COLOMBIA ¿ECONOMÍA DE LA INNOVACIÓN?
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Los tres ejes principales
del plan de desarrollo 2014 – 2018 están centrados en la paz, la educación y la
equidad. Pero estos no arrojarán los mejores resultados si la economía no
dispone de una política productiva que genere nuevas y mejores oportunidades de
trabajo, emprendimiento e ingresos más altos, seguridad a la economía,
esperanza de desarrollo a las personas, y nuevos retos a la educación, a la
ciencia y la tecnología, y apunte al surgimiento de ciudades y regiones de la
innovación.
ACLARAR
CONCEPTOS
Las nuevas políticas de
desarrollo productivo (PDP en adelante) se centran en dos aspectos
fundamentales e interrelacionados: uno, en la articulación institucional para
corregir fallas del mercado y del estado y así mejorar la competitividad y la
productividad general de la economía; y dos, el diseño de una estructura
productiva que permita desarrollar nuevos sectores y actividades de alto valor
agregado que contribuyan a diversificar el aparato productivo actual y al surgimiento
de nuevas actividades que lleven a un nivel superior el desarrollo de la
nación.
En la versión del plan
puesta a consideración de la ciudadanía, la política de desarrollo productivo
está por un lado y la competitividad y la innovación por otro cuando son parte
de un mismo concepto por lo tanto son una misma política para un solo gran
objetivo nacional. Al integrarlos, la concepción de la política será superior y
mejorará la calidad de las estrategias, programas y proyectos, facilitará
corregir fallas de coordinación institucional, y fallas propias de los actores
del mercado y del estado.
Esta política, que deber ser
una política estratégica del Estado, permitirá superar de manera más fluida el
posconflicto, elevar la calidad de la educación, de la investigación y de la
innovación, desarrollar las regiones, crear nuevas ciudades dentro de las
ciudades, y propiciar un mayor espacio social y cultural para abatir
inequidades de mucho tipo.
ESTRATEGIA
COSTO PAÍS PARA UNA COLOMBIA INCLUYENTE Y PRODUCTIVA
Esta es una acción válida y
necesaria contemplada en el plan, porque busca identificar problemas de ineficiencia
o necesidades de nuevos desarrollos conducentes a mejorar condiciones para
atraer nuevas inversiones, incrementar exportaciones, y elevar la
competitividad de las regiones y de la nación.
Pero, un impacto positivo en
la productividad lo determinará si la política productiva combina una agenda de
acciones transversales que mejore el “costo país” con una agenda sectorial
estratégica que añada alto contenido científico y tecnológico para impulsar
nuevos sectores y mejorar el desempeño de otros. Así ha sido es y será el
desarrollo productivo en cualquier lugar del planeta y de la historia
contemporánea porque es connatural al ser humano transformar y crear
permanentemente nuevos espacios de desarrollo. Pensar lo contrario es una
postura teórica corta que conduce a políticas cortas y a propósitos nacionales
cortos. El subdesarrollo es un asunto de actitud y de confianza en capacidades
propias, existentes o por construir, y de falta de ambición suficiente como
cultura y como nación.
Entonces, si la política productiva apunta a mejorar condiciones generales, las acciones COSTO PAÍS son limitadas para mejorar la competitividad de los sectores existentes en detrimento de la sofisticación de la actividad productiva para elevar el factor de atracción del país con inversiones de alto contenido tecnológico, subir la tasa de inversión por encima del 30% del PIB, y mejorar sustancialmente los indicadores de desarrollo y de bienestar general.
Si la política productiva
suma e integra una agenda transversal con una agenda sectorial o vertical, la
estrategia COSTO PAIS es más amplia, rica y de mayor impacto, porque combina
programas transversales de mejoramiento y eficiencia, con programas de
desarrollo diferenciados y focalizados según la estructura sectorial de la política
productiva armada por agrupaciones sectoriales A, B, C. Este modelo genera
externalidades positivas, unas de efecto general y otras selectivas de efecto
difundido en el sistema productivo, pero también en educación, ciencia,
tecnología, emprendimiento, desarrollo de regiones y ciudades innovadoras, infraestructura, y en atracción
de inversiones de alto valor agregado.
Así, una política productiva
con una estrategia COSTO PAÍS por la productividad, conducirá a un desarrollo
más pronto con crecimiento más alto y menos desigual, elevará la productividad
a tasas promedio de las economías emergentes dinámicas, subirá la inversión en
ciencia, tecnología e innovación al 2% en unos años, se revertirá la tendencia
de que el estado es el que más invierte en innovación y en investigación y no
las empresas, se corregirá el déficit de la cuenta corriente nacional porque la
inversión extranjera no invertirá un dólar y al día siguiente repatriará uno y
medio, y permitirá un tránsito más ligero del posconflicto.
Pero
¿cuándo se justifica una agenda sectorial estratégica para un país emergente
como Colombia?
Cuando la PDP está orientada
al cambio estructural o transformación productiva, es decir, adoptando una
estructura con agrupaciones sectoriales A, B, C. Una agenda vertical para la
estructura sectorial que actualmente tiene Colombia, también es válida porque
elevará la productividad a una tasa mayor que con una de corte eminentemente transversal.
Sin embargo, el impacto será bastante menor si la política no está enfocada al
cambio estructural.
Entonces, es recomendable
hacer dos ejercicios antes de tomar decisiones sobre el modelo de política a
seguir: uno, con una estructura productiva como la que ahora tenemos; y dos,
con una estructura productiva dirigida al cambio estructural. Con la primera,
los efectos en el emprendimiento dinámico innovador, en una mayor inversión
público – privada en ciencia, tecnología e innovación, en difundir e impulsar
culturas de innovación en la sociedad, y la innovación abierta en las empresas,
es mucho más limitada que con una agenda vertical dirigida al cambio
estructural. En este sentido, el PTP (Programa de Transformación Productiva) es
para la competitividad y no es un programa de transformación productiva: su
nombre no es correcto, podría ser más bien Programa Nacional de Competitividad
de sectores estratégicos, y rediseñar el PTP para los sectores – actividades
del cambio estructural. Eso sería consistente. Colombia no debe decirse
mentiras con sus políticas. Llamar las cosas por su verdadero nombre y no
acuñar nombres por acuñarlos para estar en la moda.
Las derivaciones neo shumpeterianas
y la evidencia de los países desarrollados y de los emergentes asiáticos, confirman
lo dicho de manera contundente. A más cambio estructural más innovación y más
desarrollo, menos informalidad y menos inequidad.
Una política productiva con una
estrategia COSTO PAÍS por la productividad, conducirá a un desarrollo más
pronto con crecimiento más alto y menos desigual, y un mejor y más fluido tránsito
del posconflicto.
INCENTIVOS
ECONÓMICOS
Es conveniente analizar los
incentivos vigentes, que son inmensos y dispersos, pero que no tienen
contraprestaciones claras del sector privado en materia de empleo,
diversificación, cambio estructural, productividad con sustento en innovación y
emprendimiento: es decir, capturan rentas pero no le retornan al estado, a la
economía y a la sociedad lo que estas le dan. En ese contexto, es igualmente
corrector clasificarlos por incentivos tipo A, B, C para sectores A, B, C.
Una evaluación con este
enfoque entrega elementos para la discusión con el sector privado en materia de
incentivos pero sobre todo para definir el componente vertical o sectorial de
la política productiva.
Es además necesario adoptar
criterios de incentivos con premio (se mejoran) y castigo (se quitan), y que
estos sean transparentes, por encima de la mesa, con su costo - beneficio
fiscal, objetivos, duración, monitoreo, porque son recursos públicos y en consecuencia
recursos de tod@s que a tod@s debe beneficiar, pero sobre todo, en una sociedad
de mercado, para la cual trabajan estado y ciudadanía, los empresarios deben
responder con eficiencia, productividad y nuevos desarrollos. La transparencia
y reciprocidad es lo que permite construir instituciones y la articulación de
las acciones público – privadas para corregir fallas de los actores y adelantar
un proyecto de COSTO PAIS PARA UN NUEVO PAIS.
EL
ENFOQUE SECTORIAL. ADOPTAR METODOLOGÍA DEL A B C
Desde el nacimiento de la
sociedad industrial las naciones de vanguardia y las emergentes más dinámicas,
han combinado agendas transversales con agendas verticales. Colombia lo logró
con relativo éxito hasta el año 1970, pero en los siguientes 20, al igual que
el resto de América Latina, se degeneró el modelo y hubo pereza productiva
amparada en la protección a ultranza sin proyecto de nación y sin política
industrial. Entonces, las políticas se volvieron transversales, iguales y
niveladas por abajo porque al ser todos iguales la producción de una camisa se
cree que es igual a la producción de microchips o de moléculas. Ese es el
problema de los enfoques transversales per se. En esos años los asiáticos
dejaron atrás a Colombia y a una América Latina amarrada del cinturón de los
Estados Unidos y de Europa.
Pero la apertura de la
economía también se hizo sin política industrial para una economía abierta,
razón por la cual las políticas continuaron siendo transversales. Entonces,
casi medio de siglo de políticas transversales ha generado simplificaciones
teórícas complejas y una cultura por las políticas generales y transversales
que no es fácil cambiar. Por eso, el asunto de una política productiva con
agendas transversal y vertical, es también un desafío pedagógico para que el
cambio cultural ocurra y emerjan culturas innovadoras.
Hasta hace 20 – 25 años las
políticas productivas de las economías emergentes escogían 4 o 5 sectores. Con
el desarrollo tecnológico y el efecto de unas tecnologías y su relación con
otras, derivó en una fertilización cruzada entre sectores productivos y áreas
tecnológicas que se tradujo en el diseño de sistemas productivos y de innovación,
nacionales y regionales. Así las cosas, una agenda vertical, para una economía
de mediana diversificación, no se puede pensar con el criterio de escoger pocos
sectores y los demás sujetos a tratamientos uniformes.
El criterio es armar una
política productiva de al menos tres niveles sectoriales: A, B, C. Pero estos
tres niveles no son tres corredores verticales separados. Son corredores
interconectados que deriva en el diseño de sistemas productivos y de innovación
apoyados en una agenda transversal. Esto significa tener un sistema de incentivos
para A, B, C.
De esta manera se configura
un sistema productivo y de innovación en proceso de cambio y en interacción
permanente, porque la combinación de agenda transversal con agenda vertical
produce cambio continuo y crecimiento más acelerado pues genera un proceso
virtuoso de relaciones y de transformaciones permanentes, interrelacionadas y
sostenidas
La agenda vertical permite y
obliga a una verdadera articulación institucional y a la mejor identificación y
corrección de fallas de los actores. Cabe decir que también puede haber fallas
A, B, C. Con una agenda exclusivamente
transversal la coordinación institucional aparentemente es más fácil, pero al
tener todos los sectores condiciones iguales, se desnaturaliza la posibilidad
de la coordinación. Colombia es el mejor ejemplo.
Con un enfoque
preminentemente transversal hay poco que coordinar, “porque todos somos iguales” “porque
todos tenemos derecho a un mejoramiento igual”, pero en la realidad no
todos son iguales, entonces cada quien busca su beneficio (incentivo, obra de
infraestructura, mejor tratamiento tributario, lobby individual, estar en el
régimen de zona franca, etc etc) y de esa manera la coordinación no fluye y al
no fluir la coordinación no hay inspiración para el cambio estructural y para
la productividad, y así se mengua el esfuerzo por construir instituciones y fomentar la coordinación.
Un enfoque de PDP con agenda
vertical ayudará a la agenda productiva y de innovación de las regiones, y
estas podrán encontrar en la agenda vertical nacional opciones adicionales de
desarrollo para la competitividad y para la productividad. Una PDP con agenda
vertical complementa la agenda vertical de las regiones. Pero la selección de
sectores de las regiones no resuelve ni sustituye la agenda vertical nacional.
El trabajo de Hausmman será un importante insumo pero no es el ejercicio que
resolverá el núcleo de la política de desarrollo productivo: el dilema
sectorial. Ese ejercicio ayudará a definir los sectores A, B, C, pero se
requerirá un plus adicional más profundo.
Hay un problema en la
discusión. Se habla de los problemas y riesgos que tienen las agendas
verticales, pero no de los problemas y riesgos de un enfoque de política per se
de enfoque transversal. Lo refleja un artículo reciente de Fedesarrollo
(Meléndez, Eslava, Perry, 2014), pero también la opinión de otros analistas que
creen que el mercado decide, lo cual a veces es así pero otras no. Los textos
de Mariana Mazzucato, economista de la innovación de Sussex, son muy buenos y
van más adelante que la discusión en Colombia. Estoy matriculado en esa
concepción de la nueva economía de la innovación en las políticas nacionales
como en las de carácter regional y del conocimiento: Educación + CyT Innovación +
hábitats de innovación + cambio estructural = productividad y desarrollo.
Colombia necesita dar un
salto de autonomía cultural, intelectual, empresarial e institucional en sus
políticas de Estado para salir de la inercia en que ha caído el modelo de
desarrollo por debilidades en su concepción y por distorsiones de todo tipo
generadas por la guerra. Una política de desarrollo productivo y de innovación
es una política para el posconflicto pero sobre todo para desarrollar un país
acostumbrado y encapsulado en la inercia del crecimiento medio.
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