martes, 27 de enero de 2015

COLOMBIA ¿ECONOMÍA DE LA INNOVACIÓN?


jacostapuertas@gmail.com

Los tres ejes principales del plan de desarrollo 2014 – 2018 están centrados en la paz, la educación y la equidad. Pero estos no arrojarán los mejores resultados si la economía no dispone de una política productiva que genere nuevas y mejores oportunidades de trabajo, emprendimiento e ingresos más altos, seguridad a la economía, esperanza de desarrollo a las personas, y nuevos retos a la educación, a la ciencia y la tecnología, y apunte al surgimiento de ciudades y regiones de la innovación.

ACLARAR CONCEPTOS

Las nuevas políticas de desarrollo productivo (PDP en adelante) se centran en dos aspectos fundamentales e interrelacionados: uno, en la articulación institucional para corregir fallas del mercado y del estado y así mejorar la competitividad y la productividad general de la economía; y dos, el diseño de una estructura productiva que permita desarrollar nuevos sectores y actividades de alto valor agregado que contribuyan a diversificar el aparato productivo actual y al surgimiento de nuevas actividades que lleven a un nivel superior el desarrollo de la nación.

En la versión del plan puesta a consideración de la ciudadanía, la política de desarrollo productivo está por un lado y la competitividad y la innovación por otro cuando son parte de un mismo concepto por lo tanto son una misma política para un solo gran objetivo nacional. Al integrarlos, la concepción de la política será superior y mejorará la calidad de las estrategias, programas y proyectos, facilitará corregir fallas de coordinación institucional, y fallas propias de los actores del mercado y del estado.

Esta política, que deber ser una política estratégica del Estado, permitirá superar de manera más fluida el posconflicto, elevar la calidad de la educación, de la investigación y de la innovación, desarrollar las regiones, crear nuevas ciudades dentro de las ciudades, y propiciar un mayor espacio social y cultural para abatir inequidades de mucho tipo.     

ESTRATEGIA COSTO PAÍS PARA UNA COLOMBIA INCLUYENTE Y PRODUCTIVA

Esta es una acción válida y necesaria contemplada en el plan, porque busca identificar problemas de ineficiencia o necesidades de nuevos desarrollos conducentes a mejorar condiciones para atraer nuevas inversiones, incrementar exportaciones, y elevar la competitividad de las regiones y de la nación.

Pero, un impacto positivo en la productividad lo determinará si la política productiva combina una agenda de acciones transversales que mejore el “costo país” con una agenda sectorial estratégica que añada alto contenido científico y tecnológico para impulsar nuevos sectores y mejorar el desempeño de otros. Así ha sido es y será el desarrollo productivo en cualquier lugar del planeta y de la historia contemporánea porque es connatural al ser humano transformar y crear permanentemente nuevos espacios de desarrollo. Pensar lo contrario es una postura teórica corta que conduce a políticas cortas y a propósitos nacionales cortos. El subdesarrollo es un asunto de actitud y de confianza en capacidades propias, existentes o por construir, y de falta de ambición suficiente como cultura y como nación.



Entonces, si la política productiva apunta a mejorar condiciones generales, las acciones COSTO PAÍS son limitadas para mejorar la competitividad de los sectores existentes en detrimento de la sofisticación de la actividad productiva para elevar el factor de atracción del país con inversiones de alto contenido tecnológico, subir la tasa de inversión por encima del 30% del PIB, y mejorar sustancialmente los indicadores de desarrollo y de bienestar general.  

Si la política productiva suma e integra una agenda transversal con una agenda sectorial o vertical, la estrategia COSTO PAIS es más amplia, rica y de mayor impacto, porque combina programas transversales de mejoramiento y eficiencia, con programas de desarrollo diferenciados y focalizados según la estructura sectorial de la política productiva armada por agrupaciones sectoriales A, B, C. Este modelo genera externalidades positivas, unas de efecto general y otras selectivas de efecto difundido en el sistema productivo, pero también en educación, ciencia, tecnología, emprendimiento, desarrollo de regiones y ciudades  innovadoras, infraestructura, y en atracción de inversiones de alto valor agregado.

Así, una política productiva con una estrategia COSTO PAÍS por la productividad, conducirá a un desarrollo más pronto con crecimiento más alto y menos desigual, elevará la productividad a tasas promedio de las economías emergentes dinámicas, subirá la inversión en ciencia, tecnología e innovación al 2% en unos años, se revertirá la tendencia de que el estado es el que más invierte en innovación y en investigación y no las empresas, se corregirá el déficit de la cuenta corriente nacional porque la inversión extranjera no invertirá un dólar y al día siguiente repatriará uno y medio, y permitirá un tránsito más ligero del posconflicto.

Pero ¿cuándo se justifica una agenda sectorial estratégica para un país emergente como Colombia?

Cuando la PDP está orientada al cambio estructural o transformación productiva, es decir, adoptando una estructura con agrupaciones sectoriales A, B, C. Una agenda vertical para la estructura sectorial que actualmente tiene Colombia, también es válida porque elevará la productividad a una tasa mayor que con una de corte eminentemente transversal. Sin embargo, el impacto será bastante menor si la política no está enfocada al cambio estructural.

Entonces, es recomendable hacer dos ejercicios antes de tomar decisiones sobre el modelo de política a seguir: uno, con una estructura productiva como la que ahora tenemos; y dos, con una estructura productiva dirigida al cambio estructural. Con la primera, los efectos en el emprendimiento dinámico innovador, en una mayor inversión público – privada en ciencia, tecnología e innovación, en difundir e impulsar culturas de innovación en la sociedad, y la innovación abierta en las empresas, es mucho más limitada que con una agenda vertical dirigida al cambio estructural. En este sentido, el PTP (Programa de Transformación Productiva) es para la competitividad y no es un programa de transformación productiva: su nombre no es correcto, podría ser más bien Programa Nacional de Competitividad de sectores estratégicos, y rediseñar el PTP para los sectores – actividades del cambio estructural. Eso sería consistente. Colombia no debe decirse mentiras con sus políticas. Llamar las cosas por su verdadero nombre y no acuñar nombres por acuñarlos para estar en la moda.  

Las derivaciones neo shumpeterianas y la evidencia de los países desarrollados y de los emergentes asiáticos, confirman lo dicho de manera contundente. A más cambio estructural más innovación y más desarrollo, menos informalidad y menos inequidad.

Una política productiva con una estrategia COSTO PAÍS por la productividad, conducirá a un desarrollo más pronto con crecimiento más alto y menos desigual, y un mejor y más fluido tránsito del posconflicto.

INCENTIVOS ECONÓMICOS

Es conveniente analizar los incentivos vigentes, que son inmensos y dispersos, pero que no tienen contraprestaciones claras del sector privado en materia de empleo, diversificación, cambio estructural, productividad con sustento en innovación y emprendimiento: es decir, capturan rentas pero no le retornan al estado, a la economía y a la sociedad lo que estas le dan. En ese contexto, es igualmente corrector clasificarlos por incentivos tipo A, B, C para sectores A, B, C.

Una evaluación con este enfoque entrega elementos para la discusión con el sector privado en materia de incentivos pero sobre todo para definir el componente vertical o sectorial de la política productiva.

Es además necesario adoptar criterios de incentivos con premio (se mejoran) y castigo (se quitan), y que estos sean transparentes, por encima de la mesa, con su costo - beneficio fiscal, objetivos, duración, monitoreo, porque son recursos públicos y en consecuencia recursos de tod@s que a tod@s debe beneficiar, pero sobre todo, en una sociedad de mercado, para la cual trabajan estado y ciudadanía, los empresarios deben responder con eficiencia, productividad y nuevos desarrollos. La transparencia y reciprocidad es lo que permite construir instituciones y la articulación de las acciones público – privadas para corregir fallas de los actores y adelantar un proyecto de COSTO PAIS PARA UN NUEVO PAIS.

EL ENFOQUE SECTORIAL. ADOPTAR METODOLOGÍA DEL A B C  

Desde el nacimiento de la sociedad industrial las naciones de vanguardia y las emergentes más dinámicas, han combinado agendas transversales con agendas verticales. Colombia lo logró con relativo éxito hasta el año 1970, pero en los siguientes 20, al igual que el resto de América Latina, se degeneró el modelo y hubo pereza productiva amparada en la protección a ultranza sin proyecto de nación y sin política industrial. Entonces, las políticas se volvieron transversales, iguales y niveladas por abajo porque al ser todos iguales la producción de una camisa se cree que es igual a la producción de microchips o de moléculas. Ese es el problema de los enfoques transversales per se. En esos años los asiáticos dejaron atrás a Colombia y a una América Latina amarrada del cinturón de los Estados Unidos y de Europa.

Pero la apertura de la economía también se hizo sin política industrial para una economía abierta, razón por la cual las políticas continuaron siendo transversales. Entonces, casi medio de siglo de políticas transversales ha generado simplificaciones teórícas complejas y una cultura por las políticas generales y transversales que no es fácil cambiar. Por eso, el asunto de una política productiva con agendas transversal y vertical, es también un desafío pedagógico para que el cambio cultural ocurra y emerjan culturas innovadoras.

Hasta hace 20 – 25 años las políticas productivas de las economías emergentes escogían 4 o 5 sectores. Con el desarrollo tecnológico y el efecto de unas tecnologías y su relación con otras, derivó en una fertilización cruzada entre sectores productivos y áreas tecnológicas que se tradujo en el diseño de sistemas productivos y de innovación, nacionales y regionales. Así las cosas, una agenda vertical, para una economía de mediana diversificación, no se puede pensar con el criterio de escoger pocos sectores y los demás sujetos a tratamientos uniformes.

El criterio es armar una política productiva de al menos tres niveles sectoriales: A, B, C. Pero estos tres niveles no son tres corredores verticales separados. Son corredores interconectados que deriva en el diseño de sistemas productivos y de innovación apoyados en una agenda transversal. Esto significa tener un sistema de incentivos para A, B, C.

De esta manera se configura un sistema productivo y de innovación en proceso de cambio y en interacción permanente, porque la combinación de agenda transversal con agenda vertical produce cambio continuo y crecimiento más acelerado pues genera un proceso virtuoso de relaciones y de transformaciones permanentes, interrelacionadas y sostenidas

La agenda vertical permite y obliga a una verdadera articulación institucional y a la mejor identificación y corrección de fallas de los actores. Cabe decir que también puede haber fallas A, B, C.  Con una agenda exclusivamente transversal la coordinación institucional aparentemente es más fácil, pero al tener todos los sectores condiciones iguales, se desnaturaliza la posibilidad de la coordinación. Colombia es el mejor ejemplo. 

Con un enfoque preminentemente transversal hay poco que coordinar, “porque todos somos iguales”  “porque todos tenemos derecho a un mejoramiento igual”, pero en la realidad no todos son iguales, entonces cada quien busca su beneficio (incentivo, obra de infraestructura, mejor tratamiento tributario, lobby individual, estar en el régimen de zona franca, etc etc) y de esa manera la coordinación no fluye y al no fluir la coordinación no hay inspiración para el cambio estructural y para la productividad, y así se mengua el esfuerzo por construir instituciones y fomentar la coordinación.

Un enfoque de PDP con agenda vertical ayudará a la agenda productiva y de innovación de las regiones, y estas podrán encontrar en la agenda vertical nacional opciones adicionales de desarrollo para la competitividad y para la productividad. Una PDP con agenda vertical complementa la agenda vertical de las regiones. Pero la selección de sectores de las regiones no resuelve ni sustituye la agenda vertical nacional. El trabajo de Hausmman será un importante insumo pero no es el ejercicio que resolverá el núcleo de la política de desarrollo productivo: el dilema sectorial. Ese ejercicio ayudará a definir los sectores A, B, C, pero se requerirá un plus adicional más profundo.

Hay un problema en la discusión. Se habla de los problemas y riesgos que tienen las agendas verticales, pero no de los problemas y riesgos de un enfoque de política per se de enfoque transversal. Lo refleja un artículo reciente de Fedesarrollo (Meléndez, Eslava, Perry, 2014), pero también la opinión de otros analistas que creen que el mercado decide, lo cual a veces es así pero otras no. Los textos de Mariana Mazzucato, economista de la innovación de Sussex, son muy buenos y van más adelante que la discusión en Colombia. Estoy matriculado en esa concepción de la nueva economía de la innovación en las políticas nacionales como en las de carácter regional y del conocimiento: Educación + CyT Innovación + hábitats de innovación + cambio estructural = productividad y desarrollo.


Colombia necesita dar un salto de autonomía cultural, intelectual, empresarial e institucional en sus políticas de Estado para salir de la inercia en que ha caído el modelo de desarrollo por debilidades en su concepción y por distorsiones de todo tipo generadas por la guerra. Una política de desarrollo productivo y de innovación es una política para el posconflicto pero sobre todo para desarrollar un país acostumbrado y encapsulado en la inercia del crecimiento medio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario