HACE CUATRO AÑOS HABÍA UN SUEÑO AHORA NO HAY
NADA
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Foto: Gabriele Siegrist
Cartagena,
Colombia, septiembre de 2016, firma del acuerdo de paz.
El
país estaba expectante por la firma del acuerdo con las FARC, aunque polarizado
entre las voluntades del SI a la paz y la maquinaria uribista de fake news por
el NO.
Por
ingenuidad, equivocaciones de Santos, aletargamiento de los partidos,
inconciencia de los jóvenes, en fin, por falta de liderazgo, de conciencia
política y ciudadana, e insolidaridad con ocho millones de víctimas y cientos
de miles de muertos, el Sí perdió por cincuenta mil miserables votos tramposos.
Lo
que se firmó en el Teatro Colón dos meses después, gracias al Nobel, ya no fue
lo mismo para la ciudadanía. De lo más valioso que se preservó fue que el
acuerdo se enmarcó en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional,
razón de la furia de Uribe, de terceros victimarios, y de seguidores vinculados
a la barbarie de tantos años.
Bogotá,
agosto 7 de 2018, paz con legalidad volver trizas la paz
Es
difícil entender que quiere decir Duque cuando habla de paz con legalidad,
puesto que no puede haber paz con ilegalidad. Es como si a un personaje
culpable de fraude procesal y de crímenes de lesa humanidad, la justicia,
llámese Corte Suprema, Fiscalía o Corte Internacional, lo absuelve, precluye o
alarga los términos para dejar prescribir sus crímenes contra la humanidad.
Por
ningún lado del acuerdo de paz se puede inferir ilegalidad, es decir, que esté
por fuera de la constitución y las leyes, y del ordenamiento jurídico
internacional. En cambio, paz con legalidad bajo el discurso uribista solo es
entendible con volver trizas la paz. Es lo que ocurre desde hace dos años, haciendo
lo mínimo para mostrar la imagen de que se está cumpliendo, engañar a
ignorantes, humillar a las víctimas, fallarle a los desmovilizados, no hacer
justicia y mentir a la comunidad internacional.
La
paz con legalidad volver trizas la paz, resulta en cientos de líderes
asesinados, de excombatientes acribillados cuando el estado se comprometió a
protegerlos, jóvenes masacrados, jóvenes agredidos en los CAI, mujeres
violadas, torturadas y desaparecidas, periodistas y analistas perfilados por
una oficina clandestina en la inteligencia militar, vándalos prefabricados para
justificar la represión contra la legitima protesta por la pérdida de derechos,
bienestar, oportunidades, seguridad, en últimas, protesta por falta de
democracia, estado, justicia y equidad.
Colombia,
septiembre de 2020, sin rumbo y desestabilizada
A
los cuatro años del acuerdo el país está en situación de desestabilización desde
el gobierno y su partido, producto de un discurso incendiario del líder preso y
de sus furiosos seguidores.
La reforma rural aplazada: el mayor
incumplimiento al acuerdo.
Se
necesitaba un plan de desarrollo rural al 2030. Sin embargo, no está en la visión
y en las acciones del gobierno Uribe III, para adelantar un proceso mediante el
cual el campo sea de empresarios y de campesinos propietarios con el propósito de
lograr un desarrollo sostenible con equidad, productividad, en paz y con bienestar.
El
covid era la oportunidad para impulsar el cambio rural, pero nada importante
hará este gobierno porque ya debería estar diseñado y puesto en marcha un plan
al 2030. La única reforma rural que está haciendo Duque es la de los baldíos
que eran para el campesino pero que ahora serán para grandes terratenientes a
través de una ley que agazapada hace tránsito en el congreso, como si ese
modelo no fuera el culpable de setenta años de tanta desgracia, porque ese
proceso de acumulación no derivó en más productividad, bienestar y felicidad, sólo
en terror, acaparamiento y atraso.
El
covid es la oportunidad del campo hacia una autosuficiencia alimentaria,
desarrollar las zonas del conflicto donde están asentados los excombatientes
esperando que el estado cumpla, pero no, retornó la muerte al campo. Insólito,
a más pandemia más masacres.
La economía, salvamento sin norte
Hay un plan de reactivación económica del gobierno bajo el supuesto de salvar empresas y empleo en una economía que equivocadamente se cree que volverá a ser igual, cuando no será así. Se debió hacer al mismo tiempo el plan de reactivación y otro de reestructuración o de reinvención para una profunda transformación productiva (cambio estructural), porque la economía mundial venía ralentizada desde antes del covid aunque ya se avanzaba y conversaba sobre un cambio del capitalismo neoliberal de mercado.
Dos agendas paralelas que significaba pensar
rápido y actuar rápido. Pero Duque se quedó con la primera y los gremios y
empresarios no le han pedido la segunda, tanto que el ministro Restrepo solo
habla de comercio y turismo, poco de industria y nada de cambio estructural,
porque ese concepto no está en su matriz de conocimientos. Es como si hubiera
un pacto solapado con importadores y franquiciadores, modelo empresarial que no
tiene efectos de derrame positivos en la economía por sus débiles
encadenamiento dado que el valor agregado – innovación constante y profunda -
se hace en las casas matrices y no en Colombia. Es el producto de los TLC.
La
rápida redinamización de Asia se debe al cambio estructural, a una capacidad
creciente de innovación y a una matriz cultural de acelerada y disciplinada
respuesta. Sus economías ya están en la senda de crecimiento positivo, y
occidente nuevamente dependerá de lo que haga China y no de lo que el
hemisferio pueda hacer, con un Trump que no sabe cómo armar conflictos para ver
si su aparato de guerra relanza su economía. Ojalá gane Biden, ojalá.
La
Corte Suprema de Justicia define el futuro de Colombia
Cuando
el país valoraba la decisión de la Corte al declararle a Uribe medida de
aseguramiento por fraude procesal, las leyes 600 y 906, con vacíos inexplicables
como sucede con todas las leyes hechas para que la impunidad triunfe, llevaron
el expediente a la Fiscalía y de ahí a una jueza de garantías para decidir el
futuro del desaforado. La Sala de Instrucción que había actuado con rigor hasta
cuando era senador, reculó y se contradijo, porque remitió a la Fiscalía el expediente
con una carta sin vergüenza del presidente de la Sala de Instrucción, diciendo
que no había mérito de nada, a pesar de que pocos días atrás la misma sala le
había decretado medida de aseguramiento. ¿Por qué cambio de la
noche a la mañana?
Una
valiente e inteligente jueza devolvió el expediente para que la Sala Plena de
la Corte decida de una vez por todas varias cosas: la ley bajo la cual debe ser
decidido el juzgamiento del detenido, y a quien corresponde continuar el
proceso, porque hay un vacío normativo que se debe zanjar pues es inaudito que
un expresidente de la república, exalcalde, exgobernador y exsenador, no sea
procesado por el superior jerárquico. Es a la Corte, por sentido común, por
coherencia procesal, por solidez institucional, la que debe definir su futuro legal por delitos penales y acusaciones por crímenes de lesa
humanidad.
Es
evidente que si Uribe no mete las patas poniendo una denuncia al senador Cepeda
recurriendo a falsos testigos, inventados por él y solo por él con el abogado
Cadena, el país no recordaría que los crímenes de lesa humanidad estaban en el
cuarto del olvido, dejando pasar el tiempo hasta que el señor se fuera de
este mundo, y sin que nada tampoco hiciera la Corte Penal Internacional porque
hasta tanto la justicia nacional tenga los casos en proceso, no interviene.
Sería
una burla y aumentaría la desestabilización
y la anarquía que se siente, que el expediente Uribe volviera a la
Fiscalía o a la Jueza para definir su libertad. Eso despertaría una mayor
indignación nacional e internacional, caso en el cual los archivos
desclasificados de la CIA seguramente se convertirán en pruebas de un caso
judicial internacional, entonces Él sería extraditado. Así mismo, la Corte
Penal Internacional le haría juicio por crímenes de lesa humanidad, ante la
ineficiencia, burla e impunidad de la justicia de Colombia.
La
justicia y la Corte no pueden poner el expediente Uribe a pasearlo hasta lograr
la preclusión en manos de un Fiscal investigado por corrupción en la misma
Fiscalía, o por vencimiento de términos, arrasando con la verdad a la que
tienen derecho las víctimas, Colombia y el mundo, porque la globalización no
sólo es económica, es en todos los órdenes, y debe erradicar problemas como el
que ocupa y desestabiliza al país y a la región. Es decir, bajo ninguna
circunstancia y por ninguna razón la justicia no se puede poner en contra de las
víctimas, de la constitución y de las instituciones. Es decir, contra el Estado
de derecho.
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