LA PRIMERA LINEA CONTRA EL COVID19 (V)
Una mirada desde la economía de la innovación para América Latina y Colombia en particular
Foto: Gabriele Siegrist |
El virus continúa creciendo, mutando, desorientando,
contagiando y matando, mientras los científicos trabajan para descubrir la
vacuna y estudiar los medicamentos que sanen a los contagiados.
Cualquier escenario sobre el futuro de la economía y de
la sociedad, debe considerar un momento de inflexión, otro de transición y uno
de reinvención. Por eso hay que pensar más en la sociedad que viene, y no tanto
en mantener la economía y la sociedad de ayer, porque la gente cada día que
pasa en confinamiento, con restricciones e incertidumbre, no quiere volver a la
película que ya vió.
Países con menor desarrollo industrial y tecnológico, como
Colombia - que en los últimos 30 años no construyó un sistema industrial para desarrollarse
como nación -, científicos, ingenieros, médicos y empresarios están diseñando equipos,
dispositivos, bioseguridad, e investigando para aportar en el descubrimiento de
la vacuna.
Luego del Cienciatón que produjo tan buenos resultados, el
MinCiencias ahora financiará la adecuación de laboratorios para hacer un mayor
número de pruebas que permitan modelar escenarios menos inciertos sobre el
comportamiento del virus, y de esa manera tener una perspectiva más cierta de
lo que puede venir y se debe hacer.
Pocos países avanzados tienen excedentes de equipos y
dispositivos para vender, pues las victorias tempranas ahora tienen la amenaza
de rebrote del covid, y donde mas daño está haciendo más se demorarán en
controlarlo y por tanto más necesidades tendrán para proteger a sus millones de
habitantes.
La ortodoxia neoliberal de los organismos multilaterales
y de las tecnocracias que hacen la política económica, los gremios de la
producción, y un gobierno presionado, piensan que el estado debe hacer el mayor
esfuerzo - cuando los trillones de acumulación están en el sector privado para
equilibrar la carga - , sin embargo, aun les falta explicar hasta cuando las medidas
son macroeconómicamente sostenibles, que harán si la pandemia dura 18 meses o
más, cuál su impacto y cuáles cambios vendrán para el sistema productivo y la
sociedad, y de que tamaño son las economías de escala y el tiempo para que el país
se pueda autoabastecer de muchas necesidades del sistema de salud. Se trata de
llevar los análisis más allá de pronosticar un desempleo alto, decrecimiento profundo,
aumento de la pobreza y de la informalidad, indicadores que asustan pero nada dicen
si no se tienen políticas adecuadas para entender y responder a una
contingencia abrumadora y desconcertante.
Países como Colombia, con déficit tecnológico y productivo,
no puede obsesionarse con el salvamento económico sin tener una visión de la economía
que viene para intervenir la economía que queda. Por tanto, llevar nuevamente
la gente a las calles para ver si algún milagro económico ocurre, es arriesgado
si el sistema de salud no está más preparado para contener el virus.
La
primera línea
Los países desarrollados tienen sistemas productivos
avanzados, conocimiento y recursos monetarios. Colombia y los demás países latinoamericanos
muestran rezagos en los tres frentes. Brasil, en los últimos cinco años
destruyó el proyecto productivo y científico tecnológico que había construido
en los quince años anteriores. La dependencia tecnológica de América Latina
ahora le pasa factura por su condición de patio trasero de una superpotencia de
la cual ni un tapaboca se ha recibido.
Colombia produce pocas cosas para el sistema de salud. Entonces,
con afán está desarrollando capacidades tecnológicas y productivas, lo cual
está bien, no hay otro camino, porque si no es rendirse a la pandemia. Sin embargo, los ministerios de salud y de
comercio e industria le apuestan más a la importación de equipos y
dispositivos, antes que acelerar los desarrollos que están surgiendo desde las
universidades, con apoyo de importantes empresas, y del MinCiencias, el cual
adelanta una gran tarea liderada por la ministra, que afortunadamente es una
científica que entiende el problema para impulsar acciones que ayuden a la
contención.
El presidente está en mora de impulsar una estrategia de
desarrollo productivo y de innovación en torno a este coronavirus. Lo que se
haga ahora será la base de una nueva industrialización porque Colombia no puede
volver a una irracional dependencia tecnológica en la cual nos ahogó el
neoliberalismo en los últimos treinta años.
La coordinación es posible entre partes que piensen en la
misma línea, porque si un ministro le apuesta a los desarrollos nacionales y
otro a las importaciones, genera un conflicto con el cual pierde la salud, la
economía, el gobierno y la ciudadanía, pero gana el virus. La gente, antes que
seguir escuchando del tal aplanamiento de la curva, desea acciones que muestren
la capacidad del país para superar el coronavirus, porque la cuarentena protege
y salva vidas pero nada más.
Escuché en RCN Radio al presidente de alguna asociación
de universidades diciendo que los centros de investigación han dado magnífica respuesta
a necesidades del sistema de salud, lo cual es cierto, pero que de ahí en
adelante el problema no es de ellas.
Este enfoque es errado y tiene un rezago de medio siglo.
Así no lo hacen las universidades de los países desarrollados y de los
emergentes más innovadores. Allá hay una sincronía normativa y de acción para
que la universidad, las empresas y el estado estimulen la investigación
universitaria y de las empresas y establezcan relaciones permanentes entre las
dos partes, con apoyo de un estado emprendedor que actúa para que la innovación
fluya, generando un círculo virtuoso de investigación, innovación y producción.
Billones está destinando el gobierno para asistir a los
más vulnerables, y billones están en camino desde los dineros públicos a los
empresarios por la vía de los bancos, que se aumentaron los dividendos a repartir
antes que trasladar recursos urgentes a la economía.
Menos difícil de implementar el paquete social porque el
económico tiene que ponderar una cantidad de variables pues no hay plata para
todas las mipymes, y dado que un alto porcentaje, sobre todo de microempresas, van
a desaparecer por cambio en las prioridades de la gente y caída de la demanda.
Cuando pase el ciclo cuarentena – gente a la calle,
que comenzará el 27, se podrá observar las empresas que sobreviven y las que vendrán.
Reinvención en tres momentos
Destrucción
creativa. Unos negocios van a desaparecer y otros van a sobrevivir,
para estos debe haber una estrategia de restructuración pronta y masiva que
deben realizar las universidades, gremios, profesionales independientes, firmas
de servicios del conocimiento, y sector financiero que tiene la plata pero no
la suelta.
Estos negocios entrarán a la fila de beneficiados por
créditos, refinanciación y condonaciones, y el gobierno subsidiando nóminas
durante los meses de la reinvención, según tamaño de las empresas y la complejidad
de su reestructuración.
Transición. En anteriores columnas ya hablé de esto, pero resumo
diciendo que junto a la ciencia y la tecnología, en la primera línea debe estar
la agricultura, la agroindustria, y las industrias y servicios para el sistema
de salud, complementadas por las industrias 4.0, electrónica y energías
alternativas. En la segunda línea la infraestructura porque Colombia no puede
quedar desconectada y desintegrada, y la construcción, porque en las ciudades
no pueden mostrar edificios a medio hacer dando una imagen de ciudades con
ruinas modernas.
Reinvención. Lo
más importante, son los nuevos emprendimientos que emergerán, porque a los
commodities minero energéticos los eliminará el covid, considerando que la
primera ganancia que está dejando el virus, es un mejor aire y la recuperación de
ecosistemas.
A los emprendedores e innovadores del cambio no se los
puede dejar solo en manos del mercado, que ahora no sabe para donde coger. Un
estado emprendedor es el que debe impulsar la reinvención para darle rumbo y
esperanza a la nación.
Presidente, estoy en el otro andén político de su
gobierno, amigo del sí a la paz, pero vivimos y compartimos una urgencia
nacional. En esas condiciones estoy a su disposición para exponerle desde la
economía de la innovación la estrategia de la primera línea contra el covid.
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