POR FIN COLOMBIA TENDRÁ MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN (I)
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foto: Gabriele Siegrist |
En
Colombia, la investigación científica y el desarrollo tecnológico (CyT) siempre
han deambulado de un lado a otro. Poco sirvió tener a Colciencias adscrita al
Ministerio de Educación, a Planeación Nacional, y a la Casa de Nariño. La razón
es sencilla, en la buena y correcta teoría la investigación y el desarrollo (I+D) son
determinantes en la productividad y por ende en la competitividad, por tanto,
es un componente clave en la explicación del crecimiento si la inversión en CyT
es alta, inteligente, creciente y sostenida. En consecuencia, la investigación no
podía ser un apéndice de ningún sector. Por eso desde finales del siglo pasado
algunos insistíamos en la necesidad de crear el Ministerio.
Sin
embargo, fue la misma comunidad científica, en su mayoría, la que decía que un
ministerio sería para crear burocracia, y que lo importante era la voluntad
política para que le dieran más recursos. Nunca Colciencias tuvo recursos
suficientes y sostenidos, salvo los momentos en que recibió apoyo del BID, para
que Colombia tuviera una ciencia fuerte, con una organización institucional
vigorosa y descentralizada que evitara la proliferación de pequeños sistemas
sectoriales de investigación. Es decir, siempre se ha tenido una ciencia pobre
y fraccionada. Sume al error estratégico y a la ingenuidad de los
investigadores, la deficiencia mental de los políticos, y el encantamiento de
los empresarios por la tecnología extranjera y los subsidios, y su poco
entusiasmo y esfuerzo para generar capacidades y ventajas de conocimiento
propias. Equivocados estaban los de bata
blanca, porque Colciencias también terminó al servicio del clientelismo, y por sus
magros presupuestos, afortunadamente no fue botín para la corrupción.
Ya
se tiene Ministerio ¿ahora qué?
Primero,
un buen arranque depende de la consistencia del Plan Nacional de Desarrollo
2018 – 2022, en materia de políticas, estrategias y programas para elevar la
productividad y desatar el emprendimiento. Es decir, depende de los focos
estratégicos sectoriales de la política de desarrollo productivo en el orden
nacional (no solo regional), y de las áreas tecnológicas igualmente
estratégicas de la política de CyT, para que suceda una verdadera interrelación
entre producción e investigación, y de esa manera generar condiciones para
impulsar el emprendimiento de alto impacto y disruptivo.
Se
debe corregir en la versión final del plan estos temas, porque solo con
naranjas digitales e industrias 4.0, sin decir en qué tipo de sectores y aéreas
tecnológicas van a tener mayor impacto, es un error, porque las 4.0 emergieron
para consolidar y proyectar las industrias y los servicios avanzados. En otras
palabras, se tiene que evitar que las 4.0 se conviertan en industrias de aire.
Para ello, las políticas de desarrollo productivo, de CyT, de educación y de emprendimiento,
deben reposicionar y relanzar la industria y en particular la electrónica
porque esta es la base de las 4.0. En otras palabras, el futuro es más hardware
que software.
Segundo,
se debe fortalecer la investigación básica en todos los campos para que pueda
existir buena innovación en todos ellos. Sin embargo, la investigación básica
en ciencias sociales es clave por varias razones, aunque las principales son
dos:
una,
dar un revolcón a la formación y a la investigación en economía para pasar de
las teorías del crecimiento a las teorías del desarrollo. Hay un sesgo
perverso, mediante el cual, la economía de la innovación está relegada a
cualquier rincón, cuando es el fundamento de las acciones para explicar y
elevar la productividad. Este problema es mayor en las universidades privadas,
aunque en las públicas de alto nivel, con una visión más amplia, esa mayor
riqueza intelectual desaparece cuando los egresados entran al mundo laboral. La
baja productividad y las fallas estructurales en las políticas, es consecuencia
de deficiencias en el aprendizaje para la construcción de teorías del
desarrollo cuyo fin sea un crecimiento alto y sostenido de la productividad con
efectos positivos en la equidad, en la sostenibilidad, en la autonomía
regional, y en la construcción de instituciones;
y
dos, en otras áreas de las ciencias sociales también se necesita de un esfuerzo
sostenido en investigación básica, para construir los marcos institucionales y
jurídicos propios, y así dar explicaciones y respuestas inéditas al desmadre
cognitivo de una sociedad corta de objetivos, y en gran parte, violenta,
inequitativa, discriminadora y corrupta. La debacle del sistema de justicia
pasa por una mala copia de escuelas de otros paises. Por eso todas las
interpretaciones caben para que los bandidos siempre ganen. Es un problema no
resuelto desde la investigación para la construcción de instituciones. El espantoso caso con el fiscal general, es
producto de estas deficiencias. En el
mundo, todo el pensamiento y el desarrollo de los países avanzados y del
planeta, emerge de la investigación básica, o si no ¿de dónde salen los premios
Nobel?
Tercero,
un fuerte impulso a la investigación básica en las ciencias y las ingenierías
para que suceda un verdadero desarrollo tecnológico. Para que sea posible, se
necesitan focos estratégicos en las políticas de desarrollo productivo y de
CyT. A partir de una correcta y potente
relación entre ciencia y tecnología, resulta una buena innovación y un mayor potencial
de emprendimientos innovadores y disruptivos. Es el ambiente donde surgen
fuertes relaciones entre universidad – empresa – estado - sociedad. Entonces, tanta agitación y proselitismo fanático
que se constata con la innovación, desconoce que esta surge de un buen
desarrollo de la ciencia, de la tecnología y de la innovación (CTI). Es la
verdadera I+D+i de la CTI.
Cuarto,
con unas potentes bases conceptuales y de política como las esbozadas, crear
los Consejos Nacionales y Regionales de Productividad y de Innovación, que
reemplace los de competitividad y de CyT. Esto significa pasar a segundo plano
la competitividad, que poco dejó en 30 años de agitación compulsiva y de innumerables
recursos invertidos. Se requiere acabar con la fallida y simplificada relación
con la investigación, pues esta se la redujo a la innovación (i minúscula) con
poca I+D. Mucha pendejada se ha escuchado con la sobreventa de la
competitividad y de la innovación, pues
se hizo daño al concepto robusto de la I+D+i, y de paso al emprendimiento de alto
impacto, a la posibilidad de crear parques tecnológicos, y ciudades del
conocimiento y de la innovación.
Quinto,
si se logra un marco más potente y correcto entre las políticas, y se fortalece
la investigación, será posible atraer plantas de producción y centros de I+D+i
de otros países. Ahora se constata es la presencia de multinacionales con
oficinas de comercialización y distribución, y cero unidades de generación de
conocimiento. Su presencia corresponde más a franquicias y ventas, que a desarrollo,
producción, investigación, innovación y emprendimiento, que contribuya a
incrementar las exportaciones de alta tecnología para abatir la dependencia de
las exportaciones minero energéticas.
Sexto,
ordenados los jugadores y sus posiciones, será posible la otra obsesión
imposible: la coordinación institucional, la cual sin objetivos grandes y
complejos, por culpa de las políticas transversales donde todos los actores y
sectores están en la misma cama, es imposible. Son los focos estratégicos los
que permiten la coordinación y la construcción de sistemas.
Séptimo,
ordenada la cabeza y la casa, se necesitan más recursos públicos y privados en
CyT, y estos resultarán si entre estado, empresas, universidades y sociedad,
existe sinergia en procesos y en políticas de largo plazo. Con políticas tan
blandas como las que tiene Colombia, es imposible el largo plazo, suscitar el
entusiasmo de los capitales para hacer y participar en las redes de una ciencia,
de una producción, de una planeación, y de una sociedad inteligente.
Entonces,
esperar buenas cosas del PND, porque bastante se ha dicho y escrito, para que
la tecnocracia hagan una buena y correcta versión final del plan de desarrollo,
para que éste país construya paz y desarrollo.
La
siguiente columna: el parque de ciencia y tecnología de Bogotá (II)
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