COLOMBIA A ESPALDAS DEL COVID (VII)
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Foto: Gabrielle Siegrist |
Pensaba escribir unas propuestas sobre la reactivación de la economía. Sin embargo, la situación tan espantosa de Colombia en materia de desarreglos institucionales, me llevaron a esta columna.
Se está acabando con la paz y con líderes sociales; minimizando la corrupción, el narcotráfico, las prácticas ilegales y fascistas en el ejército; malos manejos en el ministerio de agricultura y Finagro; justicia paralizada como si la hubiera picado el avispón asiático; gabinete de ministros malos y pocos buenos; posibles relaciones del presidente Duque con narcotraficantes y también del esposo de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez; torpeza en las relaciones internacionales; y presidente, vicepresidenta y ministra del interior ofreciendo Colombia a la Virgen de Fátima y a la Virgen de Chiquinquirá, y entregando la nación a una religión cuando es un estado laico.
La paz y las instituciones. Se está desvaneciendo por la violencia que no desaparece y
más bien se reproduce a espaldas del covid, las instituciones deteriorándose por el deterioro de los tres poderes del estado, y el control de los mismos por un partido minoritario de ultraderecha que sabe ganar elecciones.
El campo. Los préstamos viciados que en
segundos el ministerio de agricultura y Finagro le dieron a mil millonarios del
campo, tanto, que algunos los han devuelto, cuando eran recursos para los
medianos y pequeños agricultores. La disculpa del tipo de Finagro, diciendo que
la información para llegar a estos empresarios era difícil de obtener, es mentira, porque
el Banco Agrario está en todo el país, y tiene información de quienes son esos
productores, porque si bien no todos los campesinos están bancarizados, la
mayoría de productores sí, por tanto, la información está disponible para
imprimirle velocidad a los prestamos, considerando que estos empresarios producen
el 70% de los alimentos de Colombia, mientras los que recibieron el 70% de los
préstamos solo producen el 30%. El bloque anticorrupción conformado por Fiscalía,
Contraloría y Procuraduría, no volvió a decir nada de este caso.
Ejército. Espantosos
los escándalos en el ejército. El artículo de la Operación Bastón y los
anteriores de los perfilamientos publicados por Semana, dejan claro que hay
varias manos negras en la institución. Unas al servicio de la ultraderecha,
otras de la corrupción, otras del narcotráfico y paramilitares, y cuando se
observa el mapa donde estos últimos han actuado, está la respuesta al
asesinato de tantos líderes, campesinos y excombatientes de las FARC. Generales
vendidos a los carteles del narcotráfico, actuaron en las zonas donde más los asesinan.
Ahí está la razón por la cual el
ejército más numeroso de América Latina, nunca está o nunca llega o nunca actúa
en esas zonas. Oficiales cómplices del delito y la maldad.
Lo bueno, del mismo ejército
salieron gran parte de las denuncias, sin embargo, hay división interna y una
falta de mando, porque como dijo el ministro de defensa, palabras más palabras
menos: “a veces las cosas en el ejército llegan de abajo hacia arriba y no de
arriba hacia abajo”.
Reapertura
de la economía. Es
inevitable y necesaria aunque complejo por tres razones:
1. El
confinamiento es insostenible por salud mental, social y económica. La gente se
tiene que arriesgar y según las posibilidades económicas y su responsabilidad
con el autocuidado, cada ciudadano saldrá más disfrazado que otro. Quienes tienen plata harán del covid un desfile de
moda, y quienes poco o nada tienen, tapabocas y nada más. Es el GINI de 0.53 y
los desequilibrios de esta sociedad.
2. La
información en torno al covid es deficiente, porque no hay bases estructurales
para que sea buena y porque hay que abrir la economía. De esa manera, quedarán personas con problemas crónicos que antes no
tenían, y otros terminarán en el cementerio, pues son importantes los
subregistros y a veces no coincide la información de los departamentos con la
del ministerio de salud. Todo el problema parte de la dependencia tecnológica del
sistema: carencia de kits de prueba rápida (Colombia no los produce, no hay
quien venda en cantidades suficientes, o los proveedores no son confiables).
La directora del Instituto Nacional de Salud
convenció a Duque y Ministros, que lo más importante son las pruebas
moleculares. Cuando la verdad es que son complementarias, como lo han
considerado todos los países del mundo. No somos los genios del covid y los
otros unos burros. Las pruebas rápidas permiten ciertos dimensionamientos para
tomar decisiones de política y de prácticas ciudadanas. Por tanto, si se basa
solo en las segundas, que por supuesto son las más importantes, el problema
está en que se están tomando a un número reducido de personas porque la
capacidad de tomar pruebas es pequeña por falta de reactivos o dado que los
laboratorios aun no tienen más capacidad ya que solo se fortalecerán en los
siguientes meses.
3. El
problema más grave, si nos atenemos que viviremos disfrazados , medio confinados, medio abiertos a
la calle, es la estrategia de Duque contra el covid. Primero fondeó al sistema
de salud y giró recursos para muchos vulnerables, sin embargo, las bases de
información del estado tienen un hueco enorme con la informalidad, así muchos quedan
por fuera de las ayudas.
Luego hizo un medio paquete económico, tacaño
con las empresas, generoso con los bancos, al que poco a poco se han sumado otras medidas,
que no llegan al 2% del PIB. Aunque ahora se anuncia que al covid le meterá 100
billones, sin decir para qué, cómo, con quién, cuándo y de dónde.
Hasta ahora medidas de corto plazo, esperando
que la apertura de la economía produzca un milagro, o si el covid de pronto se
aburre y se va, o si la Virgen trae la vacuna antes que la ciencia.
Si la decisión es convivir con el virus,
trabajar con el virus, amar con el virus, viajar con el virus, hasta conformar
la sociedad del virus, entonces, debe haber una estrategia de desarrollo que
considere seguir con el virus un año o más para reinventar la economía y la sociedad
para siempre, porque creo imposible apostarle a la misma sociedad y a la misma
economía que teníamos hace tres meses. El gran desafío no es la nómina ni la
prima de hoy, es pensar cómo será esta sociedad a partir del covid, y desde ahí
afrontar las nóminas y las primas y así estructurar una nueva estrategia de grandes
cambios a largo plazo.
No hay estrategia de desarrollo porque el
enfoque de políticas desde el cual se están tomando las decisiones en el
gobierno y en los gremios, es con la idea de que todo se debe solucionar desde
el mercado secando las finanzas del estado, que nada cambiará a pesar de tener una
economía baja en innovación, en emprendimiento, desindustrializada, con poca
ciencia y tecnología, con problemas en la calidad de la educación, alta
informalidad, pocas exportaciones, en consecuencia con baja productividad para
afrontar un desempleo del 20% o más, salarios en caída libre, informalidad
disparada, y un decrecimiento de la economía de dos dígitos. Ahí está el error.
Ortodoxia, rigidez conceptual y corto plazo versus una situación que necesita
heterodoxia, inteligencia, creatividad, reestructuración institucional, reinvención
de la economía, porque la enfermedad holandesa del neoliberalismo nos dejó sin
tecnología, sin empresas avanzadas y con pocos recursos.
La misión de empleo que anuncia Duque es una acción
liviana de corto plazo. Es igual a mandar lanchas a rescatar a los de la otra
orilla cuando el río ya casi no tiene agua. El problema de los gobiernos, de
las empresas y de la academia en Colombia, es la ausencia del largo plazo en
sus cerebros. Una especie de déficit genético. En mi próxima columna mostraré
como un país emergente hizo una estrategia a 10 años a partir del covid, y
asumió la contingencia sin tanta angustia, sin tanta amenaza, sin tanta
incertidumbre, y sin tanta desinformación, como Colombia, porque ese país tiene
más industria, más ciencia y proyecto de nación.
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