COLOMBIA EN LA SOCIEDAD DEL
COVID19 (III)
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Foto: Gabriele Siegrist |
Esta es mi tercera columna sobre la pandemia en Colombia.
Seguiré con el mismo formato de las anteriores: una primera parte de
reflexiones y una segunda de propuestas.
La
sociedad que viene
Nadie esperaba este virus, como nadie espera un terremoto
o un ataque nuclear entre potencias que acabe con la vida en el planeta. Este
virus es coherente con la sociedad global que vivimos y con el neoliberalismo
que acabó con cualquier posibilidad de un sano equilibrio multidimensional y
global.
El covid es una respuesta biológica que viaja por el
planeta tal como las personas viajan en la globalización. Al ser un virus
viajero estará largo tiempo hasta que una vacuna se aplique a miles de millones
de habitantes lo cual no será posible antes de 12, 15, 18 o 24 meses. Mientras
tanto, la globalización del virus continuará, pero las otras globalizaciones ya
no serán las mismas, porque la economía y la sociedad tampoco lo serán. El ser
humano se acostumbrará a convivir con el covid y su daño mortal, en un estado de
semireclusión global, porque nadie puede estar confinado tanto tiempo pues
vendría otra pandemia paralela e igualmente fatal: la depresión, la desesperación
y el hambre.
La gente vivirá con tapabocas, gafas, chaquetas, zapatos,
pantalones, y guantes de materiales que protegen, y todo lo que la innovación haga
posible para defenderse del covid y seguir trabajando y viviendo de manera
recatada. Y no será el mercado el que mande, serán en su orden: el estado
emprendedor para una sociedad sostenible y del bienestar, la ciudadanía
colaborando, la tecnología con un despliegue colosal de nuevos desarrollos e innovaciones
incluido el descubrimiento y aplicación de la vacuna, y el mercado emprendiendo
y distribuyendo.
Los grupos sociales serán entre pocos, los cafés y restaurantes
abrirán pero con mesas separadas cada dos metros, los cines también, no se diga
los centros comerciales que se transformarán quien sabe en qué. Perdurarán las
filas para entrar a los supermercados. La socialización se habrá quebrado
porque las libertades afectivas quedarán menguadas pues el virus va y viene,
aparece y desaparece, salta de un lado a otro, entonces habrá menos seguridad
de dar y recibir cariño, de abrazar y amar, por eso las relaciones virtuales se
dispararán pero también las relaciones estables serán las que más seguridad
darán. Este virus tiene el efecto psicológico de una dictadura, donde las
libertades quedan anuladas o restringidas, y el espíritu abatido y aislado pero
también surgirá una ola de esperanza porque el ser humano reaccionará y cambiará
todo.
Cuando la vacuna llegue muchas cosas mejorarán, algunas
serán parecidas pero no iguales a lo que fueron. Al mismo tiempo surgirán
nuevas necesidades porque no habrá más consumismo desenfrenado, pues de nada
sirvió tanta superficialidad y tanto vértigo por comprar, aparentar y desechar.
Miles de artículos inútiles desaparecerán. Los adelantos tecnológicos serán
asombrosos, y surgirán nuevos tipos de emprendedores, innovadores,
investigadores, pensadores, analistas y creativos. Las artes y la cultura serán
las mejor libradas, la mayoría de los grandes medios repudiados porque fueron
el instrumento de tanta banalidad, mentira, barbaridad y manipulación: los covidperiodistas.
De los partidos políticos pocos querrán hablar porque la gente los verá como la
covidpolítica.
Volverá más gente a las calles pero no tanta como antes
del virus, y también a los espacios públicos, familiares, laborales y
afectivos, aunque no tanto como antes.
Llevamos un mes desde que el covid19 nos visita, y ya pensamos distinto,
ya somos otros, porque entendemos que vendrá la reinvención, lo cual al ser
humano reta y emociona.
Veremos más pobres, más habitantes de las calles, una
clase media más austera, golpeada pero más decidida y menos proclive a ser
usada y comprada, y unos milmillonarios menos arrogantes, estúpidos y egoístas,
pero si más altruistas, humanos e inteligentes. El narcotráfico no se acabará
pero cederá por sustracción de consumidores. El covid niveló a todos, porque no
selecciona pobres o ricos, aunque en los países con mayores desigualdades las
personas de menores ingresos llevarán la peor parte.
El gran cambio vendrá en lo político, en lo económico, en
la educación, en la salud, en la justicia, en la investigación, en los bancos, en
la recreación, el turismo, y en las instituciones globales. De eso me ocuparé en
otra oportunidad.
Que
debe hacer Colombia con el gobierno que nos tocó
Corrupción. Billones
inimaginables de las arcas del estado saldrán para distintos destinos y
distintos operadores. Entonces ¿quién garantiza transparencia en la asignación
de esos recursos? ¿ quién garantiza que no habrá corrupción?. De esto nada ha
dicho el sistema de justicia ni el presidente ni los partidos ni los gremios ni
los organismos de control. Esto es definitivo porque el estado colombiano
quedará en los rines, y los recursos serán aun más escasos. El legislativo tiene
que duplicar las penas, reducir los beneficios y reestructurar la covidjusticia
y la covidpolítica.
Defender
los ingresos estables. Una
economía con una informalidad del 60% es insostenible para los recursos de
cualquier estado. Entonces, se deben proteger los empleos formales y la pensión
de los jubilados, que incluye liberar tanta pensión represada por la corrupción
entre abogados y funcionarios de los fondos de pensiones.
Los empleos formales son los ingresos más seguros para
soportar la economía, y a ellos el estado y los bancos son a quienes más deben
ayudar, como complemento a las distintas modalidades de subsidios para los que
poco o nada tienen, y el apoyo a las mipymes así como a la infraestructura
porque ella será parte de la nueva sociedad.
El estado no debe girar cheques en blanco a las empresas
más grandes y a los bancos. Los mil millonarios tuvieron utilidades por 200
billones en 4 años. Es hora de devolverle a la sociedad una parte grande que
ella les dio, y la gente con salarios superiores a 20 millones deberán renunciar
a una parte del mismo, sobretodo aquellos que ganan mucho más, porque según el
tiempo que dure la pandemia, también será imposible que las empresas y bancos
puedan sostener la nómina sin producir o produciendo poco, o recibiendo menos
circulante y menos ahorro. La ayuda no solo debe venir del estado, si no que
los empresarios también deben hacer el esfuerzo de pensar la economía que viene,
que no es la economía que hoy tiene las puertas cerradas o abiertas medio
tiempo.
Reinvención
empresarial. Los negocios se reinventarán para un
crecimiento sostenible y sostenido cercano a cero, y una sociedad que tendrá
otras prioridades. Imagínese que más o menos el 50% de los locales comerciales
de un centro comercial desaparecerán, pero aumentarán los andenes llenos de
vendedores ambulantes que apenas sobrevivirán. Cuando la pandemia empiece a
pasar, la vieja economía será un outlet con el 70, 80 o 90% de rebaja
respecto a los precios anteriores a la pandemia. Infinidad de marcas
desaparecerán, y poco a poco surgirán nuevas de un nuevo tipo de productos para
nuevas necesidades y nuevos modos de vida y trabajo. Si la vieja economía se
subasta, una nueva economía se crea. Así las cosas, los centros de estudio y de
investigaciones de la covideconomia neoliberal deberán mudar o
desaparecer.
Dos
políticas para la reinvención de la economía. Si
la vieja economía desaparece las políticas que ahora se tienen también. La
política macroeconómica de los covidneoliberales con sus sucesivos
fracasos tributarios porque nunca ampararon la productividad y por tanto el
desarrollo productivo, la ciencia, la tecnología y la equidad.
Una de las lecciones que está dejando el paso del virus,
es la fatalidad de depender de fuentes externas de conocimiento y tecnología.
Colombia no produce nada importante de lo que hoy necesita el sistema de salud,
por eso el sistema también es débil, tanto que ni muestras masivas puede tomar.
Este es un problema de las políticas de desarrollo productivo y de investigación.
Los gremios que tanto levantan la voz, ni una palabra sobre esto. Y las
academias de ciencias y medicina que tanto se indignan para hablar injustamente
mal de la ministra de ciencia, ni una línea porque poco han hecho para tener un
sistema de salud científica y tecnológicamente más autónomo y potente.
La Cienciatón que acaba de hacer el ministerio es lo
mejor que se podía hacer en un estado de emergencia nacional y planetaria. El
ministerio también hizo la evaluación del estado de los laboratorios de
biología para enfrentar al covid. La complejidad de la situación y la necesidad
de dar respuestas prontas ante necesidades apremiantes no se puede hacer
siguiendo la parquidermia de las convocatorias convencionales de investigación,
porque el covid no le da plazos a la muerte.
El atraso y la dependencia tecnológica se sentirá más con
el correr de los días cuando se necesite hacer más importaciones para el
sistema de salud y otros, puesto que pocos países quieren vender porque primero
están sus necesidades inmediatas y las siguientes. Entonces, Colombia tiene que
pensar una política de desarrollo productivo que no veo en la cabeza del
presidente y de los ministros de comercio, industria y turismo, energía, salud,
agricultura y transporte. Ni una palabra sobre la transformación de la
producción y la apuesta por la ciencia y la tecnología para una economía que se transformará y un
neoliberalismo que desaparecerá.
Es hora de trabajar en la economía y la sociedad del
covid porque este virus no se irá el 13
de abril, ni el 1 de agosto, ni el 31 de diciembre del 2020. Y también pensar y
empezar a construir la sociedad siguiente cuando el covid desaparezca dejando
su huella de destrucción y cambio.
P.D.: La gente pobre no tiene como quedarse en la casa
durante las cuarentenas porque no tiene las mínimas condiciones para hacerlo y
esto puede generar brotes de violencia inimaginables.Hay familias o personas
que viven en un cuarto sin la luz del día ni servicios. Un millón de personas
tenían los servicios cortados antes del covid.
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