ECONOMÍA DE COLOMBIA, MUCHO CARBONO POCA INNOVACIÓN
En los últimos 25 años se
vendieron la mayoría de activos productivos del Estado, y nunca conoció la
ciudadanía en qué se invirtieron esos recursos, que entraron por una sola vez,
y por tanto se supone que se invertirían en educación, ciencia y tecnología,
cultura, desarrollo de nuevos sectores productivos estratégicos,
reindustrialización de la economía, infraestructura, salud, entre otros. Pero no ocurrió así, y esa plata de tod@s los
colombian@s se fue al túnel sin fondo del presupuesto nacional, para distribuir
migajas de corto plazo en todos los sectores, y hacer crecer el clientelismo y
la corrupción.
Las razones que se
imprimieron para privatizar hasta la vida, fueron varias, principalmente dos:
una, problemas de ineficiencia, burocratización y corrupción (en unos casos sí
en otros no); y dos, que el Estado debería ser regulador y por tanto toda acción
productiva debería estar en manos de privados porque las fallas estaban en
aquel y no en el mercado, postulado falso, porque las fallas están en los dos,
en consecuencia, un Estado regulador no es sinónimo de Estado débil al servicio
del abuso o privilegio de los privados.
El esquema fracasó, hoy
Colombia versus economías comparables, es de las peores en PRODUCTIVIDAD, por lo tanto en competitividad, innovación, emprendimiento, equidad, salud, educación e
infraestructura. Las arcas del Estado están secas: elevado déficit de la cuenta
corriente de la balanza de pagos, déficit fiscal en aumento, devaluación
persistente, déficit comercial del sector industrial inconmensurable y en
crecimiento, caída de las importaciones de bienes de capital para la industria, en consecuencia, se perfeccionó un proceso de desindustrialización
y se depositó en los sectores de commodities el crecimiento de largo plazo,
algo que no está en la teoría ni en la evidencia de las economías exitosas de
los últimos 100 años, porque no hay ciclos de crecimiento alto y de largo plazo
con base en bienes primarios y minería de enclave, si no se desarrolla a la par
el sector industrial y de alimentos. Colombia le apostó al corto plazo y se
olvidó que el crecimiento alto y el desarrollo, se logran con modelo y objetivos
de largo alcance.
El
despojo de Isagen
Era de los últimos activos
que le quedaban al estado colombiano. Lo demás, se acabó. Una empresa muy bien
manejada y proyectada, no se vendió por mala sino por buena, lo cual constituye
el núcleo del despropósito del gobierno nacional, y una contradicción en la
lucha contra el calentamiento global y la reestructuración de la economía
colombiana según los cambios productivos y tecnológicos que están aconteciendo
en el mundo, porque el sector energético es estratégico no solo para garantizar
abastecimiento permanente, eficiente y barato, sino porque es un sector clave
en el desarrollo tecnológico, industrial y de las políticas de transformación
productiva pues permite desarrollar bienes de capital,
intermedios y servicios. Por lo tanto, empresas estatales líderes, se convierten
en empresas ancla de las cadenas o clusters productores de bienes y servicios
de energía, en consecuencia, son empresas impulsoras del salto de unas
tecnologías a otras, de unos sectores a otros, como ocurre ahora con las
energías de cero carbono. Isagen era la empresa llamada a lidera el salto
energético, tecnológico e industrial del sector en la era del cambio climático.
Malos
negocios
Vender Isagen fue como
vender la casa para comprar un carro y en gastos varios el resto del dinero. La
familia se quedó sin respaldo para apalancar inversiones futuras. Así quedó
Colombia, sin activos. Por qué este ejemplo.
Uno, Isagen se vendió por
escasos 6.4 billones de pesos, lo cual solo equivale a los ingresos de tres
años. Los beneficios del Estado por su porte al fondo de inversiones en infraestructura,
no producirá réditos iguales.
Dos, en tiempos de
calentamiento global, la energía, el agua y el medio ambiente, son más
importantes para la vida y el desarrollo futuro, que unos kilómetros de
asfalto. Isagen produce un servicio de primera necesidad, tiene 24.000
hectáreas de reforestación con sus consiguientes reservas de agua, y 25 años de
acumulación de conocimiento y de capacidades tecnológicas.
Por las autopistas que se deben
hacer, va el desarrollo, pero no son el desarrollo. Si así fuera, todo el mundo
haría autopistas y nada más, porque lo demás vendría por obra y gracia del
espíritu santo. Si la economía colombiana no entra en un proceso de
reindustrialización para exportar más bienes de alto valor agregado, la tasa de
retorno a la economía por la inversión en las autopistas, será escaso, y con el
tiempo será negativo, porque no habrá recursos para nuevos desarrollos.
Tres, las grandes empresas
de energía, entre ellas las grandes petroleras, como la canadiense TOTAL, están
invirtiendo en energías alternativas porque está en marcha la economía de cero
carbono. De esa manera, Isagen pudo haber sido la empresa colombiana que
liderara, en alianza con EPM y la EEB, esa transición de las energías
convencionales a nuevas energías, tanto para impulsar un nuevo sector
productivo como en investigación. Ecopetrol
tenía los biocombustibles y las energías alternativas en su portafolio de
desarrollos. No cumplió, en los Llanos Orientales hay un Reficar II, que va
costando el doble y lleva tres años de retraso, por eso también está en barrena,
no solo por la caída de los precios del petróleo.
Así como las empresas
industriales que producen tecnología para los sectores de energía tradicional
(hidráulica y térmica), ahora también están produciendo tecnología para el
desarrollo de energías alternativas, caso de Siemens, General Electric, para
poner solo dos ejemplos.
Cuatro, el sector de
energía, en sus vertientes de hidráulica y de energías alternativas, debe ser
un sector estratégico de la nueva política de desarrollo productivo y de
ciencia y tecnología de Colombia. Todos los países desarrollados y todas las
economías emergentes exitosas, consideran el sector de energía como actividad
estratégica no solo para prestar un servicio a la sociedad y a la economía,
sino como un sector con diversas actividades que impulsan el desarrollo
industrial, la calidad y pertinencia de la educación, de la ciencia y tecnología,
y nuevos emprendimientos. La energía es desarrollo y vida. Es conocimiento e
investigación. Es innovación y emprendimiento.
Quinto, así las cosas,
Isagen, Reficar, Ecopetrol, EPM, EEB,… debieron ser los cinco pilares de un
programa estratégico de largo plazo para desarrollar un complejo industrial y
de innovación en nuevas energías, que girara en torno a la innovación y el
emprendimiento. Pero, la incapacidad de la tecnocracia pública, y de los sectores
productivos y de investigación para pensar una política de desarrollo productivo
que conduzca al surgimiento de nuevos sectores estratégicos, es absoluta.
Brasil,
un ejemplo a pesar del Lava Jato de Petrobrás
Hace pocas semanas la
presidenta Dilma reunió un consejo de ministros conformado por las carteras de
energía, ciencia, tecnología, industria y hacienda, para mirar cómo se podría
lograr una mayor eficiencia energética. Una de sus decisiones fue que mediante
un programa de desarrollo productivo y tecnológico se bajaría el consumo de
energía en millones de neveras. Adicionalmente, el gobierno ha continuado con
el programa de energía solar mediante el cual se piensa reducir 4% anual la
oferta de energías convencionales.
También, a pesar de la
crisis, en el Parque Tecnológico de Río de Janeiro se instaló en el 2015 uno de
los 5 centros de investigación de General Electric en el mundo. La energía es
un sector clave de la política de desarrollo productivo y de ciencia y tecnología, y es un tema
de todos los parques tecnológicos y del sistema brasilero de emprendimiento y
de innovación. Dos ejemplos, los parques tecnológicos de Iguazú a partir de la gigantesca hidroeléctrica; y el de Sorocaba en el Estado de Sao Paulo, en temas ambientales, movilidad y nuevas energías.
Qué se hizo el Instituto Colombiano del Petróleo de Ecopetrol?. Era un centro de investigaciones importante. Uno de los errores de Ecopetrol fue que nunca generó capacidades tecnológica importantes para desarrollar tecnología de exploración, y nuevas energías. La política industrial y de innovación en manos de macroeconomistas ortodoxos, es como poner el zika en manos de abogados. Por eso, solo se les ocurren malas ideas, como explorar y explotar petróleo con tecnologías destructivas como el fracking, en una de las más bellas y ricas reservas naturales del mundo, como la Macarena, que gracias a la protesta en las redes sociales, el presidente Santos echó atrás, aunque ya el presidente de Ecopetrol había anunciado que con la paz Colombia se convertirá en un solo pozo de exploración petrolera. Mientras el mundo se va de la era de los commodities minero energéticos, Colombia los abraza. Mientras la guerra fría se fue del continente, Colombia la recicló y algunos pretenden perpetuarla. Así es esta esquina del mundo.
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Parque tecnológico de Rio de Janeiro especializado en energía. Fotografía de los centros de investigación. |
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Centro de Investigaciones de General Electric en parque tecnológico de Rio |
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Parque de tecnologías sostenibles de Sorocaba, Estado de Sao Paulo |
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Parque Tecnológico de Iguazú |
Colombia perdió por culpa de
una equivocada política económica y de una opaca política de competitividad y
de innovación, la oportunidad de dar un salto al futuro con base en el
desarrollo de capacidades endógenas de innovación. Isagen era el pivote de un
desarrollo de futuro. Era la llamada a liderar una revolución y un desarrollo
energético sostenible y futurista, porque era la empresa del agua, de la energía
para el cambio climático y para un mundo sostenible. Con la venta de Isagen también se
fueron las acciones de la EEB y sigue en discusión si EPM también vende las
suyas. Es decir, en vez de clusterizar el sector, lo fragmentaron y debilitaron.
El sistema energético está en crisis, y repensarlo partirá de un presente de debilidad y no de un salto cualitativo.
Poco a poco la lista de sectores en crisis, aumenta.
Ha fracasado el Estado creado en los últimos 25 años. Hoy Colombia es una economía emergente incipiente pero fallida, que vuelve a depender del narcotráfico para conservar la imagen de "país milagro" y sobrevivir a la inflexión de los commodities. Esta nación, igual que el resto de América Latina, no han sido capaces de tomar un camino cierto y definitivo. No acaban de hacer una cosa bien cuando hacen dos mal. El caso de Brasil es el más lamentable, la corrupción paró en seco el empuje que traía, y el de Colombia, por la corrupción, no se queda atrás.
Ha fracasado el Estado creado en los últimos 25 años. Hoy Colombia es una economía emergente incipiente pero fallida, que vuelve a depender del narcotráfico para conservar la imagen de "país milagro" y sobrevivir a la inflexión de los commodities. Esta nación, igual que el resto de América Latina, no han sido capaces de tomar un camino cierto y definitivo. No acaban de hacer una cosa bien cuando hacen dos mal. El caso de Brasil es el más lamentable, la corrupción paró en seco el empuje que traía, y el de Colombia, por la corrupción, no se queda atrás.
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