COLOMBIA
2025 ¿CAMINO AL
DESARROLLO?
DESARROLLO?
“Los países que presentan un
crecimiento basado en el conocimiento tienen gobiernos que desarrollan misiones
estratégicas, que juegan un papel activo dirigiendo las inversiones públicas
hacia ciertas áreas emergentes, y que cambian el paisaje tecnológico y los mercados
en el proceso”.
The Entrepreneurial STATE.
Mariana Mazzucato – Public Affairs – 2015
Son demasiados los intentos tibios de Colombia por disponer de una política de desarrollo productivo y de innovación para una economía expuesta desde hace 25 años a la competencia global. El texto en discusión del Conpes para las políticas de desarrollo productivo y de ciencia y tecnología, es otro más de esos intentos que se podrían convertir en un nuevo fracaso, si la versión final no es otra.
Errores
Uno, la propuesta no corrige
el equivocado enfoque de tener por un lado la política comercial y por otro la
política de desarrollo productivo. Lo correcto es que la política comercial
debe ser un instrumento de aquella política y no al revés.
Lo dicta la teoría, las buenas políticas, la evidencia de las economías
avanzadas y emergentes, los premio nobel, y el sentido común: “defino mi visión, me preparo, y luego voy por el mundo”.
Colombia abrazó los TLC y
despreció el fortalecimiento del sistema de producción y de innovación. Hoy tiene una inflación por cuenta de
costosas importaciones originadas en la desindustrialización; informalidad que
desconfigura el orden social, económico, legal y urbano; se inoculó a conciencia la enfermedad holandesa, y por cuenta de ella tiene un inmenso déficit en
cuenta corriente y en todas las cuentas de una economía emergente inteligente,
emprendedora e innovadora. La culpa, un equivocado desorden teórico y en el orden
de los factores en las políticas.
Dos, un error de
fundamentación. Incapacidad de definir integralmente una política de desarrollo
productivo que tenga una sólida agenda transversal como respaldo de una
contundente agenda vertical que apoye el desarrollo de sectores estratégicos
que lideren la transformación de la economía, la generación de equidad y la
inserción internacional de Colombia con sectores de alto valor agregado.
La propuesta del Gobierno se
centra en una potente agenda transversal y en una débil agenda vertical porque
el nivel nacional no define una estructura sectorial que mejore la
competitividad y eleve la productividad. Se deja la selección de las apuestas
estratégicas a las regiones, como si el Estado nacional no existiera. La todopoderosa
nación llegará a poner orden si hay dispersión o convergencia en la especialización
de las regiones. Este modelo no existe ni en
la teoría ni en la inteligencia ni en la creatividad de quienes han construido
sendas exitosas en el último largo siglo.
De esta manera, el foco de las propuestas del gobierno para las dos políticas, centrada en corregir fallas del mercado y del estado, y mejorar la
coordinación de los actores y de las políticas, pierde piso por sustracción del
componente principal: la apuesta productiva nacional, la que determina y
complementa las apuestas regionales, y la que hace el puente con el sistema
mundial de producción y de innovación. Cuando no es así, esa
economía tiene un puente estrecho para conectar las regiones con el mundo.
Soluciones
La propuesta de la política
de ciencia, tecnología e innovación 2025, da la pauta con claridad y
argumentación. Define áreas del conocimiento, que son también sectores
productivos: energías renovables, salud y alimentos, y las tecnologías
transversales son biotecnología, materiales, nanotecnología, y TICs. Solo recomiendo
incluir dos sectores más que están relacionados con los anteriores: industrias
de defensa ligados a desarrollar también usos civiles, y las industrias de
movilidad sostenibles combinando el desarrollo de tecnologías blandas con tecnologías
duras, para producir material de transporte avanzado que
sustituya o fortalezca el declinante sectores automotriz nacional, que no está
lejano de darnos la noticia de que Renault y Chevrolet también levantarán la
carpa como lo hizo la Mazda.
Si esos sectores y áreas se
convierten en apuestas estratégicas de la política productiva, Colombia dará un
salto al futuro, porque son el espacio perfecto para lograr la integración
entre producción e innovación, entre sectores productivos estratégicos y áreas
tecnológicas estratégicas, entre acción nacional con acción regional, y la
integración de Colombia y de sus regiones al sistema mundial de producción y de
innovación. Son el espacio para disponer de un estado emprendedor y de una
economía de la innovación.
Si es así, Medellín
potenciará aún más sus clusters avanzados, Bogotá Cundinamarca tendrán como
hacer alianza con la nación y multiplicar sus capacidades y potencialidades
para hacer realidad las áreas y sectores de su Ejercicio de Especialización
Inteligente 2025 que le apuesta a industrias BIO, Industrias Creativas, Desarrollar una Región Sostenible, y a Servicios del Conocimiento; emergerán nuevos territorios, como la Sabana Centro
y su iniciativa de Región de Innovación RINN que apunta a Industrias BIO y a Manufacturas
Avanzadas; y otros tantos ámbitos en construcción en distintas regiones de
Colombia, como el Biopolo del Pacífico en el Valle del Cauca, el de salud en el
área metropolitana de Bucaramanga, y el Anillo de la Innovación en Bogotá.
Adicionalmente, con una reforma tributaria estructural en camino, el tema de los incentivos, su desmonte, y el rediseño de estos, debe ser coherente y en relación a la política de desarrollo productivo, sobre todo con el componente de sectores estratégicos del orden nacional que sacarán a Colombia del hueco de la dependencia de los commodities minero energéticos. Si no es así, esa reforma nacerá con un vacío estructural enorme y en poco tiempo ya no servirá.
Estas tres políticas son claves para apuntalar el posconflicto, porque son las
que permitirán generar un desarrollo de calidad y de oportunidades de largo plazo.
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