COLOMBIA VUELVE A LA CALLE
“Mientras
en New York la canciller de Colombia le mentía a la ONU, en el Festival de Cine
de Cannes, Tilda Swinton, Oscar de la Academia, le rendía homenaje a Colombia
antes del triunfo de Memoria”
Esta nota también está publicada en www.confidencialcolombia.com
Foto: Gabriele Siegrist |
Duque
viola los derechos humanos
El
informe de la CIDH muestra que el gobierno apeló a la violencia como mecanismo
de control de la protesta sin activar el diálogo y la negociación.
Todos
los delitos posibles en contra de los derechos humanos fueron ordenados por
Duque y ejecutados por la policía: asesinatos, mutilaciones, tortura, violencia
de género, desaparecidos, violencia contra periodistas, violencia contra
civiles que nada tenían que ver con la protesta, violencia contra misiones
médicas, ciberataques, traslados por protección de personas retenidas para
“protegerlos por situación de alto riesgo” cuando el alto riesgo era la misma
policía, creación de estrambóticas figuras jurídicas constitucionalmente
dudosas como la asistencia militar que no cabe en una situación de protesta
social, amenazas de la Procuraduría General para coaccionar a alcaldes y
gobernadores no alineados con la orientación del tirano menor, y uso de la
jurisdicción penal militar que tampoco cabe en la protesta social pacífica. Es
decir, fascismo desalmado, puro y duro.
Esta
compleja situación generó paralelamente un vandalismo de múltiples rostros,
bloqueos maximizados y usados como medio para neutralizar el paro cuando solo
nueve duraron un mes, más del ochenta por ciento de uno a tres días, y los
demás entre cuatro y ocho. Sin embargo, el gobierno, Uribe, Fenalco, la Andi y
los medios, dijeron que todo el país estaba bloqueado. Así neutralizó Duque la
protesta, no escuchando y negociando como lo obliga la Constitución. La
ciudadanía tiene la razón, no él, ni su gobierno ni su partido ni otros que
ejercen la política a punta de corrupción y muerte. De esta manera, los motivos
para salir el 20 de julio, son muchos.
Garantía a la protesta social. El gobierno debe responder con verdad, justicia y reparación por la violencia que ejerció y que sigue ejecutando para atacar al justo reclamó. Al mismo tiempo debe garantizar la protesta social, anulando decretos, controlando al Esmad y a los vándalos, y dejando tranquilos a los que marchan pacíficamente. Sin embargo, el susto del gobierno son los miles de ciudadanos en la calle y no los vándalos, que son sus aliados. La represión seguirá siendo el modo de actuación de Duque con el fin de que la gente se quede en casa, a pesar de que él mismo le dijo a la CIDH que más del 90% de las manifestaciones han sido pacíficas.
La paz es inamovible. Mientras estamos con la protesta en las ciudades, en el campo continúan asesinando líderes sociales, de tierras y derechos humanos,en cantidades superiores a las registradas desde antes del 2015, cuando aun no se firmaba el acuerdo de paz con las FARC.
Muchos problemas pocas soluciones. La protesta social tumbó la reforma tributaria y la de salud, y va logrando la matricula cero en universidades públicas para estudiantes de estratos 1, 2 y 3. Sin embargo, Duque se equivocó en la estrategia, demorando la nueva reforma que al final no consensuó con el Comité Nacional del Paro, ni con los jóvenes que están en la calle, ni con los partidos de la oposición. Es una reforma con tres grandes problemas:
uno, los subsidios a las micro y pequeñas empresas son un instrumento tardío y no como parte de una política de reactivación y de reestructuración productiva de mediano alcance;
dos, al no haber esta política no hay rumbo económico ni político ni social;
y tres, no hubo progresividad tributaria al no subir el impuesto de renta a los grandes capitales personales, y solo a las grandes empresas.
No obstante, la reforma tiene de bueno la matrícula cero, algunos impuestos permanentes a las grandes empresas, malo aguantar los incentivos a las grandes organizaciones cuando la economía recién estará saliendo de la UCI por allá en el 2023, e incompleta la extensión del Ingreso Solidario porque amplía la cobertura sin subir la limosna de los 160 mil pesos mensuales. Por eso y más, la protesta y el PARO siguen, puesto que las acciones de la reactivación no han generado empleo porque la economía sigue fría y sin fuerza para reinventarse y levantarse. No hay gobierno, ni gremios, ni trimillonarios para pensar y construir una nueva agenda nacional de desarrollo.
La clase política aprovechó la neutralización del paro para impulsar malas leyes. El gobierno y los partidos de la corrupción sabían que la neutralización de la protesta sería temporal, por eso a mansalva aprobaron en un abrir y cerrar de ojos la reforma a la justicia y facultades de cuarta corte de justicia para la Procuraduría. Fue una trampa a la ciudadanía que pedía congelar las reformas constitucionales en trámite para ser sometidas al debate ciudadano porque la gente quiere participar para decidir ella misma su destino.
¿A dónde va la protesta?
Uno, sin violencia destructiva pero si con inteligencia y contundencia en los reclamos y soluciones. Sin embargo, Duque, al mejor estilo de la ultraderecha, insistirá en inventar vándalos terroristas y no en permitir la movilización y la reflexión contundente y transformadora. La sala de negociaciones continúa vacía.
Dos, el Comité Nacional del Paro ya debió socializar los proyectos de ley que presentará al Congreso el 20J, pues la razón de la movilización es esa, así la convocaron hace un mes. Al momento de entregar esta columna (sábado en la noche), no se conocía ese texto. Parece que los sindicatos fueron neutralizados con el alza salarial a los trabajadores del sector público. Si ese texto no se conoce la movilización del 20J coge otro camino, pues no tendrá brújula ya que los jóvenes se plegaron al Comité. Entonces, el culpable de cualquier desbordamiento el 20J será el Comité porque dejarían sin narrativa a la movilización.
Tres, a más de ser fuerza de expresión y defensa contra el Esmad, la Primera Línea, demás jóvenes y manifestantes, necesitan incrementar la fuerza de las ideas para mostrar el camino por donde piensan llevar a Colombia, ahora que quieren conformar un nuevo partido político a partir del 20 de julio.
Cuatro, la oposición no debe continuar desunida como si estuviéramos en tiempos políticos y electorales normales. Además, mantiene prudente distancia con la protesta, pensando que esta irá a buscarlos cuando no será así, porque los jóvenes y miles de miles de ciudadanos se están empoderando de su presente y de su futuro con la idea de construir un proyecto social, económico y político distinto. Esta lucha triunfará si políticamente encuentra el rumbo que Colombia necesita, donde la oposición tiene espacio si logra entender a los jóvenes que arriesgan su vida en las calles ante la furia de la irracional represión.
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