donde todavía no se encuentran la investigación, el desarrollo, la cultura y la sociedad.

Por supuesto que el sistema de investigación está desacompasado. Sin embargo, antes en su pequeño mundo ahí iba, más o menos bien, ahora con lo de las regalías, donde las criticas del ex rector Wasserman son ciertas, no se sabe a dónde va. En la práctica - no en la retórica tecnocrática y en el power point -, las regalías no hacen parte del sistema y de una idea clara desarrollo porque no hay una política nacional de desarrollo regional. Los fondos solo son instrumentos.

Resumiendo, hay fallas de coordinación derivadas de la ausencia de políticas para un país que pide nuevos rumbos.

Falla de las regalías de CyT

Cuando se diseñó el instrumento no hubo tiempo o se les olvidó pensar o decidir en torno a cuatro aspectos fundamentales: cómo afectarían las regalías la política y el sistema de ciencia, tecnología e innovación; como se reintegraría el sistema de investigación con el de competitividad y de innovación; si el centralismo y su deteriorada derivación, la descentralización, no se preguntaron si necesitaría de nuevas autonomías y de nuevos arreglos institucionales en los territorios; y en qué focos debía orientarse la aplicación de los recursos para que tengan impacto, sobre todo porque son transitorios. 

Y una omisión que alude a todos los fondos de regalías: la falta de una política de desarrollo regional que oriente las regalías, que siente bases estructurales para cuando estas se acaben o deriven en su rediseño en una nueva etapa de esos recursos a la luz del avance regional previsible a partir del 2020.

Por qué ocurrieron estas fallas. Por el inmediatismo político; porque no hay políticas de desarrollo de largo alcance que tengan a la innovación como factor determinante; o por qué de pronto no hay políticas de desarrollo, pues no hay un sistema de planeación para el desarrollo de largo tiro. Un juego de palabras en torno a un círculo vicioso que deriva en malestar.

Por el lado del sistema de CyT, los investigadores cometieron el error de reestructurar a Colciencias para que continuara como una institución enana y centralizada. Algunos pedíamos Ministerio para hacer una ciencia grande que tenga una institucionalidad grande para un país grande, diverso aunque abrumadoramente desigual.

En Colombia está la CyT centralizada, cuando debe ser descentralizada, porque el conocimiento es un factor propio o endógeno (cultural) que emana desde factores materiales e inmateriales locales. Desde hace un siglo está explicado, se llama desarrollo endógeno - no le de más vueltas -, remozado en este siglo con las nuevas fuerzas del desarrollo.

Pero el asunto no es solo la reducción del presupuesto de Colciencias para sus funciones fundacionales, entre ellas el apoyo a la investigación básica y su complemento con las regalías. El problema es que las regalías de CyT no calzan con otras políticas, o porque estas no existen o porque son regulares o porque tienen el vacío de la investigación, o porque la investigación aun no cabe con claridad en la cabeza de tecnócratas, políticos y empresarios.    

Entonces, lo fundamental no es si la directora de Colciencias tiene o no doctorado. Colciencias ha tenido director@s con doctorado. Han hecho lo que han podido, pero su tarea ha sido inconclusa, esforzada y limitada, con aciertos y errores propios de un país con dependencia intelectual, científica y tecnológica, que es en esencia el problema de la ciencia, del crecimiento y del desarrollo de Colombia. Por eso está anclada en un rezagado puesto 69 de la competitividad mundial después de 23 años de apertura.

Cuando el conocimiento y la creatividad se piense en términos de interdependencia, otro país será Colombia para sus campesinos y ciudadanos, y otra nación será para el mundo. Dejará de ser patio trasero. Lo que sucedió con el decreto 970 del ICA es un comportamiento de patio trasero.

No trato de defender la gestión de la Directora Arias. No tengo comunicación con ella desde antes de ser subdirectora, entonces carezco de información desde la fuente. Trato de hacer una severa reflexión para coger la ciencia y la tecnología de los cachos como de los cachos hay que coger las políticas y problemas estructurales que ahora vive Colombia, como le dijo el gobernador Fajardo al Presidente Santos hace pocos días.     

Recomendación

Parte de la decantación de la transición a una sociedad en paz, emergente y de calidad, pasa por la investigación. Esto implica usar las mejores capacidades. Para ello, recomiendo un programa estratégico que dé respuestas a una afirmación: A DÓNDE VA COLOMBIA ®. Y esas capacidades están en los grupos A1 y A de Colciencias. La estrategia consiste en que sigan haciendo trabajos de consultoría de calidad, pero que también tengan líneas de investigación en los nuevos retos de la sociedad, con financiación expedita y continua para que sea claro A DÓNDE VA LA CIENCIA®. A donde va Colombia va su ciencia, a donde va su ciencia va Colombia.

Se trata de pensar la nueva sociedad desde el conocimiento y la investigación, entendiendo, interpretando y estimulando la critica, la creatividad, el pensamiento, la interdependencia, y el cambio inteligente sin violencia para crear su propio paradigma.

Reflexión final

A lo largo de mi vida he trabajado con jóvenes profesionales e investigadores sumamente inteligentes y creativos. Los he visto soñar en inmensos proyectos, aprender lo que nunca aprendieron en las universidades pero también aplicar lo que aprendieron. Sin embargo, he visto sufrir en silencio su decepción por la frustración que traen las malas decisiones de técnicos y políticos que abortan proyectos de ensueño.

El llamado es que Colombia no puede desperdiciar ese capital irreemplazable e inimitable, porque al final unos cogen el pasaporte y otros se van a la vida normal a trabajar, cobrar, consumir, crecer, reproducirse, acumular y conformarse.

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