martes, 18 de noviembre de 2014

LA COMPETITIVIDAD DE COLOMBIA, 

¿DEL AGUJERO NEGRO A LA 

PRODUCTIVIDAD?


Una versión más corta está publicada en www.razonpublica.comjacostapuertas@gmail.com



Una cosa es lo que dice el gobierno sobre el ”milagro” colombiano y otra la que muestran los estudios. El informe del Consejo Privado de Competitividad (CPC) 2014 - 2015, y las presentaciones que se hicieron en el día de su lanzamiento, dejaron caras largas, porque los datos mostraban a empresarios, funcionarios de gobierno, universidades y regiones, que la tarea por la transformación productiva y el desarrollo de la nación, no se está haciendo bien. Por supuesto que hay excepciones, pero estas no alcanzan para que el país pueda mirar tranquilo el futuro.

Las treinta y más variables gruesas del Indice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, del Institute for Management Development (IMD), del Doing Business del Banco Mundial, del índice Global de Innovación (IGI), e indicadores sobre educación, Colombia va como el cangrejo, un paso adelante con el positivismo del gobierno y de unos pocos, y dos pasos atrás en la comparación internacional.


De los resultados positivos, el más relevante es el comportamiento macroeconómico. Esto significa que no basta una buena política macroeconómica, que tampoco es tan buena si no contribuye a dar saltos positivos y sostenidos en productividad, y en la calidad y cantidad de la inversión.

Una buena política macroeconómica – con reforma tributaria estructural -, debe servir para hacer inversiones multisectoriales elevadas y sostenidas. Al no tener Colombia una política de desarrollo productivo de largo plazo, pero tampoco de ciencia y tecnología, educación, desarrollo regional, infraestructura, medio ambiente y desarrollo rural, no hay proyecto de nación, en consecuencia, no hay proyecto para transformar el sistema de producción, de conocimiento e innovación. Entonces, la elusión y la evasión tributaria es alta, porque en un contexto de quiebre institucional y huérfano de un propósito de nación, gran parte de las ganancias se depositan en paraísos fiscales.

Cuando hay proyecto de país, donde le futuro está primero, los intereses generales están por encima de los particulares. La competitividad y sobre todo la productividad, son proyectos nacionales. Lo que un país produce, la manera como produce, lo que producirá en el futuro, y la idea de como el conocimiento, la creatividad y la innovación son fundamentales en el desarrollo, determina el nivel de progreso general, y la distancia que están sus instituciones y su economía de umbrales superiores como cultura, como sociedad y como estado.




De quien es la culpa

1)    De un estado regulador débil. Se ha dejado en manos de los agentes del mercado el crecimiento y el desarrollo, cuando está claro en la literatura, en la historia, pero también en las evidencias del presente, y siempre será así mientras haya Estado, que éste regula, interviene e invierte en aquellos desarrollos productivos y de ciencia y tecnología que los privados no asumen porque los riesgos son altos o porque no es su función. Por eso las políticas de desarrollo productivo tienen una agenda transversal y otra vertical, porque cuando solo se adopta una agenda transversal significa que no hay agenda para desarrollar nuevas actividades. Es decir, la sociedad, la economía y la producción con el reloj de la evolución quieto.  Basta estudiar los casos de todas las naciones desarrolladas, pero también de Israel, Corea y de otras experiencias de naciones emergentes en las últimas décadas, para entender la historia de los cambios estructurales en la sociedad, en el estado y en la producción, las agendas transversales y las agenda verticales de las políticas productivas y de innovación.

parque tecnológico de Sao José dos Campos. Brasil.
Sector aeronáutico, biotecnología, energías alternativas
Un estado fuerte lidera procesos de concertación y de actuación público - privada para un desarrollo productivo estratégico y de largo alcance. Un débil estado regulador, sin herramientas constitucionales y económicas potentes, no puede conducir procesos de cambio estructural. Ni puede convocar a los grandes capitales a trazar el futuro. Basta mirar como los grandes negocios de Colombia están centrados en comprar cadenas de hoteles, a transacciones inmobiliarias, a construir nuevas cervecerías, y poco en nuevos sectores de servicios e industrias de alta tecnología.  Esto se debe a un estado débil desde hace tiempo, y a una dirigencia en su mayoría rentista, inmediatista y poco innovadora.

Centro de investigaciones en medicina. Construyendo con visión de futuro. Australia
    
2)  Gerencias de poca calidad. El excelente informe del CPC, según resultados de un estudio del Banco Mundial, del London School y del DNP, muestra que la calidad de las gerencias no es buena así los gerentes se crean que son "los mejores". Este comportamiento es grave, porque se confunde que gerencia de calidad significa ser exitoso en negocios poco sofisticados, en franquicias, en especulación, y no en emprendimientos e innovaciones derivadas del pleno derecho al ejercicio de la propiedad intelectual.

Los medios del jet – set social y empresarial también son culpables, porque inflan los egos de los gerentes al mostrarlos como “ganadores de talla mundial”. Esto genera un cuello de botella y un factor de distorsión cultural, porque los gerentes son las cabezas de la economía del mercado, y si tienen delgadas visiones para dirigir las organizaciones, no pueden liderar ni interiorizar cambios para impulsar la diversificación y la transformación hacia bienes y servicios sofisticados, e interiorizar las oportunidades fascinantes de la investigación, de la innovación, de la creatividad y del trabajo en equipo en las organizaciones y de estas con la sociedad. De esta manera se convierten en contraculturas de la innovación abierta, en contraculturas para generar culturas de innovación, y en esas circunstancias no es fácil complementar el estado, las empresas y las universidades para generar condiciones que conviertan a Colombia en una potente nueva fuerza innovadora que en 2032 logre el tercer lugar en la competitividad de América Latina (hoy ocupa un triste séptimo puesto).

Si la calidad de las gerencias no es buena, explica otro indicador en retroceso que también muestra el informe del CPC. La escasa inversión en innovación y cada vez menor en innovación sofisticada: en 9 años esta ha pasado de 11.8% a un pírrico 0.2% en el sector industrial, y en el sector de servicios el indicador es peor pues de 2.6% se cayó a 0.3%. El panorama es aún más desolador considerando que la tasa de empresas que no innovan ha pasado del 57% al 73% en el mismo periodo.

Este indicador también se relaciona con la calidad de las universidades. Ninguna está entre las primeras 300 a nivel mundial, según una clasificación, y no aparece ninguna en las primeras 500, según otra.

La falla sistémica de un aparato productivo sin política de desarrollo productivo, con pocos esfuerzos en investigación e innovación, y con problemas en educación para responder a necesidades de la producción, determina que la productividad de un trabajador norteamericano sea cuatro veces superior a la de un trabajador colombiano.    

Colombia no ha superado la idea de la innovación espuma, y por tanto no ha ingresado a la que exige trabajo serio, creativo, inteligente, sofisticado, estimulante, cambiante y permanente: la I+D+i que estimula la transformación permanente. Camina con los ojos tapados al futuro.


Lo dicho alude a que el enfoque de competitividad adoptado hace 25 años cumplió su función, que las políticas de educación y de ciencia y tecnología no han logrado cambiar las mentalidades y alcanzar umbrales de calidad y pertinencia para la formación de recursos humanos creativos e innovadores. Estos y otros son factores que urge cambiar para que pueda emerger una política de desarrollo productivo (PDP) como la que se pretende.
Cómo cruzar el agujero

Están convergiendo voluntades para disponer de una política de desarrollo productivo, que debe tener dos agendas, una transversal y otra vertical (si no no es política industrial moderna) y cinco objetivos:

1.  implementar una estrategia de largo alcance en nuevas actividades de alta tecnología en torno a recursos naturales e intelectuales (cambio estructural o transformación productiva);
2.   mejorar y diversificar la producción existente (competitividad);
3. sofisticar las exportaciones para revertir la tendencia perversa de los recursos minero energéticos de enclave;
4. desarrollar ciudad y regiones de innovación;
5.   generar oportunidades avanzadas para avanzar en equidad, y sobre todo para abatir una cultura de la informalidad que es otro agujero negro emanado del modelo de crecimiento.

Para lograr estos objetivos, Colombia debe diseñar una política de desarrollo productivo (PDP) liderada por el Presidente de la República, con un Consejo Nacional de Productividad e Innovación, y una misión técnica que haga la tarea en uno o dos años.

El Presidente debe reunirse con estas instancias cada dos meses mientras dura su diseño y en los dos primeros años de implementación. Debe ser un instrumento de estado y no de gobierno, debe mirar a 2032 - 2040. El equipo técnico debe ser interdisciplinario e intersectorial, e incluir educación, ciencia y tecnología, y las regiones.

Pro Colombia debe dedicarse a promover la transformación productiva, las exportaciones no minero energéticas, a atraer empresas y centros de investigación en actividades y áreas de alto contenido tecnológíco, a promover factores de localización sofisticados (regiones y ciudades de innovación), y por último, y no de primero, promover el turismo. La inteligencia debe ser el primer factor de promoción.  

Entonces, el Consejo Nacional de Competitividad debe convertirse en el Consejo Nacional de Desarrollo Productivo y de Innovación. La idea de competitividad que nació con la apertura, está agotado. La competitividad es buena si es para acompañar el cambio estructural. La competitividad por la competitividad tiene límites y termina siendo perversa porque sola no incentiva la transformación y por tanto la innovación, la creatividad y el emprendimiento. El foco debe ser los entornos de la productividad, cambiar mentalidades, y trazar objetivos de largo término. De esta manera, los Consejos Regionales de Competitividad, también deben transformarse en Consejos Regionales de Desarrollo Productivo y de Innovación. Es hora de refrescar las instituciones. 

A pesar de problemas en gerencia y en innovación, hay empresas y conglomerados empresariales innovadores, con accionistas, gerencias y equipos innovadores: Empresas del Sindicato antioqueño, Organización Corona, Alpina, Belcorp, otras multilatinas y medianas empresas, pero también empresas públicas como EPM. Estas deben mostrar cómo adelantan procesos de innovación y de transformación sofisticados. Lo mismo deben hacer universidades y centros de investigación públicos y privados. La mejor pedagogía para un país con rezagos, es mostrar que sus empresas investigan, emprenden e innovan en alianza con centros de investigación del país y del exterior. Mostrar que detrás de los productos que ofrecen, hay biólogos, matemáticos, físicos, químicos, ingenieros, diseñadores, y administradores visionarios. Que la innovación y el conocimiento no solo es de países más avanzados, sino que Colombia también tiene capacidades y resultados. Mostrar esos avances es más importante que mostrar filas de adictos (los esclavos del siglo XXI) haciendo cola para comprar.

Oficinas administrativas. También sede del Instituto Alpina de investigaciones


Universidad de la Sabana en Chía.
Relación con Instituto Alpina: proyectos de investigación universidad - empresa

Desarrollar una estrategia para el surgimiento de hábitats de innovación (ver en este blog un artículo en este tema) a través de ciudades y regiones innovadoras y sostenibles, como plataformas de la política productiva y como espacios donde florezca el conocimiento y la innovación para la transformación de las regiones.

Proyecto del parque de ciencia y tecnología en color blanco.
Universidad Nacional. Bogotá. Propuesta urbanistica. Fernando Viviescas.
Propuesta conceptual. Jaime Acosta
Lo paradójico del desempeño de Colombia es que el país con el que más le gusta compararse para justificar los TLC y el libre comercio sin política de desarrollo productivo y de innovación, es México, y éste tiene desempeños tan preocupantes como Colombia.

El posconflicto debe estimular cambios en las mentalidades para que haya cambio en las políticas. La paz debe liberar el conocimiento, la innovación y la creatividad. Conflictos perpetuos producen anomalías perversas y crónicas en las instituciones y en las personas. El desarrollo, la equidad, la solidaridad, y la integración del tejido social, solo es posible en una sociedad que no dirime sus problemas con las armas. 



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